Durante la semana política que cerró en Santa Fe se dieron debates interesantes en torno de quién debe pagar el muerto del ajuste macrista. Habló Rubeo, Ciciliani y aunque a kilómetros de distancia, también opinó un premio Nobel de Economía.

Por un lado, luego de la gravísima denuncia contra el complejo agroexportador que previo al nuevo régimen de retenciones tuvo información privilegiada – según la presentación del abogado Marcelo Parrilli contra el ex ministro y ahora secretario de Agricultura de la Nación Luis Miguel Etchevehere y a las multinacionales cerealeras– el diputado Luis Rubeo salió a recordar que ese sector en Santa Fe sólo paga 0,25 por ciento de Ingresos Brutos, cuando un kiosquero para 3,6 por ciento.


El legislador peronista no se refirió al remedo de retenciones que el gobierno de Cambiemos aplicará a las exportaciones del complejo agroindustrial, pero sí lo hizo la ministra de la Producción de la provincia, Alicia Ciciliani, quien en declaraciones a la emisora santafesina LT9 opinó sobre la situación económica del país.

Cuando en la entrevista se le recordó que cuando asumió Macri, ella y Hermes Binner, por entonces diputados nacionales, votaron a favor del pago a los fondos buitre y de la eliminación de la “ley cerrojo”, hecho que le costó al país una erogación de más de 9 mil millones de dólares, Ciciliani justificó su decisión y la de Binner: «Había que salir de eso y hubo 180 votos. Nunca hay que evaluar una decisión que se toma sacándola de contexto, hablar con el diario del lunes es muy fácil. Pero en este momento después de dos años creo que era una postura correcta de toda la oposición porque nos sentamos a analizar y dialogar sobre la situación en base a lo que le convenía al país y era pagar a tasas más bajas y salir esas tasas usurarias».

En clara sintonía con el discurso del macrismo, la ministra de Lifschitz, en otro tramo del reportaje, cuando el periodista santafesino Adrián Brodsky le recordó que el bloque del Frente para la Victoria no acompañó en el Congreso al pago a los fondos, respondió con dureza poco democrática: “Yo al bloque kirchnerista lo saco del análisis de una oposición responsable, la (ex) Presidenta ni le entregó los atributos del mando al Presidente electo democráticamente. Yo digo la oposición que piensa en el país y que antepone los intereses políticos electorales del momento, pensando en la Argentina. Uno de los problemas más graves que tiene la economía Argentina es la falta de consensos básicos de un rumbo. Quién puede pensar en un país que desde 2012 no genera empleo puede salir. Primero se financió emitiendo y con 50 mil millones de reservas y después endeudándose”.

Lo curioso es que, sin saberlo, quien le respondió fue el economista norteamericano Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, quien por cierto tiene cierta autoridad en la materia. Respecto de las consecuencias para la Argentina del acuerdo de pago a los fondos buitre, opinó en disonancia con Ciciliani: “Obtuvieron (el gobierno macrista) tasas de interés más altas, una prima de riesgo, y cuando te pagan más por la prima de riesgo tienes que enfrentar el riesgo”.


Más allá de las lógicas diferencias ideológicas, la violencia verbal que conlleva la descalificación de Ciciliani al sector político opositor que más intención de voto tiene a nivel nacional aporta un grano más de arena al clima de intolerancia política que el macrismo viene sembrando desde diciembre de 2015. Esto, Ciciliani y Lifschitz lo deberían saber muy bien, porque Santa Fe alguna vez sufrió un diciembre de 2001, cuando las balas las pagaban los dueños de los supermercados y las disparaban los canas de Carlos Reutemann.

 

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