Lo que queda por recorrer
Yo no sé, no. La pequeña Susi se pasó toda una semana subiendo al tapialito de su casa para ver el recorrido de una gran mariposa amarilla y negra que todas las tardes aparecía por su cuadra.
Yo no sé, no. La pequeña Susi se pasó toda una semana subiendo al tapialito de su casa para ver el recorrido de una gran mariposa amarilla y negra que todas las tardes aparecía por su cuadra.
Yo no sé, no. Por Riva, cerca del pasaje Hutchinson, quedaban dos plantas con ciruelas y una de durazno. Nosotros sabíamos que empezado el otoño –o a más tardar en invierno– al pasaje lo extenderían y esas plantas ya no estarían a
Yo no sé, no. El Monte Caballero, por Uriburu y la Vía Honda, tenía los eucaliptos más altos y antiguos de la zona. Manuel siempre quiso subir hasta la punta del más alto y nunca pudo. Apenas trepaba a una de las ramas más grandes
Yo no sé, no. Las clases comenzarían apenas arrancara marzo. Manuel quería tener una mochila que vio por Biedma casi Francia, y para eso estaba agarrando todas las changuitas posibles.
Yo no sé, no. Tempranito, tipo 6 de la mañana, de lunes a viernes un micro radial informaba sobre el mercado granario por la radio cerealista. Una mañana, en la casa de Tiguín, mientras saboreábamos un rico mate cocido en tazas de
Yo no sé, no. El pronóstico decía que en pocas horas caería un toco de agua, y todos sabíamos que si pasaba eso la manzana que estaba entre Riva, Quintana, Cafferata y San Nicolás quedaría, en pocas horas, bajo el agua.
Yo no sé, no. Era la primera vez que Pedro iba de vacaciones a Mar del Plata y todas las mañanas su mamá y su papá le habían puesto una tarea. Ya que ese año comenzaría primer grado, tenía que aprender a escribir con un lápiz del
Yo no sé, no. Apretaba el calor y nos apretaban las deudas. Antes del fin de enero, teníamos que lo que le debíamos a doña Marucha eran los arreglos en los pantaloncitos y la colocación de los números en las camisetas.
Yo no sé, no. Recién había pasado poco más que el 10 de enero y ya nos parecía que estábamos en el mes más largo de todos. Manuel, una tarde como a las seis, sentado en la sombra del gran eucalipto que estaba pegado a la cancha de
Yo no sé, no. Manuel, a la mañana del 6 fue hasta lo de Tiguín con dos cascos. Uno tenía la identificación de “Sargento”. Estaba con un par de walkie-talkies. José camufló la bici nueva con ramas que tenían gran cantidad de hojas.