El fútbol americano crece en Rosario. La liga este año pasará a tener 5 equipos y se disputan partidos con conjuntos de Córdoba y Buenos Aires. el eslabón se zambulle en una disciplina poco conocida.

Cuando los yanquis hablan de fútbol, nada tiene que ver con el deporte de la redonda, el más popular de todos, al que ellos conocen como soccer. Sino que se refieren al que se juega con la ovalada, estilo rugby, pero naranja/marrón, que es furor allí (y en su vecina Canadá), y que en estas tierras comenzó a rodar allá por 1996 gracias a un grupo de entusiastas que, dos años después, organizaron el primer torneo de fútbol americano. Con el correr de la pelota y del tiempo, la cosa fue tomando mayor forma. Hoy, la Rosario Football League ya cuenta con cinco equipos, que se reúnen todos los sábados en el Club Fábrica de Armas Domingo Matheu para despuntar el vicio y competir. En este 2020 la idea es seguir sumando jugadores, juveniles y mayores, y por eso en marzo se realizará el Campamento de Novatos, durante 8 sábados –de 13 a 18–, donde “se enseña desde lo más básico y hasta un cierto punto que tiene que llegar un jugador para practicar un deporte así”, explica Javier Torres, jugador e integrante de la RFL. “Una vez que alcanza ese nivel se hace el draft, una selección en la que alguno de los equipos lo elige y lo incorpora”, agrega quien también hace las veces de árbitro, lo que sirve a los cronistas de este medio para entender un poco más sobre el desconocido reglamento de esta disciplina, que el pasado fin de semana tuvo su máximo espectáculo –el Super Bowl, que es como se conoce a la final de la National Football League (NFL)– con la consagración de Chiefs.

Choque esos cinco

“Cuando arrancamos con esto, fue bajo la modalidad flag, que se jugaba con unos banderines que se ponían al costado y no había tanto contacto porque todavía no teníamos hombreras ni cascos”, rememora Javier, y resalta que a partir de este año, el certamen local contará con cinco equipos: el suyo,  Espartanos, más los otros históricos Orcos, Hienas y Celtas, y con el flamante Toros. “A partir de 2013, más o menos, arrancamos con todo, como uno lo ve en la tele o en las películas, y nos organizamos realmente como Liga. Antes éramos un grupo de amigos que nos juntábamos, y más allá de que organizábamos algunos torneos, era todo mucho más informal”, recuerda, y agrega al respecto: “Desde ahí nos propusimos hacer algo más serio, tácticas de entrenamiento con casco y hombreras, tácticas de tacleo, de caída o movimientos, que ya no es correr derecho y nada más. Nos dividimos en cuatro equipos y nos pusimos a convocar gente cada uno por su lado”.

Torres aclara que cada uno de los equipos de la liga que se disputa en la entidad deportiva ubicada en Francia al 5000 “se maneja de manera independiente con su capitán, su coach, pero no tienen lugar ni club propio, si no que todo eso se comparte en el mismo club, y lo mismo sucede con las decisiones que se toman en la liga: se hace de manera conjunta y consensuando entre todos, como por ejemplo ahora que resolvimos la creación de un nuevo equipo, lo mismo con el tema del arbitraje, que muchas veces terminamos siendo los mismos jugadores en las fechas que no nos toca jugar, obviamente después de haber pasado un proceso de capacitación”.

Y para fortalecer la disciplina, la idea fue la conformación de una especie de inferiores, de semillero. “Hace 4 años se creó la categoría juvenil, que va de 16 a 20 años, y la verdad que es un grupo que fue creciendo mucho y se juegan partidos contra equipos de Buenos Aires y Córdoba, que son ciudades que también tienen ligas”. Y celebra que los más pibes se impusieron a los porteños, de los mejores en el país: “Este año le ganaron a Buenos Aires, que es el cuco por cantidad de equipos y jugadores. Eso habla de cómo fue creciendo el nivel de los mayores y también de los juveniles”.

Más allá de la falta de una federación que los nuclee, Javier destaca la organización a nivel nacional. “Buenos Aires, que fue la pionera, es la que marca un poco las pautas a seguir. Incluso dos de los que organizaron la liga acá, participaron en su momento de la de Buenos Aires y cuando volvieron a Rosario ya trajeron el proyecto para hacer algo parecido acá”. Y añade en ese sentido: “Entre las tres ligas hay comunicación permanente, se organizan partidos, el tema arbitraje. Ahora está surgiendo la disciplina en Paraná (Entre Ríos), en la ciudad de Santa Fe, sé que en Mendoza también se está armando una liga, así que la cosa va en crecimiento constante”. 

Cabeza de balón

El vínculo de Javier Torres con la ovalada tuvo inicio en 2002, “cuando todavía estaba la categoría flag y no existían las redes sociales”, se encarga de repasar el entrevistado, e integrante del último campeón. Y sigue: “Solamente había un grupo de Yahoo y una página bastante escueta en información, y básicamente éramos 6 pibes que nos juntábamos a tirar pases. Me re enganché, sumé gente, y hoy soy capitán de uno de los equipos. Ahora le damos mucha difusión por Instagram y esas cosas, y también boca en boca, uno trae a un amigo y así va creciendo. Igual es un deporte poco conocido así que hacemos lo imposible para difundirlo y darlo a conocer”.

“Al deporte lo conocí –continúa– de verlo por televisión, como la mayoría, y al principio uno no entiende mucho. Después, con un amigo de la facultad que sabía otro poco, empezamos a charlar de reglas y juego, y me fui enganchando y aprendiendo también. Sobre todo a partir de la tecnología, el poder ver partidos y análisis en YouTube”. Cuando le fue tomando el gustito, comenzó con la formación: “Vinieron entrenadores de Buenos Aires a capacitar, pero más que nada la fuente es internet. Me gusta mucho la pluralidad de las posiciones, porque tenés desde el grandote que a lo mejor tiene que hacer fuerza para frenar a otro, hasta el flaco que tiene que agarrar la pelota en el aire o tirar un pase leyendo la cancha”.

Como organizador-dirigente, aclara que en la RFL “todo se hace a pulmón”, y si bien “pagamos una cuota (de 600 pesos por mes), con esa misma plata compramos equipos” para quienes no tienen y se inician en el juego. “La liga se hace cargo de los equipos ya que sería un despropósito exigir que te compres hombreras para arrancar, entonces te las presta la liga, y si querés después te podés comprar los elementos”.

Juez y parte

Además de su rol como coach o receptor en Espartanos, Javier Torres es uno de los encargados de impartir justicia, y por eso es un gran conocedor del reglamento, del que admite: “Es un deporte muy cortado y con varias penalidades que no son del todo entendidas, porque son distintas a las de otros deportes. Es difícil de comprender”.

La cosa consta de dos equipos con 11 jugadores cada uno, que por el fuerte contacto (y por la polémica tras varios casos de lesiones cerebrales), están obligados a usar casco, hombreras, protector bucal, entre otros elementos de prevención.

Con el pitazo inicial, comienzan las particularidades. Según explica Javier: “Cada equipo tiene un turno para atacar y otro para defender, diferente a lo que es el fútbol, el básquet o el rugby, donde cambia permanentemente la posesión y todos pueden atacar y defender”. Aclarada esa cuestión, indica: “Cuando un equipo está a la ofensiva, hay que intentar pasar 10 yardas (que son prácticamente 10 metros) en 4 intentos. En el primero, a lo mejor buscan correr por tal lado, y cuando la defensa lo taclea, se termina el primer intento. Si en esos intentos el equipo llega a pasar las 10 yardas, renueva y vuelve a tener otros 4 intentos. Se continúa desde donde quedaste, desde donde te interceptaron”. En este sentido, sostiene que “la idea es ir renovando” hasta intentar superar la línea de conversión, “y la defensa tiene que tratar que no lo hagas, frenándote de alguna forma, o con tacles o interceptando un pase, para que no sea completo o para que se vaya afuera. Y cuando terminan los intentos, comienza la ofensiva el equipo que estaba defendiendo.”.

En cuanto a la puntuación, señala que “cuando llegas al final de la cancha, anotás 6 puntos, y se puede hace un punto extra, que es cuando pateas a los palos, que por lo general se convierte. En eso es parecido al rugby. Sí, se diferencian en que para marcar no hace falta apoyar la pelota en el piso, sino atravesar la línea. Y si ves que cuando estás en ataque con los 4 intentos quedaste lejos, podés patear, y si la metes entre los palos vale 3 puntos”.

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