Julián Lafuente es director general de Comunicaciones de la Municipalidad de Posadas, Misiones, y fue uno de los integrantes del grupo fundador de El Eslabón. En el marco de las notas especiales por los 20 años de la aparición del primer número de este periódico, y de paso por Rosario para sumarse al inicio de los festejos que tuvieron lugar el lunes pasado en el Complejo Cultural Atlas, considera ineludible subrayar las dificultades de aquellos tiempos iniciales, a finales de 1999. Quizá –reflexiona–, ese signo de los tiempos marcó a fuego esta propuesta de periodismo autogestionado y la hizo fuerte para superar a lo largo de dos décadas, todos los escollos del camino.
“Nosotros nos propusimos hacer un periódico contrahegemónico, y también una salida laboral propia en un momento muy difícil, era 1999, final del menemismo, y después sabemos que pasó en 2001”, dice Lafuente, quien considera que de esa manera, desde un principio, “El Eslabón se acostumbró a superar los obstáculos”.
“Todo el mundo que conoce el proyecto sabe que tuvimos un origen universitario. Nos juntabamos con la incipiente idea de hacer un periódico contracultural, contra la agenda que se instalaba en ese momento”, dice uno de los iniciadores del periódico, y destaca como “un hecho central para la ciudad”, la concentración de medios que emergió luego de la llegada de Daniel Vila y José Luis Manzano al multimedios del diario La Capital, y marcó una época.
“Hoy, recorriendo las páginas de El Eslabón de entonces, se sabe todo lo que pasó en ese proceso [que impactó en todos los ámbitos, políticos, culturales y hasta deportivos] como los desmanejos que se dieron en Newell’s y Central, de los que también se dio cuenta y que quedaron registrados en El Eslabón”, puntualiza.
Pasó mucha agua bajo el puente. Lafuente trabajó en este periódico hasta 2004, y en 2006 se mudó a Misiones para desarrollar tareas periodísticas y de comunicación institucional. Pero siempre se mantuvo al tanto de la actualidad eslaboniana, incluso enviando algunas colaboraciones, y cada vez que visitaba Rosario retomaba su vínculo con los viejos compañeros.
Hoy, revela que ve “con orgullo” que el proyecto vence al tiempo “más allá de los nombres, más allá de las características personales”. “El Eslabón continúa porque hay un colectivo que entendió el concepto”, define.
Las tapas
“Me acuerdo mucho de aquellas tapas, primero eran conceptuales en torno a las miserias que repartía el neoliberalismo, pero después fueron avanzando más periodísticas, como la emblemática del entonces ministro (de gobierno de la provincia de Santa Fe) (Ángel) Baltuzzi, que había vertido palabras en contra de la organización Hijos”, rememora el ex director El Eslabón.
“Creo que a partir de ahí, hubo trabajos muy buenos que tuvieron que ver con algunos informes sobre el Padre Ignacio (y su relación con Alberto Gollán, el entonces dueño dueño de Canal 3), y sobre la concentración de medios. Me parece que el periódico aportó información precisa, y con data que nos ofrecían compañeros que no la podían contar en sus propios medios. Esa vidriera, esa libertad, potenció mucho al medio”, agrega.
Cambios de época
En cuanto a los grandes cambios tecnológicos, en perspectiva, si se mira dos décadas para atrás, avizora: “Aquellos fundadores no éramos millennials, fuimos de la última ola del siglo XX, fuimos criados en papel. Ahora, vamos rumbo a trabajar de otra manera, todo el mundo tiene un celular y está conectado permanentemente, la información de primera mano viene así. En ese marco, creo que lo diferencial de El Eslabón es que en las redes ya tiene un nombre, un nombre de prestigio, porque es una marca alejada de las fake news, de las operaciones, y contiene información trabajada por gente que tiene oficio”.
El mismo compromiso
“Creo que se mantiene lo que nos planteamos en los comienzos, esto de ser un medio contrahegemónico que pelea por la justicia social y que más allá de lo periodístico tiene que ver con un posicionamiento político”, analiza.
“Además, veo las producciones que hacen por fuera de lo que es el periódico, como cooperativa, y veo que se la rebuscan para sobrevivir”, valora, y añade: “Teniendo en cuenta que nos comimos cuatro años del macrismo que nos fueron adormeciendo, porque hasta nosotros mismos dudamos de que los call center y la big data de Marquitos Peña y Durán Barba era invencibles. Por eso, y por tantas cosas, el legado está en buenas manos. ¡Hay El Eslabón para rato!”.
Producción: Juan Pablo de la Vega.