El referente del Servicio Paz y Justicia Adolfo Pérez Esquivel lanzó una iniciativa en la plataforma Change.org para lograr que el ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva sea postulado este año al Premio Nobel de la Paz.

El ex mandatario brasileño se encuentra detenido en la prisión de la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba, en el estado de Paraná por una causa de presunto soborno que no fue debidamente probado.

Esquivel, quien en 1980 recibió dicho galardón por su compromiso en defensa de los derechos humanos frente a las dictaduras en América Latina, espera convencer al comité noruego del Nobel que la «lucha contra la pobreza y la desigualdad» de Lula da Silva durante su mandato lo hace un fuerte merecedor del premio.

En su cuenta de Twitter, Pérez Esquivel publicó el siguiente mensaje: “Los invito a adherir a la campaña para que Lula Da Silva reciba el Premio Nobel de la Paz por su lucha contra la pobreza y la desigualdad”.

Y acto seguido compartió el enlace donde se encuentra la carta de nominación que presentará al Comité Nobel Noruego y donde el público que así lo desee adhiera a la iniciativa.

En su solicitud, el dirigente asegura que «el mundo reconoce que hubo un antes y un después en la historia del desigual Brasil» tras las dos presidencias de Lula –entre 2003 y 2010– y que su contribución a la paz «está en los hechos concretos de la vida del pueblo brasileño y es reforzada por los estudios de diversos organismos internacionales».

Asimismo, el laureado hizo un llamado a las personas a través de un video para unirse a su propuesta en redes sociales con el hashtag #NobelparaLula.

Versión en español de la carta de petición:

«Al Comité Nobel Noruego

Presidenta Berit Reiss-Andersen

Vice Presidente Henrik Syse

Miembros: Thorbjørn Jagland, Anne Enger y Asle Toje.

S / D

Reciban el fraterno saludo de Paz y Bien.

Mediante esta carta, quiero presentar ante este Comité la candidatura al Premio Nobel de la Paz de Luiz Inácio «Lula» Da Silva, Ex Presidente de la República Federal de Brasil entre los años 2003 y 2010, quien a través de su compromiso social, sindical y político, desarrolló políticas públicas para superar el hambre y la pobreza en su país, uno de los de mayor desigualdad estructural en el mundo.

Como bien ustedes saben, la Paz no es sólo la ausencia de la guerra, ni evitar la muerte de una o muchas personas, la Paz también es dotar de esperanza de futuro a los pueblos, en especial a los sectores más vulnerables víctimas de la «cultura del descarte» de la que nos habla el Papa Francisco. La Paz es incluir y proteger a quienes este sistema económico condena a la muerte y a múltiples violencias. Según el último informe de 2017 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) el hambre afecta a más de 815 millones de personas en el mundo. Se trata de un flagelo y un crimen que sufren pueblos sometidos a la pobreza y marginalidad, a los que se les roba la vida y la esperanza por generaciones. Por esta razón, si un gobierno nacional se convierte en un ejemplo mundial de lucha contra la pobreza y la desigualdad, contra la violencia estructural que nos aqueja como humanidad, merece un reconocimiento por su aporte a la Paz en la humanidad.

«Lula» Da Silva tuvo como uno de sus ejes fundamentales de gobierno comprometerse junto a los pobres a implementar políticas públicas para superar el hambre y la pobreza. En enero de 2003, en su discurso de asunción de la Presidencia de la República dijo: «Vamos a crear las condiciones que todas las personas en nuestro país puedan comer decentemente tres veces al día, todos los días, sin necesidad de donaciones de nadie. Brasil ya no puede continuar conviviendo con tanta desigualdad. Necesitamos vencer al hambre, la miseria y la exclusión social. Nuestra guerra no es para matar a nadie: es para salvar vidas». Y en efecto, los programas «Hambre Cero» y «Bolsa Familia» sacaron de la pobreza extrema a más de 30 millones de personas, convirtiendo a Brasil en un modelo exitoso mundialmente reconocido por organismos internacionales como la FAO, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Banco Mundial.

  • El porcentaje de personas que vivían con menos de US$ 3,10 por día cayó del 11% en 2003 a cerca del 4% en 2012, de acuerdo a datos del Banco Mundial.
  • Hubo una reducción de la tasa de desempleo cercana al 50% de acuerdo con el Instituto Brasileiro de Geografia y Estatística. Y una creación de 15 millones de nuevos puestos de trabajo de acuerdo a datos del Ministerio de Trabalho e Emprego.
  • Según el Instituto de Pesquisa Econômica Aplicada (IPEA), el coeficiente del Gini brasilero era de 0,583 en 2003, y en 2014 era de 0,518, lo que señala que las políticas sociales que llevaba el Partido dos Trabalhadores (PT) dejó un Brasil con menos desigualdad social, en promedio la desigualdad cayó 0,9% por año en el intervalo de tiempo 2003-2016.
  • La implementación de programas de educación y salud pública elevaron el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de Brasil elaborado por el PNUD que en 2010 llegó a US$ 10.607 dólares anuales de ingreso promedio, a una expectativa de vida de 72,9 años, a una escolaridad de 7,2 años de estudio, y a una expectativa de vida escolar de 13,8 años.

El gobierno de «Lula» fue una construcción democrática y participativa con medios no-violentos que elevó el nivel de vida de la población y dió esperanzas a los sectores más necesitados. El mundo reconoce que hubo un antes y un después en la historia del desigual Brasil luego de las dos presidencias de Luiz Inácio Da Silva. La contribución de «Lula» a la Paz está en los hechos concretos de la vida del pueblo brasileño, y reforzada por los estudios de diversos organismos internacionales.

Estos resultados de los programas de gobierno del PT en Brasil para superar la pobreza y el hambre, no fueron a una política de Estado continuada por otros partidos de gobierno sino una política de gobierno específica que Brasil está abandonando gradualmente. Así lo demuestra el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que anunció que en el año 2017 Brasil tuvo más de 3 millones de nuevos pobres por las políticas del actual gobierno.

Por estos motivos, con el mismo sentido de esperanza que transmitió Martin Luther King cuando dijo «si el mundo terminara mañana, yo igual voy a plantar mi manzano», somos muchos los que creemos que el Premio Nobel de la Paz para «Lula» Da Silva ayudará a fortalecer la esperanza de poder seguir construyendo un nuevo amanecer para dignificar el árbol de la vida».

Adolfo Pérez Esquivel

Premio Nobel de la Paz 1980

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