Las pibas de Adiur se preparan para competir por primera vez en los torneos de la Asociación Rosarina. Una de las jugadoras, Eliana Speerli, y el DT y coordinador Nicolás De Bruno, le cuentan a el eslabón las sensaciones.
La vida de Nicolás De Bruno gira en torno a una pelota de fútbol desde que tiene uso de razón. Empezó a practicarlo de muy chico en Amistad y Unión y llegó a jugar en Primera División en Huracán, Central Córdoba y en clubes de Chile, Perú y hasta de Chipre. Hoy, mientras se prepara para un nuevo desafío en 9 de Julio de Arequito, comanda el equipo femenino de Adiur, que este año competirá por primera vez en la Liga Rosarina.
“Hace 2 años que trabajo acá con los chicos de las inferiores”, comienza diciendo Nicolás, y agrega: “En agosto del año pasado veo en el diario que es obligatorio para los equipos que participan del Torneo Molina presentar un equipo de fútbol femenino, así que le propuse al club presentar un proyecto al respecto y enseguida me dijeron que le diera para adelante”. De Bruno ya había tenido una experiencia en Social Lux, donde armó “un equipito con mi hermana y sus amigas cuando el fútbol femenino recién arrancaba acá en la ciudad”, y se lanzó a la aventura. “Hicimos una convocatoria y arrancamos a entrenar 2 veces por semana, sin competencia. Se armó un lindo grupo, con chicas que no habían jugado en canchas de 11 pero con mucho entusiasmo por conocer cómo cambian las dimensiones. La mayoría había jugado torneos de 5 o de 7, y al principio les costaba acomodarse en la cancha porque corrían para todos lados y son dimensiones mayores, pero ahora están muy bien”.
“En mi casa a todos les gusta el fútbol pero nunca me dejaban jugar por ser mujer”, se engancha Eliana Speerli, una de las integrantes del equipo que entrena en las canchitas del club del viaducto pese al calor que sofoca a Rosario en este febrero, y añade: “Siempre lo quise jugar, así que arranqué un poco más grande, cuando tenía 16 (ahora tiene 20). Primero en fútbol playa, en Central, y después pasé a jugar en cancha de fútbol 5 y de 7”. “Me fui metiendo más en el ambiente. Llegué a jugar en cancha de 11 en Central, pero muy poco tiempo, y ahora es la primera vez que voy a jugar una liga”, dice Speerli, que puede jugar de lateral por izquierda o de volante de central.
Ni bien se enteró de la convocatoria, Eliana no lo dudó. “Fui a ver qué onda, me gustó y me quedé. Era algo que tenía pendiente, jugar en cancha de 11”. “Hoy es una revolución el fútbol femenino –prosigue–, y está mucho más difundido que antes, pero cuando arranqué no había mucho. Ahora, como es obligatorio, muchos clubes se tuvieron que poner las pilas”.
Marea verde césped
Eliana cuenta que le gusta participar en el movimiento de mujeres, que va a las marchas y que a la del martes pasado, en el marco de la convocatoria de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, no pudo ir porque entrenaba. Es que el fútbol le ocupa gran parte de su tiempo. “Además de esta nueva experiencia, en este momento estoy jugando al futsal y al fútbol playa en Central. Pero después del Campeonato Argentino de playa, que es la semana que viene, la disciplina se corta porque se acaba el verano y en invierno mucho no hay. Así que seguiré con las otras dos”, admite esta fanática canaya que no se pierde un partido del equipo de Arroyito.
“Las mujeres tienen un amor por el fútbol que por ahí no se ve tanto en los hombres”, se suma el profe Nicolás. “Ellas están abiertas a aprender, tienen muchas ganas, te llenan de preguntas, y eso a mí me gusta porque hace poco que me recibí de entrenador y también tengo muchas ganas”, confiesa entusiasmado De Bruno, que comparte con su dirigida la pasión por los colores azules y amarillos a rayas verticales. Y resalta que la convocatoria inicial fue abierta a todas, sin esos filtros habituales del rubro, utilizados para descartar: “Decidí no hacer pruebas, y la que quiera venir a jugar lo podía hacer, tenga el nivel que tenga. Con los chicos que me ayudaban nos encargamos de mejorarlas, de acomodarlas en la cancha y que lo disfruten. Este año renovamos la convocatoria, también sin prueba”.
Por eso, el DT deja en claro que “a que quiere jugar en Adiur puede hacerlo. Obviamente, sabiendo que vamos a competir desde este año, y que sólo juegan 11 más 6 o 7 suplentes. Pero la idea es que todas jueguen durante el año”.
Marcha y después
Desde el 10 de marzo comenzará a rodar la pelota en las canchas de la ciudad. Las pibas tendrán la previa dos días antes, en la movilización por el Día Internacional de la Mujer, y luego entrarán en acción en el campo de juego por primera vez en la historia del club fundado en 1980. Sus rivales se conocerán después del sorteo del 28 de febrero, y allí también se designarán las sedes de este torneo femenino que se disputará los domingos por la mañana, en Cosecha (Rosario Central), Bella Vista (Newell’s), Renato Cesarini y Peñarol (zona sur).
“Como es un equipo nuevo, casi ninguna había jugado fútbol 11. Entonces prácticamente comenzamos todas de cero. Al principio nos costó a todas, cómo ubicarnos en la cancha”, afirma esta lateral izquierda o volante central, según donde la ubique el técnico, quien las ve “muy entusiasmadas”, y destaca: “Son un grupo muy unido, que se hicieron amigas acá. Hace muy poco que arrancamos, no tenemos tantos entrenamientos encima, pero lo más importante es que estén con ganas. Ahora esperamos jugar algunos amistosos antes de arrancar. El nivel futbolístico ha crecido con respecto a otros años. Se nota sobre todo en las chicas que ya venían jugando hace un tiempo, en su técnica, pero hay que seguir luchando, fomentando esto, apoyarlo”.
El joven DT –que está secundado por Iván López, y que tiene a Lucas Ramírez como preparador físico– contó que con el grupo de 18 o 20 jugadoras “hicimos muchos amistosos por falta de competencia, con muchos equipos nuevos como el nuestro que estaban abiertos a ese tipo de partidos porque también lo necesitaban. Jugamos un torneo en San José de la Esquina, que nos invitaron”. Y resalta el “apoyo total” del club en esta nueva aventura: “A todos los clubes que fueron púramente de hombres les cuesta arrancar, darle un espacio al fútbol femenino. Pero a mí, que estoy a la cabeza de todo esto, siempre me brindaron todo: espacios, buenas pelotas. Todo lo que pedimos, el club lo apoya totalmente”.
Haciendo escuelita
Como la marea de mujeres inundó los espacios futboleros, otrora exclusivos de hombres, Nicolás De Bruno recogió el entusiasmo de las más pibitas que acudían a la institución ubicada a unos 500 metros del Cruce Alberdi y presentó un proyecto al respecto. “Propuse armar la escuelita de nenas, que es un proyecto que está por comenzar. Hay un montón de niñas que vienen al club con su madre o padre, y están esperando ansiosas que les diga cuándo arrancamos, para ponerse a jugar”.
Este hombre recientemente recibido de Director Técnico y que desde hace 3 años es ayudante de campo en la 8ª de Adiur, adelanta que “en el transcurso de 2019 es obligatorio formar una Sub 15”, ya que por el momento el club cuenta sólo con categoría de mayores. “Me parece saludable porque para fomentar el fútbol femenino hay que arrancar desde chiquitas”, agrega el ex Central Córdoba.
Como forma de estímulo, Nico recuerda que él y sus dirigidas dijeron presente en el estadio de Arsenal de Sarandí, cuando la Selección Argentina empezó a sellar su clasificación al Mundial, tras una victoria 4 a 0 ante Panamá, en el partido de ida del repechaje, que luego validó en condición de visitante. “Eso fue parte de algunas actividades más extrafutbolísticas, como para fomentar más aún el fútbol femenino. Fue una experiencia linda, que también sirvió para armar un buen grupo”.
Eliana coincide con su entrenador, y remarca: “Fue la primera vez que vimos un partido de mujeres de ese nivel. Partidos acá siempre vemos, pero ese fue especial e importante porque se clasificaban para un mundial. Le estamos dando importancia ahora a esas cosas, y está bueno que así sea”.
Llevo el fútbol en la sangre
Tanto los De Bruno como los Speerli son familias re futboleras, según confiesan dos de sus integrantes. Más sabido es el caso del actual jugador de 9 de Julio de Arequito, por su paso por el Charrúa y por las inferiores de Rosario Central, donde sí alcanzó a debutar en Primera su hermano Luciano. “Siempre jugué y lo sigo haciendo, pero desde hace un tiempo me picó el bichito de entrenar, podría decir que a partir del Barça de Guardiola. Estoy muy entusiasmado con esto de ser entrenador, a pesar de cómo nos tratan”, revela el futbolista que ahora disputará la Liga Casildense. “Yo salí de Amistad y Unión, luego en Social Lux y después pasé a Central donde hice todas las inferiores hasta el plantel superior, pero no llegué a debutar. Después estuve por Chile, Perú, Chipre, Italia. En el fútbol argentino jugué en Huracán, y dos años y medio en Central Córdoba, mi paso más famoso por decirlo de alguna manera”, repasa entre risas quien también vistió la Naranja donde hoy labura.
De su andar por el Viejo Continente, afirma que “sí se ve el fútbol femenino. Yo no estuve en España, pero está muy avanzado ahí. En Chipre, donde estuve 3 años, no se veía, es un país chico. En Italia sí. Este año tenemos el mundial de fútbol femenino, así que es una muy buena excusa para darle manija acá”.
Por último, Eliana Speerli señala que “siempre a la cancha” y que “en mi casa se ve fútbol todo el tiempo”. Ahora que también expresa su fanatismo por el deporte de la redonda en el campo de juego, admite: “Me gusta observar jugadoras y jugadores. Sigo mucho a Virginia Gómez, que juega en la Selección. Yo juego al futsal en Central también y entrenamos juntas. Así que la miro mucho y trato de hacer lo que ella hace”.