Los aranceles al acero impuestos por el gobierno de los EEUU preanuncian que el gobierno de Alberto Fernández deberá enfrentar un desafío extra al que ya representan la reestructuración de la deuda en default que le deja Mauricio Macri, la situación de hambre y pobreza extrema, y los altísimos índices de inflación y desocupación que afectan a la economía argentina.
La decisión del gobierno de los EEUU de imponer este lunes aranceles a las importaciones de acero y aluminio que proceden de la Argentina y el Brasil en respuesta a las recientes devaluaciones de las monedas de ambos países, anunciada por el presidente Donald Trump, también exhibe los verdaderos límites de la “ayuda” que tanto el mandatario como el embajador yanqui Edward Prado transmitieron al presidente electo de la Argentina.
Una queja en el corazón de los negocios gringos
La fuerte queja de empresarios argentinos se coló en la 19º conferencia del Council of Americas que se realizó el lunes pasado en el hotel Alvear. Según varios de los presentes, el tema del acero postergó a un segundo plano el análisis de la reestructuración de la deuda, las perspectivas a futuro del yacimiento petrolífero y gasífero de Vaca Muerta y otros desafíos que tendrá que afrontar el próximo Gobierno.
Como publicó la agencia Télam, “los empresarios argentinos aprovecharon la conferencia del Council of Americas para quejarse por la imposición de aranceles al acero y el aluminio que sufrió este lunes la Argentina de parte de los Estados Unidos, como consecuencia de la depreciación del peso”.
La devaluación salvaje provocada por el gobierno de Mauricio Macri es parte del problema, porque los EEUU consideran que eso abarata los precios del acero argentino y con esa excusa impulsó hacia arriba las barreras arancelarias.
Solá: “Nos mete presión”
Al mismo tiempo, el actual diputado y posible futuro canciller, Felipe Solá –única figura relacionada al próximo gobierno presente en el foro–, expresó su preocupación por la situación. “Nos mete presión en las negociaciones”.
En una charla con periodistas, al final de su disertación, Solá destacó que las nuevas medidas “ponen en evidencia la necesidad de que Brasil y Argentina trabajen juntos”.
El futuro canciller reveló que se puso en contacto en conversaciones “informales” con el gobierno de los EEUU, y también expresó que dialogó con los “afectados” (Techint y ArcelorMittal, que básicamente producen todo el acero exportable del país), y que el sector se siente “esperanzado” de poder torcer la medida con futuras negociaciones.
La mirada de los industriales
Por su parte, el dirigente industrial salteño José Urtubey adelantó a Télam que “sin duda la medida tendrá un impacto doloroso”, y propuso que “los argentinos debemos revisar las políticas arancelarias. Por un lado estamos teniendo conversaciones para bajar aranceles externos con el Mercosur y hoy vemos cómo los EEUU nos subió los aranceles sobre aluminio y acero. Entonces hay que entender cómo está funcionando el mundo, no podemos ser tan livianos”.
Con mayor cautela, el vicepresidente de la UIA, el ultra neoliberal Daniel Funes de Rioja, consideró que “es evidente que esto genera más tensión, no sólo para el acero sino para todas las industrias. Hace más complejas las definiciones en materia de integración”. Parece que el mercado no se encarga de regular todo, y la mano invisible de Washington de pronto se tornó más que notoria.
En tanto, el titular de la Cámara de Comercio, Jorge Di Fiori, anfitrión junto a la estadounidense Susan Segal, prefirió “no hablar de aranceles”, mientras que el titular de la Sociedad Rural Argentina, Daniel Pelegrina, se mostró expectante por el tema del acero en particular y del sector agropecuario en general. Los tres parecieron representar un bloque sin contradicciones internas.
Esquirlas de la guerra comercial EEUU-China
Una opinión más que interesante fue la que vertió Nelson Cunningham, el ex asesor especial de Bill Clinton para las Américas, a su vez experto en la región, quien consideró que “todo tiene que ver con la pelea comercial con China y con la campaña electoral de 2020 en los Estados Unidos”.
Para el lobbysta, en este momento “es válido decir que tenemos que entender que prácticamente todo lo que hace Trump es en el contexto de elecciones en los próximos 11 meses, porque tiene que mostrarle a los granjeros estadounidenses que los está protegiendo de las malas políticas comerciales chinas”.
Aunque la suba de aranceles al acero no parece tener mucho que ver con los farmers yanquis, Cunningham lo explicó muy gráficamente: “Para que China siga comprando soja a los EEUU, lamentablemente significará que la Argentina no tendría que venderle tanto a EEUU, Todo está vinculado”.
Para cerrar, Cunningham ve un “acuerdo chico”, entre China y Washington.
A su turno, el experto en comercio internacional Marcelo Elizondo coincidió con Cunnighan en que los nuevos aranceles al acero y aluminio son “una medida que tiene un componente específico: para Trump la afectación es a la libre competencia. Estamos en un contexto donde la Argentina va a cambiar de gobierno y Trump tiene una pelea con China, por lo que la negociación con EEUU se perfila dura, como es su estilo”.
Por su parte, el candidato a ser el embajador de la Argentina en los EEUU, Jorge Argüello, deslizó que realizó contactos informales por el tema del acero y reconoció que el impacto de la medida dejó en segundo plano el tema de la reestructuración de la deuda argentina.
El presidente de Aluar “molesto, pero no sorprendido”
El presidente de Aluar, Javier Madanes Quintanilla, sostuvo que las medidas tomadas por Donald Trump de imponer aranceles al aluminio y también al acero provenientes de la Argentina, no lo sorprendieron.
Actualmente, Aluar exporta el 55 por ciento de su producción a los EEUU, y Madanes Quintanilla, en lugar de buscar la explicación en que el gigante norteamericano manipula su mercado con medidas restrictivas, prefiere prevenir al próximo gobierno para que no adopte retenciones a las exportaciones.
El titular de Aluar reconoció: “No me sorprendieron las medidas que tomó el gobierno americano, pero sí debo admitir que estoy molesto porque esto era absolutamente previsible y lo que es previsible no sorprende”.
Acto seguido, lanzó apreciaciones que delatan su mirada librecambista. El empresario no ocultó sus críticas a la política nacional en materia de comercio exterior al indicar que “se hizo poco para prever un conflicto que hoy ya se conoce pero viene desde hace tiempo y frente a ello el país estuvo muy pasivo, no pusimos el despertador, nos quedamos dormidos”.
Consideró que “se puede hacer mucho en materia de política internacional a largo plazo para evitar mecanismos de castigo”. Y reclamó que “nunca más la situación absurda de aplicarnos retenciones a la exportación cuando uno exporta a países que le cobran aranceles o se quitan los reintegros” (a las exportaciones).
En diálogo con Radio Chubut, Madanes Quintanilla aprovechó para llevar tranquilidad a los “más de 3.000 trabajadores” que dependen directa o indirectamente de las dos plantas (una de aluminio primario y otra de semi elaborado) además de la empresa constructora que es satélite de la compañía y la que se dedica a la fabricación envase de aerosoles.
En tal sentido el empresario indicó que “el 80 por ciento de los costos están ajustados al tipo de cambio así que cuando hay devaluación pasa a costos y ni hablar del costo financiero que se elevó a tasas altísimas, de manera que eso no es cierto”.
Lo que se exporta por los muelles de Puerto Madryn “no le generan un ataque de pánico a los agricultores como dice Donald Trump, las razones obviamente son otras”.
«El efecto directo que le puede generar a los americanos un movimiento cambiario en la Argentina o Brasil no es válido como argumento porque ni se enteran» explicó el titular de Aluar, la empresa única empresa de aluminio del país y la más importante productora de América latina.
Para Madanes Quintanilla “la razón por la cual Trump aplicó esta medida es geopolítica, además él está en campaña y este tipo de mensaje vende pero esto no es nuevo, no sorprende y además aprovecha para fijar reglas de juego con el resto del mundo, particularmente en su concepto de guerra comercial con China”.
“Nosotros no hacemos números de cuántos empleos se pueden caer, esa cuenta no hay que hacerla jamás si hay tiempo para dar pelea, pero no es menos cierto que la situación impacta en nuestra economía porque las exportaciones a los EEUU representan más de 400 millones de dólares”, describió.
Las pymes metalúrgicas, en alerta
La Cámara de la Pequeña y Mediana Industria Metalúrgica Argentina (Camima) advirtió que la medida “afecta de manera directa a toda la cadena de valor de las grandes empresas fabricantes de esos productos”, y pidió que el Gobierno “negocie por vía diplomática” una alternativa.
El presidente de Camima, José Luis Ammaturo, advirtió que “existe gran preocupación en el sector pyme por la decisión del gobierno de los EEUU de subir los aranceles a la importación argentina de acero y aluminio”.
La entidad manifestó, en un comunicado: “Si bien el aumento del arancel no alcanza a las pymes metalúrgicas, porque no son las fabricantes de aluminio ni de acero, como proveedoras de esa industria sí las afecta fuertemente cualquier incidencia que esta decisión pudiera tener sobre las cantidades fabricadas y su consecuente caída de producción”.
El titular de Camima sostuvo que el sector precisa que, “como garante de los intereses nacionales, el Gobierno nacional tome cartas en el asunto y busque una salida a esta situación que puede agravar aún más el estado de estancamiento de parte de la industria metalúrgica”.
Y agregó: “Además de lo que esta medida puede afectar a las cadenas de valor de la industria del acero y el aluminio, Argentina necesita del ingreso de dólares y las exportaciones es una de las maneras de ingreso genuino, por eso también resulta fundamental potenciarlas, defenderlas y alcanzar acuerdos con los países de destino”.
Informe: Horacio Çaró