Frente al presidente Mauricio Macri, en el Tedeum por el 25 de Mayo, el arzobispo de Buenos Aires Mario Poli dijo que «buena parte del pueblo no puede festejar porque carece de lo necesario para una vida digna».
En el marco del aniversario número 207 de la Revolución de Mayo, el jefe de Estado, junto a su gabinete, la vicepresidenta Gabriela Michetti y el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, arribó poco antes de las 10 a la Catedral Metropolitana, donde participó del Tedeum del 25 de Mayo, a cargo del arzobispo Poli.
Poli pronunció la homilía, seguida por Macri a escasa distancia, y escuchó las duras frases del titular del Arzobispado de la ciudad de Buenos Aires: «No hay realidad social que no pueda ser cambiada para bien. Y para eso, debemos encarar cada acción». Poli agregó, ante el rostro visiblemente consternado del mandatario: «Hubo promesas incumplidas y fracasos».
El arzobispo también subrayó que «buena parte del pueblo carece de lo necesario para una vida digna», y enfatizó, usando una frase que no parece ser casual: «La solución a nuestros desafíos internos, algunos estadistas lo llaman deuda social interna, depende prioritariamente de nosotros». El cardenal primado de la Argentina, además, expresó: «Celebremos la Patria que heredamos. Dejémonos interpelar por la realidad que sufrimos. Las estadísticas veraces pueden ser muy buenas. Los porcentajes invisibilizan el dolor de las familias que soportan el desánimo».
Y en uno de los tramos más ácidos de la homilía, Poli sentenció: «La inequidad genera violencias. Nadie puede sentirse excluido de hacer algo por el otro. «Comprobamos que muchos pueden pensar que no hay motivo para hacer fiestas patrias cuando buena parte de nuestro pueblo no se siente invitado».