Facebook les robó datos a 87 millones de usuarios y se los vendió a políticos de derecha. Su fundador debió dar explicaciones, primero frente al Capitolio, después al Europarlamento. En ambos casos quedó claro que las empresas están por encima de las leyes para saquear con impunidad.

La mayoría de los diarios europeos titularon haciendo eje en que el fundador y presidente de Facebook, Mark Zuckerberg, “no logró convencer” a los legisladores europeos con sus disculpas, excusas y promesas. Algunos medios señalaron que “falló” en su intento, o destacaron que “fue criticado por los legisladores por su falta de respuestas”. Otros llegaron a calificar su presentación como “una broma”. El diario británico The Sun, en cambio, fue más allá, y tituló: “Líder Supremo: El Jefe de Facebook Mark Zuckerberg cree que está por encima de la ley, y tiene razón”.

Fue el segundo acto de la puesta en escena de una obra que podría titularse “Los ricos zafan fácil” o “Cómo las corporaciones tienen más poder que los Estados”. No es un tema menor: ilustra la correlación de fuerzas con relación al ciberespacio, uno de los principales campos de batalla para la lucha política, la batalla cultural, el lavado de cerebro, las campañas electorales, los estudios de mercado, entre otras operaciones que modelan nuestras subjetividades.

El primer acto tuvo lugar en abril, en Washington, cuando Zuckerberg fue a explicarles a los legisladores estadounidenses cómo a través de engaños, orquestados por la firma Cambridge Analytica (que debió cerrar tras el escándalo), se robaron datos personales de 87 millones de usuarios de Facebook, que luego fueron vendidos a políticos de derecha y ultraderecha.

Esta semana le tocó el turno al Europarlamento, pero el discurso de Zuckerberg fue igualmente cínico y propio de quien se siente por encima de las leyes y las regulaciones de los Estados: simplemente pidió disculpas, admitió errores de parte de la empresa y prometió mejoras en la seguridad.

Zuckerberg admitió que su empresa no hizo lo “suficiente para impedir la utilización de nuestros útiles con fines nocivos: falsas informaciones, terrorismo”.

“Hemos tomado conciencia de nuestras responsabilidades. Ha sido error. Lo siento y pido disculpas”, dijo el presidente de Facebook, reiterando, una vez más, el argumento que esgrimen los poderosos ante la Justicia: me equivoqué, no lo hago más. Y se van, impunes, para seguir haciendo lo mismo.

A la hora de las promesas, Zuckerberg se comprometió a “corregir” la cuestión de la seguridad para preservar los datos personales de los usuarios.

Y luego de pasar por el pedido de disculpas y las promesas, la puesta en escena incluyó la parte más melodramática e inverosímil: “La seguridad de los seres humanos pasará siempre antes de la maximización de nuestros beneficios”, dijo. Seguramente los medios que titularon con el término “broma” se refieren a esta parte de su exposición ante el Europarlamento.

Metiendo presión contra la regulaciones del Estado

Pocos días antes de presentarse frente al Parlamento europeo, los especialistas en hacer lobby al servicio de Facebook, Google, Amazon y Apple, entre muchos otros gigantes tecnológicos, estuvieron desplegando sus artilugios (que incluyen presiones, coimas, favores) para que los legisladores voten un Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) que sea benévolo con las grandes corporaciones y que les permita seguir haciendo grandes negocios con los datos de los usuarios.

Además, este miércoles 23 comenzó en París la denominada cumbre “Tech for good” (“Tecnología para siempre”), en la que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, recibió a los directivos de Facebook, Uber, IBM, Google,  Microsoft, Apple, Salesforce, Palantir, Deliveroo, Slack y Samsung, entre muchas otras empresas, con el objetivo, según señaló el mandatario francés, de “aprovechar este momento decisivo de las tecnologías” para reunir a las grandes corporaciones de la innovación y “empujarlas a asumir sus respectivas responsabilidades sociales”.

Según el gobierno francés, la cumbre que marcará “una inflexión de las políticas” de esas empresas”.

Las presiones de los grandes de la tecnología contra el RGPD es un típico comportamiento corporativo: les tienen alergia a todas las regulaciones estatales porque ponen en peligro la impunidad que tienen para obtener ganancias desmesuradas.

“La Unión Europea cuenta con 500 millones de ciudadanos mientras que Facebook administra los perfiles de más de dos mil millones de abonados. Estas dos potencias asimétricas dialogaron a través de la presencia, ante un grupo de representantes de los grupos políticos del Parlamento Europeo, con el presidente de Facebook, Mark Zuckerberg. En una cínica escenificación del arrepentimiento y el pedido de perdón”, señaló Eduardo Febbro en su nota publicada el 23 de mayo en Página|12, en la que señala, además de la puja entre corporaciones y estados, que “la empresa de Zuckerberg amasó su fortuna en base a un impune y constante delito digital”.

“El PIB de los llamados GAFA (Google, Amazon, Facebook, Apple) está muy cerca del PIB de Francia. La capitalización bursátil de los GAFA superó en 2017 los dos mil billones de euros (2.766 para Francia y 639 para nuestra Argentina, según datos del FMI). Potencias económicas, potencias tecnológicas, potencias diplomáticas, en suma, potencias tiránicas que hacen estrictamente lo que les da la gana”, agrega Febbro.

Pero el robo de datos personales de los usuarios, con el objetivo de vendérselos a otras empresas con fines comerciales o políticos, es el gran negocio de las redes sociales. De hecho, el escándalo que estalló con Facebook a fines de marzo de este año no fue el primero.

Ante un escándalo similar, Facebook ya había firmado un acuerdo para proteger la información en 2011. El famoso “no lo hacemos más”, que  Zuckerberg esgrimió ante el Capitolio y ante el Europarlamento, ya lo había utilizado antes. Y no cumplió.

El último escándalo estalló cuando se reveló que, una vez más, la red social más famosa del mundo hizo un uso indebido de los datos de sus usuarios y violó las políticas de seguridad que se había comprometido a cumplir.

Las acciones de la red social, que llegaron a cotizar a más de 185 dólares hasta el 16 de marzo, se desplomaron a 156 dólares tras conocerse que Facebook vendió datos personales de 87 millones de usuarios estadounidenses y europeos, con fines políticos, al equipo de campaña de Donald Trump, a quienes apoyaron el Brexit en el Reino Unido, y a otros dirigentes de derecha y ultraderecha.

La filtración de los datos de los usuarios supuso una violación a la privacidad de Facebook, con graves implicancias en la política de EEUU, teniendo en cuenta que Trump había contratado los servicios de la consultora británica durante su campaña de 2016 y que Cambridge Analytica habría utilizado un software para engañar a los usuarios de la red social y luego influir en la decisión de los votantes.

Pero además del robo de datos está la cuestión de las noticias falsas y la manipulación, que siempre prometen solucionar. En marzo de este año, tras conocerse el robo de datos, accionistas de Facebook demandaron a la empresa en San Francisco por haber hecho “afirmaciones objetivamente falsas y que llevaban a error” sobre su política de privacidad. Y el cofundador de WhatsApp, Brian Acton, se sumó públicamente a una campaña para que las personas borren sus cuentas de Facebook. WhatsApp es propiedad de Facebook desde 2014, cuando la red social invirtió 22 mil millones de dólares para comprar el servicio de mensajería.

En junio de 2016, el equipo de campaña de Trump contrató a la empresa Cambridge Analytica y pagó más de seis millones de dólares por sus servicios, que consistían en ofrecerle millones de datos personales de usuarios de la red social con fines electorales. Entre los inversores en Cambridge Analytica están el ex estratega jefe de Trump y ex jefe de su campaña electoral en 2016, Steve Bannon, y un destacado donante republicano: Robert Mercer. Todo se arregla con un pedido de disculpa y algunas promesas.

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