Narela Alejandra Gómez y Keyla Fernanda Galván son dos chicas trans de 25 años que viven en la ciudad de Santa Fe y tienen un sueño: ser policías. Este año hicieron los exámenes requeridos por el Instituto de Seguridad Pública de la provincia de Santa Fe (ISEP) y Narela logró formar parte de la lista de ingresos. Keyla, por su parte, todavía espera los resultados de los exámenes. Una entrevista para conocer sus sueños y decisiones.
—Cuenten un poco de su historia. ¿De dónde son? ¿Estudiaron?
—(Narela) Yo soy del barrio Barranquita Sur. Estudié toda mi vida en la escuela Cristo Obrero que está en Villa del Parque y vivo con una hermana y un sobrino. Somos 7 hermanos en total. Trabajo haciendo shows cómico-musical, soy maestra de peluquería y me gusta jugar al fútbol
—(Keyla) Yo soy de Barranquita Oeste, al lado del barrio de mi amiga. Estoy estudiando locución en Santa Fe. Siempre estudié: tengo títulos del secundario, de computación avanzada, de administrativa. Nunca me gustó quedarme. Y he trabajado limpiando casas, cuidando una señora mayor, atendiendo kioscos. Eso es algo lindo mio, siempre estoy estudiando y ayudando.
—¿Qué pensaban de la fuerza policial antes de ingresar?
—(N) Todavía no ingresé a la fuerza policial, así que no sé con qué me voy a encontrar ahí adentro. Los tratos fueron muy buenos hasta ahora, cuando íbamos a rendir los exámenes, todo. Creo que cuando termine la pandemia recién voy a poder ir. Va a estar bueno, quiero saber cómo sería, pero hasta ahora el trato es buenísimo, de los profesores, de los cadetes, de todos. Todos muy atentos.
—(K) Yo siempre pensé algo positivo de la policía, pero eso es mío, personal, tengo esas ganas inmensas de estudiar con mi amiga, siempre lo he visto como algo que me gustaba. ¡El uniforme me gustaba! Y siempre que vi a un oficial, sea joven, mujer, petiso, negro, no me interesaba eso, sino la labor que estaba cumpliendo. Obviamente los buenos, porque ha pasado que las compañeras y gente normal, así, entre comillas, ha tenido problemas con la policía por mucha corrupción, actos de injusticia que la policía ha cometido, pero esas pequeñas acciones yo no se las doy a toda la policía.
—¿Por qué eligieron ser policías? Teniendo en cuenta que históricamente fue el brazo institucional que más violencia ejerce hacia nosotras
—(N) Creo que por vocación propia. De chica siempre me gustó, quise ser policía, es como un sueño a cumplir y creo que se está cumpliendo. Y sí, siempre fueron más agresivos hacia el colectivo. No lo veo como si llegara a cambiar todo, no sé, pero creo que va a ser un paso importante porque capaz empiezan a cambiar las cosas porque hay una de nosotras.
—(K) Como te decía hace un rato, creo que siempre me gustó el uniforme, el trabajo, me gustaba y me gusta todo pero más allá de que históricamente siempre la policía fue en contra de las chicas trans y el colectivo Lgbti. Yo pensaba que era todo imposible. Pero gracias a que compañeras viejas han dejado su vida para que tengamos leyes, se han fortalecido mis ganas de ser policía. Hace seis, siete años atrás, era impensable, inimaginable entrar siendo trans. Y a raíz de que la gente fue cambiando y de las leyes, que haya chicos y chicas trans en la fuerza policial cambiaría totalmente a la policía. Porque obviamente nos pueden tratar como que sólo somos trabajadoras sexuales, que no es nada malo tampoco, o problemáticas o quilomberas, y creo que conocernos abre puertas y ventanas. Es bueno que estén estos cambios para bien, que haya nuevas generaciones y nuevos pensamientos y que esas historias queden en el pasado, pero como la historia que fue, poder decir “che, ¿eso en realidad pasaba antes?” Y que vean que eso puede cambiarse. Me encantaría ser de las que aporten a ese cambio.
—¿Piensan que van a poder aportar a la fuerza policial?
—(N) No sé qué puedo llegar a aportar. Creo que va a estar bueno que los años que siguen chicas y chicos trans se puedan inscribir y que no haya prejuicios para que entren, porque fue medio costoso. A nosotras nos costó y estaría bueno en ese sentido, que se le haga más fácil a la gente del colectivo que quiera ingresar.
—(K) No sé si mucho. Pero todo aporte es para bien y para progresar. Ya hace 3 años que quiero ingresar y estoy esperando si este año se da. Creo que podemos aportar para que muchas compañeras y compañeros trans sigan su sueño, no te digo que sean policías, pero si lo que realmente les gusta. En la fuerza, lo que sí, cambiaríamos el legajo de ingreso. Hay preguntas que no podíamos responder, sobre el ciclo menstrual por ejemplo, o el embarazo. Entonces con pequeñas acciones y cositas podríamos hacer cambios.
—¿Cómo se imaginan cómo policías?
—(N) Yo trato de no imaginarme, pero creo que haciendo las cosas bien, aprendiendo lo que ellos me van a enseñar. No tengo conocidos ni familiares policías así que no puedo decir cómo me imagino hasta que no ingrese. El día de mañana te lo contestaré. Pero sí haciendo las cosas bien. Es lo único.
—(K) Creo es inimaginable. ¡Ojo! Está el sueño de poder estudiar y del día de mañana trabajar siendo parte de la fuerza. Es algo loco, lindo e inimaginable. Si yo el día de mañana puedo tener el uniforme, hacerlo respetar y hacerlo valer… llevarlo sería algo muy lindo. Sería espectacular. Y lo llevaría con mucho orgullo e intentaría hacer todo al cien por ciento para hacer el bien a la comunidad Lgbti y toda la sociedad
—¿Cuál es su mensaje para la sociedad siendo que están disputando espacios que históricamente nos fueron negados?
—(N) Esta semana leí muchos comentarios de la gente opinando de una trans que va a entrar al instituto a estudiar. Leí todo, lo bueno y malo, porque en esta cuarentena tengo tiempo de leer todo. Hubo comentarios muy buenos que agradecí, y otros que no sé si están en contra pero sí que no les gusta la idea de que ingrese una chica trans. Pero creo que tienen que conocernos. No conocen gente del colectivo. Que nos den una oportunidad, nada más, y que una vez adentro y con un trayecto dentro de la policía, ahí sí, que nos juzguen.
—(K) La sociedad hoy en día está cambiando. Lentamente pero está cambiando. A raíz del informe que salió de nosotras, hubo muchos elogios y muchas fuerzas que nos mandaron para que entremos y agradecimientos de que estamos haciendo historia. Pero también nos han criticado y mi mensaje es que nos conozcan, que nos den una oportunidad. Estamos teniendo la posibilidad que muchas compañeras trans no han tenido y es un logro para nosotras como para nuestros familiares, amigos y la sociedad. Por cambiar nuestra vestimenta o identidad no somos raras o raros, somos como todos, tenemos derechos, esperanzas, energías. Y entonces, si nos juzgan, que sea por nuestras acciones cuando estemos trabajando. Y nuestros compañeros y compañeras trans que se animen, porque con intentar no perdemos nada. Es más, capaz logramos más cosas intentando que quedándonos en nuestra casa.
* Crónicas Travas/Trans es la columna quincenal escrita y producida por Comunidad Trans Rosario.
Ilustración: Jazmín Varela