La evidencia de que decisión de las mayorías no es un valor apreciado por el Presidente se hizo palpable en su visita a Rosario, uno más de los puntos de su gira “Sí, se puede”. El encabezó la nueva edición de esa marcha junto a su compañero de fórmula, Miguel Pichetto, y su esposa Juliana Awada, entre otros asistentes.
Al grito de “¡Gato…hay gato para rato!”, un solitario simpatizante intentaba contagiar a un puñado de asistentes algo entrados en años como para saltar y corear la propuesta. La concurrencia, según los organizadores, estuvo alrededor de las 10 mil almas.
El acto tuvo lugar en el Parque España, en la ribera del río Paraná, en el centro histórico de la ciudad, y Macri, frente a un discreto marco de público –a decir verdad, la lluvia no acompañó a quienes tal vez hubiesen ido con otro clima– enfatizó: “Estas últimas semanas están dejando todo. Quería agradecerles por bancar, aguantar y entender que tenemos que ser protagonistas, y que el futuro depende de nosotros”.
Sin embargo, acto seguido se lanzó contra tirios y troyanos, y azotó a su propio electorado, de quien opinó que “dejó sin querer un espacio vacío y ese espacio lo ocuparon para tomar el país y creerse de los dueños del Estado”, en una abierta y clara referencia a la oposición, a la que acusó también de “querer ir hasta por nuestra libertad”.
La paliza electoral de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (Paso), y el adverso escenario que vaticinan incluso las consultoras contratadas por su Gobierno, son hechos que Macri traduce en clave de polarización extrema, dejando de lado el presunto objetivo conciliador y la misión de “unir a los argentinos”, promesa que quedó en 2015, una vez que asumió la Presidencia.
En otro peligroso tramo de su discurso, Macri sostuvo que “no se puede aceptar” que “los mismos que han destruido la Argentina, ahora con el dedito levantado, nos digan que ellos son los que saben”, en directa alusión al kirchnerismo y al postulante presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández. El mandatario deberá aceptar el veredicto de las urnas o ponerse al margen de la Constitución y la democracia.
Haciendo un repaso ficcional de su gestión, el jefe de Estado valoró que bajo su administración el país puede “tener una política social sin clientelismo, devolviéndole la libertad y respetando a la gente”, además de que es posible “gobernar sin la necesidad de meter el miedo y los odios de por medio, sino marcando un rumbo hacia el futuro”.
El debut de Awada
En un momento del acto, al ser convocada a hacer uso de la palabra, Awada expresó: “Gracias a todos por tanto cariño. ¡Vamos, Argentina!”. Y esa intervención motivó que Macri calificara la participación de su esposa como un “debut cortito”, aunque, dijo, “siempre se empieza por algo”.
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