Como cada año, familiares de los asesinados en diciembre de 2001 por la policía del entonces gobernador de Santa Fe Carlos Alberto Reutemann, recordaron este martes a las víctimas de la masacre. Volvieron a exigir justicia frente a los tribunales provinciales.

Todos los diciembre, cuando llega esta fecha, se hace un acto frente a la sede local del Poder Judicial de la provincia a la mañana y una marcha a la tarde, que en esta oportunidad fue citada a las 17.30 en plaza Montenegro para dirigirse luego hacia plaza San Martín.

Este martes, en un acto íntimo en el que circuló la palabra entre hermanas y madres de las víctimas, el dolor por la pérdida de sus seres queridos y por la impunidad para los responsables materiales y políticos de los crímenes, volvió a hacerse presente en rostros y voces de quienes tomaron el micrófono, montado sobre la calle Balcarce.

La Justicia local, la policía santafesina y encumbrados integrantes del gobierno de Reutemann fueron los principales destinatarios de las críticas. Aunque este año también la ligaron las autoridades municipales y provinciales del Socialismo, en quienes por algún momento los familiares depositaron la esperanza de obtener respuesta a sus reclamos, que según remarcaron en el acto, nunca llegó.

El acto fue abierto por Milton Halsouet, militante popular del barrio Ludueña formado en los grupos con los que trabajaba Claudio «Pocho» Lepratti, el referente social de las comunidades eclesiales de base asesinado durante aquella masacre mientras pedía a los policías que dejen de tirar desde el techo de una escuela en Las Flores.

El locutor del acto explicó que en esta oportunidad se había resuelto armar una mesa de navidad, de fin de año, rodeada de sillas vacías con los nombres de los que ya no están para celebrar con sus familias. “Juan Alberto Delgado, Rubén Pereyra, Ricardo Villalba, Walter Campos, Yanina García, Graciela Acosta, Claudio Lepratti, Graciela Machado y Marcelo Pacini”, repitió luego Milton, en un ritual que se reedita cada 19 de diciembre y que se remonta a los primeros actos de los organismos de derechos humanos en los que se recordaba a los desaparecidos de la última dictadura cívico militar. Ante cada nombre de los caídos en la masacre de 2001 en Rosario, la multitud respondió: “presente, ahora y siempre”.

Foto: Andrés Macera

Luego comenzó a circular la palabra entre familiares de la víctimas. Fueron todas mujeres, como las Madres de la plaza 25 de mayo, las que se animaron tomar tímidamente el micrófono. Hablaron las dos hermanas de Walter Campos, la Juan Delgado y la madre de Yanina García. Fueron breves. Exigieron justicia. Se quejaron de la impunidad en la que están sumergidos todos los casos. Y se mostraron conmovidas por la represión que se volvió a ver estos días.

Cubiertos por paraguas, o bajo el techo de las escalinatas de la mole judicial, por donde entraban y salían hombre y mujeres indiferentes al acontecimiento, nada menos que de denuncia de la injusticia, los manifestantes no se movieron de allí a pesar de una fina pero persistente lluvia que se presentó a mitad del acto.

Foto: Juane Basso.

Familiares de casos de gatillo fácil y violencia institucional, como las hermanas y madres –otra vez mujeres– de Jonatan Herrera o Gerardo Escobar, también fueron invitados a decir algo. El pastor y flamante concejal electo por Ciudad Futura, Eduardo Trasante, cuyos hijos fueron víctimas de diferentes crímenes ocurridos en el marco de la disputa de los territorios populares entre bandas narcos amparadas por la policía, fue otro de los oradores en la jornada.

Celeste Lepratti, hermana de Pocho y también concejal pero del Frente Social y Popular, fue tal vez la que ensayó el discurso más extenso y político.

Celeste repasó el largo camino de impunidad que vienen atravesando todas las víctimas del 19 y 20 de diciembre y repartió críticas a “todos los gobiernos” desde aquella fecha hasta hoy. “No sólo los nueve asesinados en Rosario, sino de las casi cuarenta víctimas de todo el país”, aclaró Lepratti.

Si bien el eje de las críticas de Lepratti apuntaron contra Carlos Reutemann y sus funcionarios del Ministerio de Seguridad, responsables políticos de la masacre, los cuestionamientos de la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Concejo también alcanzaron a las máximas autoridades del Socialismo local y provincial.

Previo a su llegada a la Casa Gris, el Socialismo había tomado el tema como uno de sus caballitos de batalla, e incluso llego a usar “El ángel de la bicicleta”, tema de León Giecco dedicado a Pocho Lepratti, como canción de campaña electoral. Este martes Lepratti le recordó a las autoridades la falta de respuestas a los familiares de las víctimas.

“A las autoridad es locales, les habíamos pedido con una nota, que no suceda como siempre, que cuando llegamos al lugar para recordar a las víctimas del 19 y 20 en el cementerio de La Piedad, algunos familiares tengan que acondicionar el sitio, que suele estar lleno de pastizales, con roturas”, contó Lepratti, y completó: pero cuando llegamos estaba todo igual que siempre, y cuando preguntamos qué había pasado con la nota que les habíamos presentados nos dicen que no entendieron el pedido”.

Celeste señaló que “no hubo acompañamiento de ningún gobierno, me gustaría que los familiares hablen de la ayuda social que reciben y lo que costó conseguirla”. Y añadió: “ayuda social que depende de la voluntad política que haya, nada que tenga que ver con indemnizaciones, con reparaciones, con vivienda, con trabajo”.

Lepratti fue muy dura cuando se refirió a la “invisibilización de la problemática de los familiares de las víctimas del 2001, especialmente de sus hijos”. “Hay que preguntarse por qué el año pasado, posterior al 19, Cesar Acosa decide terminar con su vida, uno de los hijos siete de Graciela Acosta”, remarcó la concejala.

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