Brasília - DF, 25/05/2016. Presidente Interino Michel Temer durante cerimônia de apresentação de Credenciais dos Embaixadores Residentes em Brasília. Foto: Beto Barata/PR
Foto: Beto Barata/PR

La verdadera condición del gobierno de Michel Temer queda cada día más expuesta. Cada hora que pasa una máscara se desliza y cae, y deja ver la realidad que los poderes fácticos vienen tergiversando: es un gobierno surgido de un artilugio ilegítimo, que desconoce la voluntad popular, y eso tiene un nombre: golpe. Y ese golpe lo dieron los poderes fácticos para imponer el ajuste brutal que por estos días padece el pueblo de Brasil, que resiste en las calles con enormes movilizaciones y tomas de edificios públicos, que son respondidas con brutal represión por parte del gobierno. Pero además es un gobierno de corruptos, y eso también se les nota, cada vez más.

De los 23 miembros del gabinete de Temer, siete están procesados o investigados, y doce recibieron donaciones de grandes corporaciones involucradas en el escándalo de corrupción de la empresa petrolera estatal Petrobrás. De hecho, el propio Temer tiene grandes problemas con la Justicia. El Supremo Tribunal Federal de Brasil analiza la posibilidad de abrir un juicio político contra el presidente provisional, a partir de una demanda que acusa a Temer de irregularidades en el desempeño de sus funciones.

También va quedando claro, además, que alcanzar la impunidad fue uno de los motivos por los cuales asaltaron el poder estos dirigentes sin votos ni legitimidad alguna. Tomaron el poder cínicamente, en nombre de la transparencia y las instituciones republicanas. Cinismo y perversión son dos características del neoliberalismo.

A doce días de asumir, el gobierno golpista mostró su peor cara, su verdadero rostro. El ministro de Planificación, y uno de los hombres más cercanos al presidente del nuevo gabinete, Romero Jucá, renunció cuando la prensa dio a conocer grabaciones de audio donde dice, con total claridad, que el gobierno de Temer quiere frenar las investigaciones sobre corrupción en la compañía petrolera estatal, Petrobrás. “Una salida política para las investigaciones”, dijo Jucá. “Para frenar la sangría”, agregó.

Jucá, al igual que el presidente provisional, pertenece al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), huyó despavorido cuando el diario Folha de Sao Paulo, que tanto contribuyó al golpe, reveló conversaciones de Jucá con el ex presidente de una compañía petrolera subsidiaria de Petrobrás, Sergio Machado.

Ambos están siendo investigados por coimas. La conversación telefónica que se reveló fue en marzo, cuando comenzó la fase final de la embestida contra la presidenta Dilma Rousseff. Asustado, Jucá dijo que la situación de los políticos investigados es “gravísima”. Y ambos interlocutores propusieron entonces que la única salida es forzar la caída de Rousseff.

“Si había alguna duda sobre lo que efectivamente ocurre, lo que se supo ayer elimina cualquier resquicio. Jucá confiesa que la idea era librarse de la presidenta y, con el respaldo de los ministros del Supremo Tribunal Federal, y el visto bueno de algunos generales y comandantes importantes de las Fuerzas Armadas, instalar a Michel Temer en la presidencia”, afirma Eric Nepomuceno en la nota publicada el martes 24 en Página 12.

“La verdad es que el anunciado gobierno de salvación nacional nació de la necesidad de salvar a un puñado de políticos de la justicia. Ocho de los 24 ministros nombrados por el vicepresidente en ejercicio están enredados con la ley. El mismo Temer es investigado. Además, el golpe institucional sirvió para regalar al PSDB lo que las urnas electorales negaron en los últimos 13 años: parcelas del poder”, agrega el autor.

“Voy a pedir una licencia de mi cargo hasta tanto la Fiscalía se manifieste sobre mi caso”, declaró Jucá tras acompañar al presidente interino Michel Temer y a otros ministros del área económica durante una reunión con el jefe del Senado, Renán Calheiros, informó el sitio de noticias Brasil 247.
“A partir de mañana estaré separado de mi cargo hasta que se defina mi situación. Si (la Justicia) dice que no he cometido ningún crimen, como mis abogados y yo mismo sostenemos, cabrá al presidente Michel Temer invitarme nuevamente para el Gobierno”, declaró Jucá, quien intentó defenderse diciendo que el audio es real, pero fue “sacado de contexto” y transmite una “idea equivocada” de lo que conversó con Machado.

El gobierno de Temer está siguiendo a pie juntilla el manual del ajuste neoliberal. Es la lógica de la rapiña y el saqueo. Se trata de robarles a los pobres para transferirles las riquezas a los más ricos, algo muy similar a lo que está sucediendo en la Argentina gobernada por Macri.

Los recortes a la inversión social (“gasto” según la jerga neoliberal) son tan feroces como el retroceso en materia de derechos. A pocos días de asumir, por ejemplo, el gobierno decidió cancelar la construcción de 11.250 viviendas contempladas por el programa social de la suspendida Dilma Rousseff denominado Mi Casa, Mi Vida. Pero no será el único programa social afectado. El Estado se achica, se retira, se pone al servicio de los que más tienen. Es débil con los fuertes y cruel con los más vulnerables.

Se terminaron los subsidios y se recortan “gastos” en salud y educación

La retórica neoliberal no se preocupa por variar, buscar matices, perfeccionar sus mentiras, simulaciones y puestas en escena. Nada de eso. Los poderes fácticos juegan con el caballo del comisario, tienen los medios hegemónicos más influyentes del mundo a su servicio. Tienen impunidad retórica, entre otras. Pueden repetir una y mil veces la misma mentira, y ser desmentidos en forma contundente un segundo después, pero no se les mueve un pelo. “Este no es un gobierno golpista”, dicen los golpistas. “Esto no es un ajuste”, dicen los ajustadores, cínicos, mientras contemplan el hambre del pueblo. Los que ganan la batalla cultural se permiten todas las crueldades imaginables.

El presidente interino de Brasil, Michel Temer, reiteró que el objetivo de su gobierno es reducir “los gastos del Estado”, “sanear la economía para retomar el crecimiento”, y “reducir el desempleo para beneficiar a la clase media y a los más pobres”.

Lo dijo junto al señor manos de tijeras, el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, que será el gurú encargado de producir ese milagro, por vez primera en la historia del neoliberalismo, si es que antes no lo logra el presidente argentino, Mauricio Macri, que para el segundo semestre de este año anunció un maná dolarizado que repartirá sus gracias para la eterna felicidad budista de toda la ciudadanía.

Temer anunció una serie de ajustes que requieren la aprobación del Congreso. Se eliminarán subsidios, se fijará una meta de gasto público anual vinculada a la tasa de inflación del año anterior, la eliminación de subsidios, y la limitación del “gasto” (según la jerga neoliberal, claro) en educación y salud.

“Estamos tomando medidas iniciales que tratan de dar una respuesta a la situación actual. Otras medidas vendrán a lo largo del tiempo”, afirmó Temer.

“Quiero refutar a quienes todo el tiempo dicen que en Brasil hubo una ruptura constitucional, porque eso no es cierto, porque yo soy producto de la Constitución”, señaló Temer.

“Estamos presentando medidas iniciales para ajustar el gasto público y permitir una recuperación en el medio plazo”, afirmó Temer en medio de las esperables loas a la iniciativa privada y las inversiones.

“Golpista”, le gritaron algunos legisladores, replicando el grito que se reitera en las calles de Brasil y el mundo, incluso en varias ciudades argentinas, que se sumaron a la movida mundial contra el golpismo.

Fuente: El Eslabón

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Un comentario

  1. […] Un nuevo caso de corrupción sacude al gobierno del presidente interino Michel Temer. Y el implicado es nada menos que el ministro de Transparencia, Fabiano Silveira: una grabación muestra las recomendaciones del funcionario para obstruir las investigaciones de corrupción en Petrobras. Antes, el ministro de Planificación había renunciado por escuchas similares. […]

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