La profesora de matemáticas Marilina Carena ideó una serie de problemas utilizando al deporte de la redonda como principal argumento para entrarle a pibes y pibas, y las condensó en el libro-manual La pelota siempre al 10.
Marilina Carena es Licenciada en Matemáticas y fanática (y socia) de Independiente y del Club Atlético Ceres Unión, el equipo de su ciudad natal. En su libro La pelota siempre al 10 –que saldrá en agosto, editado por la Universidad Nacional del Litoral (UNL), donde da clases– puso a jugar números y problemas, utilizando el idioma futbolero para que los chicos se acerquen más a esa materia. “Será un complemento para las escuelas, no un manual que reemplace a otros”, aclara esta investigadora del Conicet, quien en diálogo con el eslabón también lamenta los recortes presupuestarios en el área de Ciencia y Tecnología. Además de brindar detalles de esta publicación, repasa sus inicios entre la calculadora y la redonda.
Libro motivacional
Las páginas de esta nueva obra académica fueron pensadas por su autora como una especie de arenga para que pibas y pibes se sientan cómodos entre números y cuentas, como les suele ocurrir entre botines y goles. “Me gusta escribir, siempre lo hago. Un día me senté a escribir unos problemas porque me parecían naturales muchas cosas, porque cuando escuchás un relato de fútbol hablan de estadísticas, de porcentajes, promedios. Cuando me di cuenta, sentí que había un montón de cosas para hacer con eso y así surgió el libro”, revela la profesora nacida en la localidad santafesina de Ceres, que se muestra “sorprendida” por la repercusión nacional que tomó su iniciativa: “Fue muy bien recibido. Algo inesperado, porque la idea era elaborar un material para la facultad. Como las dos cosas me gustan mucho, tanto el fútbol como las matemáticas, la idea era escribir algo para motivar a los chicos a incorporar algunos conceptos de la secundaria. No es un manual, no reemplaza a la explicación de un docente, ni lo que vas a encontrar en algún manual de matemáticas, sino que son problemas resueltos, y están las resoluciones explicadas paso a paso. Son más de 70 problemas y algunos ejercicios, serán en total 100 desafíos, para que el docente pueda motivar el concepto o aplicarlo”.
A la hora de explicar cómo ordenó las piezas de su libro, Marilina cuenta que utilizó el sistema de “dividir en secciones” el material, con títulos futboleros: “Una que se llama «En descenso», en la que trabajamos promedios, ecuaciones, regla de tres; otra que se llama «El campo de juego», donde hay geometría; está «Las entradas» para hablar de capacidad de los estadios, fracciones, transferencias de jugadores, porque en el mercado de pases tenés porcentajes, gráficos de torta; también están «Las estadísticas»; «El tiro libre» y «La pelota», ya sea su construcción o los test de calidad que elabora la FIFA, que en su manual explica cómo se hacen los 8 test para luego ponerle los dos sellos a la pelota: según los resultados que obtienen en cada uno de esos test, tienen los dos sellitos de calidad. Y ahí me dí cuenta que esos 8 test eran pura matemática”.
La escritora advierte que si bien su libro está conformado por sesiones futboleras, no es que refiere a la dinámica del juego en sí mismo, sino a “conceptos relacionados” al más popular de los deportes: “En cada uno de esos, trabajás problemas resueltos que involucran varios conceptos matemáticos”.
El puntapie inicial del libro, admite Marilina, también está relacionado con dudas que le planteó su hijo, tan futbolero y fana del Rojo como ella. “Me pasó que una vez me preguntó qué era -8 + 3, y por qué daba -5. Entonces aproveché, para explicarle los números negativos, la tabla de posiciones: si tenés diferencia de goles -8; y al otro partido ganás 3 a 0, ¿qué te queda? Y me respondió -5. Ahí me di cuenta que cuando se lo traducís a algo que a ellos les gusta lo toman, y en sí es la misma cuenta matemática”, asevera. El título del libro, según refiere su autora, “lo pensé por el tema de Las pastillas del abuelo y porque encierra todo: es bien futbolero y aparece un número tan importante para las matemáticas como para el fútbol como el 10”, y concluye: “Ojalá sirva para acercar a más chicos a las matemáticas”.
Cuentas en rojo
La primera pasión que apareció en la vida de Carena se llamó Independiente de Avellaneda. Su padre se la impregnó desde pibita, como así también el amor a Ceres Unión, conocido popularmente en su ciudad natal como el CACU, por sus siglas. “Ahora mi hijo también es del Rojo y somos los tres socios. Y como él juega al fútbol, voy a la cancha todos los domingos”. Marilina se define de la escuela del Bocha, y admite que extraña asistir al Libertadores de América. “De chica mi ídolo era Bochini, pero ahora es Messi. El último partido que fui a ver a Avellaneda fue cuando salimos campeones de la Copa Sudamericana, el de ida. Pero cuando voy a Buenos Aires para algo, trato de que coincida para poder ir”, confiesa. y agrega: “Y si organizan viaje los de la Peña Roja de Santa Fe, si puedo (por el trabajo y el dinero), me sumo”.
Esta profesora que desde hace tiempo vive en la ciudad capital de la provincia por cuestiones del laburo, tampoco pierde oportunidad de ver a su querido Ceres Unión cada vez que anda por sus pagos, donde además fue declarada “amiga dilecta”, tras la repercusión de su obra. “Soy de ir a la cancha cada vez que puedo, pero se me complica volver. Porque además los domingos mi hijo juega en la 8ª de Ateneo de Santa Fe”, señala la docente universitaria, y lo define: “Juega de 9, es alto y rápido. Anda bien, pero sabe cómo son las cosas en el ambiente, que muchas veces no depende sólo del esfuerzo y que al profesionalismo llegan muy pocos. No se lo plantea como una profesión. Ama jugar, entrena todos los días, pero tiene los pies sobre la tierra. El sacrificio que hacés es muy alto y no te garantiza nada”.
Tras admitir que es “cero deportista” y que “nunca” jugó al fútbol, afirma que “sí me gusta mucho mirarlo, en la cancha cuando se puede, y sino miro todo lo que puedo por televisión”. Y mientras habla del deporte de la redonda, aprovecha para anunciar que “la Facultad de Ingeniería Química de la UNL cumple 100 años y la semana que viene se hace un festival que se llama «La FIQ en la ciudad»”, en el que brindará “una charla de fútbol y matemáticas”.
Matemáticas… ¿estás ahí?
En la escuela secundaria, Carena encontró a su otro gran amor. “Cuando era alumna en el colegio ya sabía que si iba a estudiar algo, iba a ser Matemáticas. Aún no sabía de la existencia de lo que estudié en realidad, la Licenciatura, que es distinto al profesorado”, recuerda la también Doctora en Matemáticas. “Eso me permitió hacer la carrera de investigadora del Conicet. Cuando estaba en la secundaria no sabía que había esas cosas por hacer, ni lo imaginaba. Pensé que sólo era el profesorado. Pero siempre fue mi materia favorita”, asegura.
Como investigadora adjunta del Conicet, Marilina sufre en carne propia los ajustes en esa área que está aplicando el gobierno nacional. “Está todo muy complicado. Esperemos que se entienda la importancia de la ciencia, que es fundamental para el desarrollo del país”, remarca, con un dejo de bronca y lamentos.
Su tarea diaria en esa entidad dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación es muy difícil de explicar y fácil de enseñar, siempre y cuando sean en términos futboleros.”Lo que hacemos es tratar de desarrollar nuevas definiciones, teorías y resultados, que después se puedan aplicar señalizando a otras que ya existen, y no sé más cómo explicarte”, dice entre risas, y lo vuelve a intentar: “Es como todas las ciencias, la diferencia es que los demás te dicen en qué se aplican y quedás como contento. La idea es tratar de plantearse preguntas de cosas que no existen, o tratar de responder preguntas que ya están hechas”.