Vecinos del barrio Mangrullo se quejaron del abandono «del que fue víctima históricamente el barrio» y realizaron una serie de reclamos al Municipio, de cara a la propuesta de urbanización de la zona.
Las demandas de los habitantes del Mangrullo, barrio ubicado en el extremo sur de Rosario, fueron recogidas y amplificadas este jueves por el concejal Eduardo Toniolli, quien participó de una asamblea de vecinos. El encuentro tuvo lugar en las instalaciones de Casa Pueblo, una institución social orientada a la prevención de adicciones enclavada en el Bajo Saladillo.
«En función del abandono del que fue víctima históricamente el Mangrullo, ya hemos adelantado nuestro acompañamiento al requerimiento de la Intendenta a Nación, para lograr su aval para la obtención de un crédito en algún banco de fomento internacional», señaló el edil justicialista, y agregó: «cuando el año pasado nos opusimos a la propuesta de endeudamiento municipal que planteó (la intendenta Mónica) Fein, por los riesgos que entrañaba para el Estado local una operación de colocación de bonos en el mercado de capitales, y porque no había ninguna garantía de que los recursos obtenidos iban a parar efectivamente a obras, propusimos esta otra vía, la que se adoptó en su momento para construir el nuevo HECA y los grandes accesos».
Luego de la reunión, Sergio Krapacher –vecino del barrio– dio cuenta del tono del encuentro: «Hay un moderado optimismo, en la medida de que hemos sido postergados durante décadas, y vemos cómo se abre una oportunidad de reparación», aunque agregó: «no queremos solamente sentarnos a esperar a ver qué pasa, llevamos varias generaciones viviendo en el Mangrullo, sabemos cuáles son las necesidades del barrio, y pretendemos participar de las decisiones y de la discusión de cómo se van a utilizar los recursos, para que no se malgasten, y para que una obra tan esperada no se haga a espaldas de la ciudadanía, sin tener en cuenta el conocimiento que nos da la experiencia de una vida transcurrida acá».
En ese marco, los vecinos relevaron distintas obras menores necesarias y complementarias del proyecto de urbanización, que van a ser reclamadas ante las autoridades municipales, junto al planteo de pronta resolución de dos problemáticas nunca resueltas en el barrio: la falta de acceso al agua potable, y la proliferación de roedores.