Haciendo honor a la autoreferencialidad de esta columna (?) voy a empezar contando algo que no le interesa a nadie: así como 2019 fue el año en que el pop del bueno me alivió los momentos más angustiantes del fin del macrismo con una inyección de tranquilidad directa al hipotálamo, 2018 fue el de la música experimental como escape de la realidad. Fue «el año de las bandas sin cantante»: un chiste interno tan interno que me lo hago a mí mismo con sustento real, ya que en esos 12 meses tuve la oportunidad de descubrir y escuchar en vivo a proyectos en los que las letras y la voz no tenían lugar ni razón de ser. No estamos hablando de jazz o clásica, sino de sonidos que pasan por la improvisación más radical, las variantes del post rock y eso que llaman IDM (traducido: música electrónica bailable inteligente), por simplificar torpemente. Todo un mundo vibrante, vivo y activo, sin salir de Rosario, a escasos metros de donde la gente toma cerveza artesanal y come fritanga a mil quinientos pesos por pera, acompañados de parlantes escupiendo ruido a todo volumen sin que ningún inspector clausure.  

Creo que fue una noche de finales de ese «año de las bandas sin cantante» en la que me hablaron de la existencia de una piba de Paraná que hacía música electrónica y que respondía al seudónimo de Pastachuli. «La Pasta», para sus conocidos, entre los que no me incluyo: no sé ni su nombre real. Sí, tuve la suerte de verla en vivo unas tres veces, por lo menos, en 2019; sola con su notebook en el escenario, concentrada en los sonidos que salían de ese encuentro entre mujer y máquina, sin hablar, sonriendo apenas ante los aplausos. Ese ensimismamiento introspectivo de Pastachuli en sus presentaciones es lo que te genera su música. Te conectás, movés un poco la cabeza y las patitas, pero no hay baile espasmódico. El trance es tranquilo: es como un abrazo de un androide con piel humana, sabés que hay una tecnología detrás pero se siente como real.

A fines de enero pasado salió Petricor, un disco con seis tracks que exploran esa sensación que describí en el párrafo anterior. Cometí el error de guglear el significado del nombre antes de escucharlo y me encontré con que la palabra describe «el olor que se produce al caer la lluvia en los suelos secos». Me resulta imposible encontrar algo mejor para decir que eso, así que me llamo a silencio.

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