“Estamos viviendo el mayor industricidio que recuerde nuestra historia contemporánea”, alertó el economista Santiago Fraschina, de la Universidad Nacional de Avellaneda. Y sentenció que “ninguno de los posibles vectores de recuperación se vislumbra como un resorte de rebote en 2019”.
“La relación entre la magnitud de la destrucción del tejido industrial local en un tan corto período de tiempo deja un tendal de fábricas que cierran y capacidades productivas que se pierden”, sostuvo el economista Santiago Fraschina en un artículo que este lunes publicó el diario Ámbito Financiero.
“Recientemente se conocieron los números del ante último mes de 2018 en materia de actividad fabril, que arrojaron una reducción monumental del 13,3 por ciento. Consolidando los anteriores diez meses, se tiene una reducción cercana al 4 por ciento. Restando un único mes para el cierre del año, es posible que la merma global se posicione en el orden del 6 por ciento negativo”, indicó el director de la Licenciatura en Economía de la Universidad Nacional de Avellaneda e integrante del colectivo Economía Política para la Argentina (Eppa).
“Como botón de muestra, el rubro textil bajó en noviembre un 32,2 por ciento. Esto implica que no se produjo una de cada tres prendas que se fabricaron en igual mes del año pasado. Los números no son abstracciones, se traducen en una discontinuidad concreta de líneas de producción que deberían estar en pleno funcionamiento y no lo están. En los primeros 10 meses del año pasado la utilización de la capacidad instalada de la industria se redujo en 1,5 puntos porcentuales, y ya casi estamos ante una tasa de ociosidad de 4 de cada 10 máquinas”, aseguró Fraschina.
Al abordar las perspectivas para este año, el economista pintó un cuadro sombrío. Por un lado planteó que la demanda interna es muy difícil que reaccione, ya que “con un panorama de retracción del empleo y de los salarios reales, además de un sector público en un brutal proceso de ajuste, no es esperable que el consumo interno empuje la necesidad de incrementar los niveles de producción por mejores expectativas de ventas”.
En cuanto a los costos, Fraschina escribió que “la inflación de costos en 2018 alcanzó niveles exorbitantes y sin dudas queda una importante inercia para 2019. Los anuncios de tarifazos para los próximos meses, muy por encima de la inflación -oficial- proyectada, garantizan una mayor presión sobre los costos de las firmas, en particular las del segmento industrial intensivo en utilización de insumos difundidos”.
Y continuó: “La tormenta perfecta confluye en un franco deterioro de los niveles de rentabilidad empresaria. Sectores que apuestan por la producción local, hoy en día no tienen margen alguno para pasar a precios sus aumentos de costos. Esto se traduce en el masivo cierre de empresas que se puede observar con mucha tristeza en un cementerio de fábricas en muchos polos industriales”.
Por último, el integrante de Eppa señaló que se ve una “matriz industrial desintegrada, que costará décadas reconstituirla”.