Yo no sé, no. Pedro me contaba que allá en el fondo del barrio vivía una piba que le decían la Turquita, porque tenía pelo largo y ojos negros. En la esquina había un baldío donde estaba una canchita que era bastante piola para nosotros cuando éramos chiquitos hasta que empezaron a edificar al lado y quedó apenas un pedacito de terreno como para jugar un partido a las cabezas. Ni de cinco entrábamos, pero nos arreglábamos.
Y Pedro pensaba, que ese pedacito de canchita quedó como una cama turca, más chiquito no podía ser. Pero igual, con unos arcos improvisados, de madera, la seguíamos manteniendo. Ojalá y no vendan ese terreno, decíamos, para seguir experimentando la gambeta o seguir jugando un picadito.
También se acuerda que cerca de la casa de la abuela vivía una piba que siempre en los carnavales se ponía la alegría al hombro. Le decían que era la hija de la Turca y siempre organizaba las murgas en el barrio de la abuela, en la cortada.
Al lado de la casa de Pedro, apenas él llegó al barrio, también a la tía de josecito le decían la Turca y ahí aprendió a comer esos manjares de comida árabe porque en realidad en ese tiempo, a cualquiera que venía de medio oriente, sea árabe o no, le decíamos turco. La calle San Luis estaba llena de turcos. A los que no eran árabes le decíamos Ruso, siempre con cariño.
La de al lado le enseñó a comer esos manjares de budines de carne casi cruda, que le parecían imposible a Pedro, y sin embargo, los llegó a comer como un manjar delicioso. Y la empanada turca, que hasta hace poco por Ovidio Lagos estaba, con estoica presencia, el vendedor tanto en verano como invierno.
A Pedro particularmente no le gustan tanto, son muy empalagosas. Muchos dicen que es el producto rosarino por excelencia, la empanada turca. Que sólo acá tiene una venta tan masiva y se consigue en vendedores callejeros.
También se acuerda de una piba que reemplazó a un turco que venía a vender bisutería al barrio. El padre no podía caminar más y lo empezó a reemplazar la piba, y la recuerda con cariño a esa gente.
Hablando de turcas y de camas turcas, pensaba quién le habrá hecho la camita el 9 de junio a los que comenzaron la resistencia comandada por el general Valle y la truncaron. Porque Pedro piensa que alguien abrió la boca y la resistencia no se pudo poner en marcha y el comunicado que tenía que llegar a todas las unidades que ya estaban medio apalabradas, no llegó. A pesar de esa cama que le hicieron comenzó la resistencia peronista casi a nivel institucional, porque ya estaba involucrado un general patriota, como lo fue Juan José Valle.
Después, en los 90, flaco favor le hace a la colectividad la cama al Turco. Por qué le dicen Turco a Menem, se preguntaba Pedro, si todos los turcos que conoció eran nobles, y éste con la voltereta ideológica que se pegó no merece llamarse así.
También se acuerda de algunos grandes y simpáticos jugadores. A lo mejor eran más chamuyeros que otra cosa, pero te alegraba verlos jugar, como el Turco García o Mohamed, que jugó hasta hace poco. Y le ponían su alegría jugando y le sacaban dramatismo al mismo fútbol.
También se acuerda de esas canchitas constantemente, y dice que capaz nos tenemos que aferrar a eso ya que estos que nos gobiernan nos arrinconaron y nos hicieron la cama, porque más de uno lo habrá votado engañado que venía un cambio superador. Eso fue un fraude electoral y no debería permitirse que se diga cualquier cosa para que lo voten y después no cumplir. Eso es hacerte la camita y no precisamente una camita turca.
Cuando piensa en la turca, Pedro se acuerda en la canchita en la que estaba arrinconado y era el útimo espacio que nos quedaba.
Habrá que fomentar esos espacios que parecen camas turcas, que por más chiquitos que sean, uno se acomoda como para seguir o inventarse una nueva resistencia. Ahora con otros métodos y contra otros tipos, que si bien no te fusilan como en el 56, hacen un genocidio social que se ve en las barriadas, en el ajuste económico, en el social, en el achique del Estado, en las transferencias de ingresos.
Ahí tenemos que ir con una resistencia, con un montón de canchitas, como si fueran camitas turcas, dice Pedro, mientras se acomoda en la cama, cambia la frazada y le pone otro cubrecama porque dice que hay que pasar el invierno y estar bien abrigados, porque las camitas estas son aguantadoras, resisten y te hacen descansar bien, y te hacen soñar con que un día de estos, pasas a la ofensiva.
En una de esas, la cancha se agranda y a las canchitas que parecen camitas, de chiquitas que son, empezamos a gambetearlas y los hacemos retroceder, dice Pedro mientras termina de acomodar una cama turca donde descansa y sueña con una victoria. Y también dice Pedro que si estos tipos destrozaron el plan Qunitas, tenemos que hacer el plan Turquita, porque hay mucha gente que está con problemas para dormir, un montón de pibes, y algunos tienen que dormir dos en una cama. Mirá si sacamos el plan Turquita, como para que cada pibe, cada tipo, duerma en la cama propia. Eso sería bueno y sabés cómo se pondría el gorilaje, el contrera, si sacamos un plan que supere al Quinita, para descansar y soñar.