Un profesor, que fue echado por afiliarse a Sadop Rosario y por haber reclamado –junto a otros docentes– que les paguen vacaciones, aguinaldo, antigüedad y horas cátedra reales trabajadas, deberá ser indemnizado.
En 2014, José Agostini fue echado del instituto TEC, que es gestionado por la Fundación Educativa del Interior. Con el patrocinio de Jorge y Lucas Elías, el docente realizó la denuncia ante la Justicia y la magistrada María Andrea Deco, a través del Juzgado Laboral Nº 10 de Rosario, le terminó dando la razón.
«En el Instituto Tec, que es un terciario, no pagaban los sueldos de enero ni febrero, como así tampoco el aguinaldo ni las vacaciones», dice el abogado laboralista Lucas Elías al ser consultado en el programa radial Poné la Pava (lunes a viernes de 7 a 10 por Gran Rosario, 88.9), y agrega: «El descontento de trabajadores impulsa una organización de los mismos, de la cual Agostini participa activamente, redactan una nota y la patronal identifica a aquellos que promovían estas demandas a fines de 2013. Dos meses más tarde, a nuestro cliente le llega un telegrama informando de su despido sin causa alguna. Nosotros, entonces, planteamos que el despido en realidad tenía una razón discriminatoria, por su participación sindical».
A diferencia de la mayoría de los casos de este tipo, el trabajador despedido no era delegado ni venía participando de actividad gremial alguna, sino que se acerca a su gremio y es despedido por eso. «Lo despiden sin causa alguna –prosigue Elías–. Luego, cuando se inicia el proceso judicial, en la contestación de la demanda argumentan que fue por una baja de la matrícula. Y también por eso es que esperaron un tiempo para echarlo y así borrar el rastro del fundamento del despido que no era otra cosa que una molestia patronal por la participación gremial del trabajador».
«Lo interesante es lo que se lee en el fallo, que además está muy bien fundado y va explicando de forma escalonada los razonamientos que conllevan a fallar de esa manera, y es que en ningún momento los demandados prueban esa baja de matrícula, es más: ni siquiera lo intentaron, evidentemente porque era falso. No hubo ninguna baja de la matrícula, que fue la razón que recién en la instancia judicial intentó oponer la demandada, y eso quedó demostrado además por las testimoniales de los compañeros de Agostini que fueron a declarar», indica el abogado laboralista, y acota: «El director del establecimiento, Julio de Hook, con quien me reuní en un par de oportunidades, se justificaba diciendo que los trabajadores sabían de antemano las condiciones laborales que su institución imponía y las aceptaban, e incluso llegó a decir que ahorraban durante el año para poder pagar los alquileres de enero y febrero porque sabían que en esos meses no se les pagaba un peso. Es una persona que demostró tener un gran desprecio por la actividad gremial y por los reclamos básicos de los trabajadores, porque lo que demandaban no era nada descabellado, no es que pedían un aire acondicionado más o una heladera en la sala de profesores, sino el pago de aguinaldo, vacaciones y los sueldos de enero y febrero».
Lo insólito es que el directivo de la institución educativa intentó pasar de victimario a víctima con una estrategia por demás de llamativa. «Después de referirse a sus trabajadores como «cabecitas negras», osó presentar una denuncia en el Inadi contra dirigentes de Sadop, y hasta contra la periodista que hizo la crónica del caso (Marcela Isaías, de La Capital) por sentirse él discriminado porque lo acusaban de discriminador, cosa que por supuesto fue absolutamente desestimada por Inadi», según detalla Elías.
La magistrada María Andrea Deco, a través del Juzgado Laboral Nº 10, falló en primera instancia en favor del trabajador. «Le reconocen una indemnización de 13 sueldos, haciendo un paralelismo con una indemnización por maternidad, algo que lamentablemente ocurre bastante seguido esto de despedir a una mujer porque queda embarazada, por el daño que produce el despido discrimatorio», señala el patrocinador, y remarca: «Es algo que sienta jurisprudencia y amplía los derechos laborales».
Sienta precedentes
«El fallo es histórico para la docencia privada argentina”, dijo Martín Lucero, secretario gremial de Sadop Rosario, y argumentó: “Al profesor Agostini lo echaron por afiliarse al sindicato y por promover la actividad gremial entre sus compañeros y compañeras. Fija un precedente muy importante, sobre todo en este momento en el que el gobierno nacional se encarga de desprestigiar a los sindicatos”.