Los primeros días de la cuarentena nadie tenía idea de cómo y cuánto debíamos cuidarnos. Nosotros seguimos dando la vuelta al Gabino como siempre. Pero de eso hace casi mucho. A los pocos días nos fuimos dando cuenta que teníamos que quedarnos en casa.
Mi perra y yo disfrutamos de ese recorrido por las calles del Parque Irigoyen y en particular la vuelta al Gabino. Hay días que me da por mirar para adentro del estadio. Más aún si escucho los gritos de los jugadores y los profes en un entrenamiento. Pasaron los días y el recorrido se redujo a una vuelta manzana. Lo permitido. Lo conveniente. Lo necesario.
Después de bancar tres semanas de encierro me aventuré a dar la vuelta larga. La Negra y yo lo necesitábamos.
Informe Nº 1: Nunca tan solo
La soledad era inmensa. Todo el Parque Irigoyen. Llegamos al bebedero de Virasoro y tomamos impulso para dar la vuelta entera al estadio.
Nunca tan solo el Gabino. Porque el parque que lo envuelve, para nosotros los charrúas, también es parte del Gabino. Nunca lo vi tan solo.
Al llegar a calle Gálvez doblé ansioso de empezar a recorrer los agujeros, las hendijas en los portones por los que me gusta mirar hacia el campo de juego. Inmediatamente pensé en enviarles esta serie de informes a ustedes, amigos charrúas. Aquí va el primero.
Para llevar calma, antes que nada digo: está todo bien en el Gabino. Sólo algunos sectores presentan un avance importante de los yuyos. Contrariamente a lo que temía el campo de juego mostraba un césped que, aunque crecido, se veía parejo. Me puse los anteojos de ver lejos y comprobé lo que acabo de comentarles.
Importante: los gatitos de Gálvez y 25 están bien. Las zonas del campo de juego más comprometidas, en alguna medida, por la presencia de malezas son las ubicadas entre los dos bancos de suplentes. De los cuales el más acorralado por el incipiente yuyal es el de los locales. Así como la boca del túnel.
Por supuesto, la zona baja de las tribunas es tierra de nadie en lo que respecta al avance de las malezas. Pero convengamos que eso suele pasar en tiempos normales. En este momento es un poco más marcado.
Informe Nº 2
Al mes justito y en un día soleado volvimos a salir para informar a la parcialidad charrúa y a los amigos de Tablada. Mismo recorrido. Esta vez con la esperanza de volver a ver a la iguana gigante.
Perdón, ¿nunca les conté que un día vimos una iguana de gran tamaño correr a lo largo de todo el paredón de calle Gálvez y meterse por el portón de la esquina?… Fue en el verano. Era una iguana gigante. Lástima que no tengo el video porque lo borré para hacer espacio en el celular. Una pena. Les digo que nunca vi una iguana tan grande. Solamente en la casa de la familia Capurro de calle Laprida. A esa la habían traído del Paraguay, creo. Luego fue repatriada a un ambiente natural. Bueno, la cosa es que la Negra la corrió a la iguana a lo largo de todo el paredón. Pero cuando la iguana gigante se frenaba y le hacía frente, la Negra arrugaba. Al llegar a la esquina se metió por el portón de los gatitos. Me fui por las ramas, perdón. La iguana no se hizo ver esta vez. Y quiero decirles que en materia de yuyos el panorama seguía casi igual. No sé. No creo que Chupa, el canchero, esté haciendo algún tipo de mantenimiento.
Pero, atiendan este detalle, ¿saben quienes son dueños y señores del campo de juego y las tribunas?… ¡los teros! Tienen que verlos con esa elegancia que los caracteriza. Y haciendo pata ancha los tipos. No sé. La presencia de los teros me dio cierta tranquilidad.
Informe Nº 3 (Suspendido)
El sábado habló el Presidente. Y el lunes la radio deja bien claro que lo de las salidas en los grandes conglomerados urbanos NO VA. El Gobernador y el Intendente están en sintonía. Mi perra y yo, también.
Muchos presentimos que desde algunos oscuros lugares de poder, aprietes, influencia y privilegios (que es lo que defienden), los malos de esta película, los irresponsables, egoístas angurrientos, quieren cagarla. Los malos quieren torcerle el brazo a los que están llevando los cuidados de la mejor manera. No se detienen, y se cagan en la muerte y el sufrimiento de la inmensa mayoría.
Como siempre. Una parte de la gilada y la tilinguería les hace el coro.
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