Los resultados de tres pruebas científicas determinarán la continuidad de la investigación judicial por la muerte de Carlos Bocacha Orellano, el joven de 23 años cuyo cuerpo apareció en el río Paraná luego de ir a bailar con amigos al boliche River Ming el feriado de carnaval. Para la querella, está “acreditado” que el joven fue golpeado por patovicas del local y que se trata de un homicidio. El fiscal del caso, Patricio Saldutti, rechazó un planteo de prisión preventiva para seis implicados en el hecho –solicitado por los abogados de la familia- porque aguarda las conclusiones de la Morgue Judicial de la Nación para decidir los pasos que seguirán.

Bocacha, como lo conocían al chico de Empalme Graneros que trabajaba en la empresa de electrodomésticos Liliana, fue a bailar con amigos el domingo 23 de febrero al boliche Ming, ubicado en el complejo La Fluvial, en la costanera central de la ciudad.

Carlos no regresó a su casa el lunes 24 y sus padres y amigos alertaron sobre la situación. Una mujer policía, que hacía adicionales en el local bailable, había realizado un llamado a la central 911 advirtiendo que había visto –o le parecía haber visto- que alguien había caído desde la barranca al río, en ese lugar.

El miércoles 26, luego de una intensa búsqueda que se inició con la voluntad de familiares y amigos, su cuerpo apareció en el río, cerca del lugar donde fue visto con vida por última vez: el boliche Ming.

De acuerdo a varios testimonios que recogió el fiscal Saldutti, Orellano habría intentado ingresar al VIP del boliche y fue retirado por el personal de seguridad privada. Lo que ocurrió entre ese momento y la aparición de su cuerpo en el Paraná es, como suele decirse, materia de investigación.

La autopsia que se realizó al cuerpo en el Instituto Médico Legal –bajo el protocolo de Minnesota, que se aplica en casos en los que se presume violencia institucional- determinó que en los pulmones de Bocacha no había agua. Para la querella, que llevan adelante los abogados Salvador Vera e Irene Picard, eso es prueba de que cayó muerto al río.

Entonces, ¿cómo y cuándo murió? La perito de parte en la autopsia, la forense Virginia Creimer, sostuvo que la autopsia determinó que la “muestra del pulmón no contenía agua y hubo alrededor de 20 muestras de infiltraciones hemáticas, las que se relevaron  en zonas del cuerpo indicativas de sujeción, como lo son las de zona de cuello y hombros, así como también lo son, las que corresponden a la zona posterior de ambas rodillas”.

Son las marcas que habrían dejado los patovicas en el cuerpo del joven. Además del personal de seguridad privada, en el boliche estaban esa noche los policías Gabriel Nicolossi y Karina Laura Gómez, que prestaban servicio adicional y son pareja. La mujer es la que llamó al 911 para decir que había visto un cuerpo caer al río. Luego se contradijo en su declaración y contrató un abogado.

Según la información judicial, el fiscal Saldutti aguarda los resultados de las muestras biológicas que analiza la Morgue Judicial de la Nación, los estudios de anatomía patológica sobre las muestras tomadas de la piel de Bocacha -para determinar si fueron pre o post fallecimiento- y el resultado del ADN sobre las manchas de sangre en el boliche levantadas por la Policía Federal.

Por esas razones el fiscal rechazó un pedido de seis imputaciones por homicidio planteado por la querella a fines de mayo, que involucraban al dueño del boliche, Guillermo Woelflin (también propietario de Costello); los policías Nicolossi y Gómez y tres empleados de seguridad del boliche.

La causa, que tuvo impulso las primeras semanas, se adormeció durante la pandemia de coronavirus. Para los padres de Carlos no son los contagios de Covid-19 los que detuvieron la voluntad investigativa del Estado, sino cierto tufillo a impunidad.

Los abogados también pidieron que declare un joven que sufrió un ataque de los patovicas de Ming con anterioridad al caso de Orellano. En la presentación dijeron que “fue víctima de una agresión muy violenta y significativa en el predio de La Fluvial a manos de agentes de seguridad del boliche, los cuales lo habría golpeado fuertemente hasta la inconsciencia, para luego arrojarlo a las aguas del río Paraná”.

La querella también solicitó las imágenes de las cámaras de seguridad de la sala de espera del Centro de Justicia Penal debido a que el policía Nicolossi, dijo que el 25 de febrero y mientras esperaba entrar a declarar salió un hombre con su abogado y luego el encargado de la seguridad del boliche y le hicieron una advertencia sobre lo que había dicho su pareja, Gómez.

El policía dijo que “cuando estábamos en el pasillo, y yo estaba esperando afuera, sale un hombre, me da la mano, me dice su apellido, pero ahora no me acuerdo y me dice «tu señora está medio nerviosa y está haciendo cualquiera, espero que ahora cuando pases vos, no», me dijo eso y se fue”.

El fiscal también solicitó las pericias de 15 teléfonos que secuestró tras la desaparición de Orellano, así como las cámaras de seguridad de boliche Ming. Pero a cuatro meses del hecho aún se desconoce qué resultados arrojaron los análisis de los celulares.

El abogado Vera dijo que “de la evidencia colectada hasta el momento surge con claridad y contundencia que Orellano no pudo escapar del ámbito de actuación de los agentes de seguridad privada” del boliche.

En sus declaraciones, los patovicas admitieron un conflicto con Orellano y la intervención de una mujer del equipo de seguridad de Ming. “Hay testigos presenciales, está el relato de los propios agentes de seguridad y el personal del lugar que sindican a personas abordando a la víctima”, abundó Vera en declaraciones a la prensa.

“Hay una gran cantidad de sangre fresca y lavada en un lugar que no estaba abierto al público, al que sólo tenían acceso el personal del boliche y el dueño”, siguió.

La teoría del caso de la querella es que Bocacha fue golpeado por personal de seguridad del local y que cayó muerto al río, pues no hay signos de agua en los pulmones. Lo que ocurrió en el medio aún es un misterio sobre el que la Justicia debe echar luz.

 

Fuente: El Eslabón

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