Clarín no sólo construye sentido para imponer su agenda, sino que está muy atento a qué temas son los que esperan sus clientes que se publiquen, y actúa en consecuencia, incluso regodeándose con algunos títulos.
El lunes pasado el diario conducido por Héctor Magnetto publicó el artículo titulado “El Gobierno preparó un informe para defenderse y promocionar «la herencia» económica que le deja a Alberto”, firmado por Ignacio Ortelli.
La nota, por cierto, recuerda el carácter bélico del periodismo ejercido por Clarín, porque se despliega y racionaliza un documento que a todas luces apela a mentiras y datos falsos para esconder debajo de la alfombra el estrepitoso escenario económico que deja tras de sí el modelo que instrumentó Macri.
Para el escriba del Grupo, “el Gobierno busca dejar su visión sobre la «herencia» que le dejará al presidente electo, Alberto Fernández, en materia económica, con el objetivo de defender uno de los puntos más cuestionados de la gestión de Mauricio Macri. Por eso, elaboró un informe en el que asegura dejar un punto de partida «mucho más sano» que el de 2015, justifica la reposición del cepo cambiario por el «miedo» de la gente respecto «a qué pueda pasar en el futuro»; e insiste en que el trazado por el actual jefe de Estado «es el camino correcto para tener un país mejor»”.
Como se sabe el paper de siete páginas y ocho puntos que se distribuyó el lunes fue elaborado por el productor de mentiras planificadas Marcos Peña y el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza.
Con descaro asombroso, y soslayando los dos años durante los que el macrismo apeló sistemáticamente a justificar sus crueldades en la “pesada herencia K”, Clarín, a través de la pluma de Ortelli, sostiene que “a diferencia de la estrategia que abrazó Macri, de no contar el estado de situación cuando asumió, enumera parte de lo que fue, a criterio del oficialismo, los principales obstáculos que debió esquivar”.
Clarín prácticamente promociona el paper como la verdad económica, política e institucional, y busca disimular la evidente catástrofe que deja tras de sí la gestión Cambiemos.
El documento plantea: “El país está listo para crecer. Sin magia, sin mentira y sin ficción, gracias al esfuerzo de todos los argentinos, hemos revertido la herencia de 2015”. Acá, una síntesis:
Sobre lo recibido:
- “Un Banco Central sin reservas y restricciones cambiarias para importar y viajar; un déficit fiscal brutal (7 por ciento del PBI) con una presión impositiva récord; un desempleo mentiroso y una pobreza estructural altísima; una inflación ya alta durante 8 años y en ascenso; un tipo de cambio atrasado, que perjudicaba la actividad productiva”.
- “Un Estado arrasado, dominado por punteros y copado por militantes y empresas públicas quebradas, y una crisis energética con tarifas atrasadas que se sostenía con permanentes cortes de luz y gas y se abastecía con carísimos barcos de gas licuado que venían de Venezuela bajo contratos muy dudosos”.
- Reconocen que “es cierto que en 2019 hay problemas”. “La inflación sigue alta”. A favor, indican: “El punto de partida para 2020 es mucho más sano. Hay equilibrio fiscal primario, menor presión tributaria, que sigue alta”.
- “Un tipo de cambio competitivo que permite un comercio balanceado, sin sorpresas para el futuro”.
- Suba de exportaciones, “algo que no pasaba hacía una década”.
- Mejoras en infraestructura y autoabastecimiento energético: “A fines de 2019 las condiciones estructurales de la economía argentina habrán mejorado sustancialmente”.
- El Gobierno prevé que los “cambios estructurales” facilitarán el inicio de Alberto Fernández: “En 2020 las exportaciones serán el motor más dinámico del crecimiento, con las cantidades exportadas cerca de su máximo histórico, con previsiones de buena siembra y cosecha; la maduración de algunas inversiones (como Vaca Muerta) y la tracción de Brasil como destino principal de nuestra manufacturas industriales”.
- El consumo privado estimulará el crecimiento: “La inestabilidad electoral lo golpeó cuando empezaba a mostrar signos de mejora, pero en 2020 las jubilaciones y pensiones, asignaciones familiares y por hijo aumentarán en términos reales”.
Peña-Lacunza recomiendan “no caer en la falsa dicotomía entre el mercado interno y el externo. Sin exportaciones, el país no tendrá los dólares para financiar la demanda interna”.
- “No es sano que cada cuatro años parezca que tenemos que resetear y empezar de nuevo. Hay que consensuar al menos dos prioridades: un consenso pro exportador y otro pro empleo, dado que el empleo privado es el gran organizador social”.
- Inflación: «Empezamos a corregir los problemas de fondo y sin atajos como un tipo de cambio fijo”. Aunque “sigue alta”, se justifica en que es un problema de “décadas de una economía que en forma permanente parece querer vivir por encima de sus posibilidades. Lamentablemente no se puede eliminar de un día para el otro, pero hemos dado los pasos necesarios para ver una reducción sostenida y sostenible”.
En el paroxismo de la iniquidad, Clarín se hace el zonzo y dice: “La deuda es uno de los aspectos que más se le cuestionó al Gobierno, que lo atribuye al desequilibrio fiscal”. Y entonces reproduce lo que los sinvergüenzas del Gobierno sostienen: “Tuvimos que pedir prestado porque heredamos un déficit enorme y porque habían quedado muchas cuentas sin pagar del Gobierno anterior, como la de los holdouts”.
Sin una estadística o documento oficial que lo respalde, y sin que Clarín lo ponga al menos en discusión, Peña-Lacunza arremeten: “Dos de cada tres dólares que tomamos de deuda fueron para mejorar los plazos o las condiciones de deudas viejas o, también, para cambiar los acreedores”. Y rematan, condicinando a que el futuro Gobierno mantenga un presupuesto equilibrado, “la deuda dejará de ser un problema”.
Al final, el oficialismo en retirada pontifica: “Sabemos que todavía falta mucho, pero este es el camino correcto para tener un país mejor, generando confianza y trabajando a la par del mundo”.
La Nación abordó con similar espíritu acrítico los 8 puntos elaborados por la dupla Peña-Lacunza. El artículo firmado por Francisco Jueguen simplemente reproduce los postulados del relato macrista, y al principio se anima a señalar que se trataría del “relato antes del relato”, pero no mucho más.
Sin embargo, el periodista del diario mitrista tuvo la honestidad intelectual de señalar omisiones en el capítulo energético,claro que en clave empresarial: “No se menciona, en tanto, el fuerte impacto que tienen, por caso, el congelamiento de precios ni el cepo cambiario decidido este año electoral, que terminaron paralizando la producción neuquina y en los planes de inversión de las petroleras para el año que viene, sobre todo de las multinacionales”.
En las últimas líneas, Jueguen se jugó, y por única vez tiró un centro a los sectores más vulnerables: “El documento dice que el aumento de desempleo fue consecuencia del incremento de la tasa de actividad (más trabajadores salieron a buscar trabajo). Lo que no destaca en el mismo es por qué más gente buscó activamente: esto se dio, dicen los analistas, por la fuerte licuación de ingresos tras las varias devaluaciones que derivó en la fuerte suba de la pobreza, dato que el documento omite”.
La nueva administración debería auditar a este ejército de pervertidos, mostrar al mundo las condiciones en que dejan a la Argentina En concreto, los problemas de la anterior gestión fueron empeorados por el régimen saliente, pero el relato que impone en su retirada lo niega y consigue la protección mafiosa de los medios.
Ese prematuro condicionante de la futura administración acotará los tiempos para poner en valor políticas públicas de reparación del daño, sobre todo a los sectores más vulnerables. Por eso, en defensa propia, Alberto Fernández y su equipo deberían refutar con eficiencia ese relato, y desmontarlo con contundencia.