Escharche Sfulcini

“Un espía, torturador y asesino de la dictadura camina libre por el barrio. Se llama Carlos Sfulcini”. Con ese mensaje, una ruidosa manifestación llegó este sábado hasta España 344, para escrachar ante los vecinos que en el 10° A vive el represor que fuera condenado en el juicio Guerrieri II, por los delitos de secuestro, tormentos y homicidio.

Con cánticos, redoblantes y mucho color –especialmente puesto por una nutrida columna de niños y niñas que acompañaron a sus padres de la agrupación Hijos–, el escrache a Sfulcini partió a las 18 de España y el río hacia el domicilio del represor repartiendo a su paso volantes y consignas sobre “quien es el genocida de la dictadura” que fue dejado en libertad el año pasado.

La manifestación estuvo organizada por el Espacio Juicio y Castigo, un ámbito amplio y heterogéneo formado a instancias del primer juicio a los represores de la dictadura que se realizó en Rosario en 2009, y que continúa organizando el “aguante” a los procesos de condena a los terroristas de Estado y diferentes movidas; entre otras la tradicional marcha del 24 de marzo en repudio del golpe.

Al llegar al domicilio de Sfulcini, se leyó un documento para “explicar a los vecinos y vecinas porqué lo venimos a escrachar”

“Venimos a contarle a vecinos y vecinas y a toda la ciudad quién es este personaje que operó como Personal Civil de Inteligencia integrando la patota del Batallón 121 del Ejército, órgano que regenteó cinco centros clandestinos de detención y torturas en la zona, por donde pasaron cientos de detenidos-desaparecidos, tal cual probó la Justicia Federal de Rosario”, comenzó el texto leído por tres integrantes del espacio.

“Carlos Sfulcini –continuó el documento– fue un espía al servicio del terrorismo de Estado, quien a pesar de haber disfrutado 30 años de impunidad, durante los cuales los represores se dedicaron a esconder las pruebas del genocidio, fue condenado a 20 años de prisión por el Tribunal Oral Federal N°1 (TOF1) de Rosario, el 20 de diciembre de 2013, al ser encontrado culpable del secuestro, las torturas y el homicidio del militante del Partido Comunista, Rubén Fernando Oscar Messiez”.

El texto recordó que “a fines del año pasado, la Sala III de la Cámara de Casación Penal de la Nación, confirmó su sentencia, dejando firme y sin nueva posibilidad de apelación a la condena a Sfulcini, pero sólo en el delito de privación ilegal de la libertad, por lo que en una nueva trampa jurídica que debemos soportar, ese repudiable fallo resolvió también dejarlo en libertad”.

En ese punto, desde el espacio Juicio y Castigo se señaló: “Nosotros sabemos que el secuestro de Tito Messiez se realizó en el marco de un plan sistemático destinado a detener, torturar y desaparecer a todos aquellos que representaban un obstáculo al proyecto genocida. Por eso repudiamos el intento de la Casación de aislar un hecho de otro (el secuestro del homicidio), como si estuvieran completamente desvinculados”.

“El secuestro de Messiez –prosiguió el documento–, no es el único delito por el que está acusado Sfulcini. Aunque también tenemos que decir que, producto de las dilaciones y chicanas de jueces y tribunales cómplices de la impunidad, aún pesan sobre él numerosas acusaciones por crímenes de lesa humanidad por los que todavía no ha sido juzgado”.

Las organizaciones de derechos humanos consideraron en su discurso que “no es casual que en el marco del gobierno de Mauricio Macri aparezcan estos fallos judiciales que benefician a los represores de la dictadura”. Ya añadieron: “Por eso también necesitamos manifestarnos, porque nuestra principal herramienta es la memoria, y esta nos permite ver que los grupos económicos que se beneficiaron con el plan de Martínez de Hoz durante la dictadura son los mismos que ahora vuelven –como ayer– a endeudar brutalmente al país, recortan los sueldos de los asalariados y jubilados; suben las tarifas; y abren las importaciones destruyendo la industria y el trabajo nacional”.

En el escrache, se pudo ver una amplia gama de organizaciones de derechos humanos, sociales, gremiales y políticas. Entre otros espacios, estuvieron presentes la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), Hijos, el comité por la liberación de Milagro Sala, Medh, Amsafé, Descamisados, el Movimiento Evita, Patria Grande, PCR, La Cámpora, Octubre, Iniciativa Popular, Ateneo John William Cooke, Alde, PCCE.

Además del texto preparado por el espacio Juicio y Castigo, se leyeron unas palabras enviadas por la Biblioteca Popular Vigil, en el que se recordó que “Sfulcini fue un engranaje fundamental del aniquilamiento del proyecto educativo de Vigil llevado a cabo por el terrorismo de Estado, luego de la intervención de la entidad por la dictadura”.

“Quedó a cargo del Instituto Secundario de Vigil, desplazando al profesor Rubén Naranjo, secundado por el psicólogo Raúl Pangia, quien tomó el lugar de la profesora Elba Parolín”, señalaron desde la actual comisión de Vigil. Y agregaron: “Mientras tanto, la coordinación de todos los niveles escolares, que en épocas de esplendor de la Vigil ejercía el reconocido pedagogo Mario López Dabat en su función de Director del Departamento de Educación, fue tomada por el represor Ramón Telmo Alcides Ibarra, alias Romme”.

“Ellos fueron artífices de la implantación de la cultura del miedo en nuestros espacios educativos, lo que representa un capítulo más del plan criminal de destrucción material y simbólica de la Vigil”, indicó también el texto, y remarcó: “Aspiramos a que los responsables sean juzgados y condenados de acuerdo al sistema de garantías del Estado de Derecho, justamente las mismas que arrasaron cuatro décadas atrás para instaurar un sistema económico, social y cultural del que es fruto el país injusto e inequitativo que tanto nos duele”.

Tras unas últimas palabras brindadas por compañeros del espacio donde militó Messiez, los manifestantes se desconcentraron, dedicando un último cantito al escrachado: “Che Sfulcini no te hagas el boludo, parece que nos vamos pero vamos a volver. Siempre vamos a volver, siempre vamos a volver”.

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