Después del asesinato de George Floyd por parte de la policía de Minneapolis se generó una revuelta en Estados Unidos que ya lleva seis días de graves incidentes, con locales quemados, enfrentamientos y represión policial. Las protestas se extendieron en más de 140 ciudades estadounidenses y la Guardia Nacional se ha desplegado en 15 estados con 5 mil unidades y el toque de queda se ha decretado en más de 20 ciudades
Estados Unidos vivió un fin de semana de furia y caos con saqueos, destrozos e incendios, plagado de choques de manifestantes con policías -que reprimió con gases lacrimógenos, gas pimienta y balas de goma- en varias ciudades del país en medio de las protestas por el asesinato de George Floyd.
Las protestas continuaron este domingo, por sexta noche consecutiva. El conflicto escaló. En Washington, la Casa Blanca terminó a oscuras, y la ciudad quedó sumida en la violencia, bajo un toque queda, luego de una protesta que comenzó por la tarde como una manifestación pacífica, pero al caer la noche devino en choques entre manifestantes y la policía, y destrozos por doquier en el centro de la ciudad.
Algunos manifestantes rompieron ventanas de edificios gubernamentales, un café, y varios edificios. La ola de manifestaciones había comenzado en Minneapolis, pero en los últimos días se propagó por todo el país y gestó durante el fin de semana varios brotes de violencia que alcanzaron un pico el sábado por la noche. Más de dos docenas de ciudades tuvieron que imponer toques de queda y la Guardia Nacional fue desplegada en 15 estados y en la capital.
Los toques de queda se extendieron anoche de ciudad en ciudad. Washington se sumó por la tarde, cuando las manifestaciones ya estaban en marcha. Fue la primera vez que tantas autoridades locales recurrieron a esa orden desde el asesinato de Martin Luther King, en 1968.
En Washington, hubo protestas pacíficas durante gran parte del sábado y el domingo, pero, con el correr de las horas y la llegada de la noche, los desmanes -como en otras ciudades- ganaron protagonismo. El Parque Lafayette, frente a la residencia oficial, quedó fuertemente vallado, custodiado por decenas de oficiales y camiones blindados.
El sábado, casi mil personas habían chocado con la policía, el Servicio Secreto y la Guardia Nacional a metros de la Casa Blanca. Los manifestantes lanzaron botellas de agua y fuegos artificiales y la policía respondió con gas pimienta. El sábado hubo varias corridas, muchas tiendas quedaron destruidas por saqueos y un enorme incendio apareció horas después en el centro de la ciudad, cerca del hotel Hay Adams, próximo a la Casa Blanca.
La escena se repitió el domingo por la noche, aunque con más gente, un ambiente mucho más caldeado, y más violencia y destrozos. Varios comercios, restaurantes y hoteles del centro de la ciudad habían tapiado sus ventanas anticipando los incidentes. La policía mantuvo su posición en el Parque Lafayette respaldada por la Guardia Nacional, el Servicio Secreto y el FBI hasta cerca de las 11 de la noche, la hora del toque de queda. Unos minutos antes, los oficiales abrieron el vallado, y comenzaron a avanzar sobre los manifestantes usando gas.
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