Aunque los jueces lleven un buen pasar, en ocasiones sienten que están atravesando la tundra. Vientos gélidos acicatean sus cuerpos y alzan torrentes de nieve que obstaculizan la vista. Como el viento del sur es arremolinado no logran atisbar desde qué flanco llegará la embestida polar más aguda. Al igual que les sucede a los pobladores de las irregulares zonas bajas cordilleranas, cuando creen pisar en firme, resbalan. Con semejante entorno ¿dónde guarecerse?
Al momento de asumir Claudio Moroni como ministro de Trabajo, advertimos desde La Señal Medios que su designación hizo ruido en el seno del movimiento obrero. Ahora, al momento de anunciar su dimisión el juez Rodolfo Canicoba Corral, recordamos que más allá de su edad, si el presidente lo deseara, podría extender su gestión a través de una propuesta al Congreso Nacional. Hace tiempo el propio jefe de Estado indicó a sus colaboradores que no lo haría. Vamos a repasar la historia para entender el cortocircuito entre ambos y al mismo tiempo saber qué lugar ocupa Moroni en el mismo.
Antes, caben aclaraciones. Las recientes observaciones de Canicoba Corral sobre las presiones de los medios que amparan su decisión de querellarlos tras abandonar el cargo resultan fundamentadas; pero eso no lo convierte en ingenuo protagonista de una Justicia que intenta ser Justa. De hecho, otra de las causas que tuvo entre manos hasta el presente es el atentado a la AMIA. La Causa. Allí, en 2003, delegó los ejes de la investigación sobre la Fiscalía de Investigación AMIA que lideraba el fallecido fiscal Alberto Nisman. Mucho después que los desaguisados de Nisman – Stiusso se hicieran evidentes, Canicoba Corral se adentró en el sendero del Bien y acusó al fiscal de iniciar una investigación paralela “dirigida” por los servicios de Inteligencia. Pero las pruebas ya estaban enterradas bajo los escombros.
La AMIA inició hace pocas horas, a través de su titular Ariel Eichelbaum, gestiones para lograr que la investigación quede en manos de algún juez cercano a la filosofía de la entidad. A ver si todavía. Canicoba Corral ya no respondía a las expectativas de la entidad que clama “justicia” desde una visión muy singular de los sucesos. El juez también indicó que “La causa AMIA es parte de la campaña de difamación y desprestigio de varios medios. Avanzó la investigación” se defendió, sin tanta base de realidad como en otros asertos. “Dijeron que la Cámara me había ordenado en términos duros que avance en la causa AMIA y es falso, ni me menciona”, agregó y recordó que como juez del caso resolvió que el memorándum de entendimiento que firmó Cristina Kirchner con Irán “no era inconstitucional”. Eso es cierto.
El otro elemento a tomar en cuenta es que el renunciante denunció las presiones efectuadas a través de los medios en la causa de las fotocopias de los Cuadernos con el objetivo de obtener prisiones preventivas de corte publicitario. En contra del festival de apresamientos lanzado en 2018, afirmó que “La prisión preventiva debe ser una cuestión muy excepcional”. Añadió que había un “grupo de tareas” durante el mandato de Mauricio Macri que filtraba en los medios de comunicación “información secreta”. “Ha habido un contacto entre los medios y varias de las agencias gubernamentales”, dijo. Y aseguró que no duda de que fue víctima de presunto espionaje ilegal durante el macrismo. “Si algunos diarios dicen que es de noche y es de día, igual algunos prenden la linterna”. De allí las heladas estalacticas mediáticas lanzadas por La Nación.
Como es posible visualizar, el andar de este hombre de Ley es variado. Con la salida de Canicoba Corral quedarán vacantes tres de los doce juzgados de instrucción del fuero federal porteño. Podemos evocar otro anticipo de nuestro espacio, referido a la salud de Claudio Bonadío. Pero vamos al cortocircuito.
En el año 2010, el juez federal Rodolfo Canicoba Corral procesó al hoy ministro de Trabajo Claudio Moroni por el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público debido al vaciamiento de la empresa Sudamérica Compañía de Seguros de Vida Patrimoniales S.A (Savida) durante su actuación como superintendente de Seguros de la Nación. Desde mucho antes, Moroni estaba relacionado con el actual presidente Alberto Fernández. Estudiaron juntos en la Facultad de Derecho de la UBA, fue su sucesor en todos los cargos que dejó Fernández, incluso el de la Superintendencia por el que fue investigado.
Moroni estuvo al frente de la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN) entre 1995 y 1998, en la época de Carlos Menem, y luego entre 2002 y 2004, durante los mandatos de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner. Encabezó uno de los organismos que debe controlar a la administración pública: la Sindicatura General de la Nación (Sigen), luego manejó la Administración Nacional de la Seguridad Social (Ansés) y la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip). De la Afip se fue en diciembre de 2008, meses después de la salida de Alberto Fernández, quien renunció tras la disputa entre el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y las corporaciones agropecuarias por la resolución 125.
El actual miembro del gabinete fue procesado junto a quien lo sucedió en el cargo, Daniel Carlos Di Nucci, y a quien fuera gerente de Control de la Superintendencia, Carlos Alberto Gallo. Los hechos investigados por Canicoba Corral y el fiscal federal Miguel Angel Osorio correspondieron al primer paso de Moroni por el organismo que controla el mercado del seguro. En la causa que orientó Canicoba Corral hay varias compañías de seguros bajo investigación en expedientes por separado. La acusación se refiere al vaciamiento de las firmas por medio de la creación de compañías paralelas del mismo grupo a las que se transfería la cartera de asegurados, pero no los siniestros. La consecuencia fue que los centenares de asegurados que sufrieron accidentes quedaron sin el respaldo de la firma original.
Según el juez ahora renunciante Moroni omitió “ejercer las funciones y misiones propias al cargo de Superintendente de Seguros de la Nación”, al que le correspondía “realizar las actividades de control, inspección y relevamiento de mercado, supervisión, recaudación, aplicación de multas y recopilación de información, previstas para el organismo en las disposiciones legales”. Para Canicoba Corral, Moroni permitió que “se realizaran distintas maniobras fraudulentas que tendieron a disminuir intencionalmente los activos de Savida, perjudicándose a los asegurados y acreedores”.
Queda claro que la diferente interpretación de los complejos pasos del juez atraviesa la vida interior de la coalición gobernante. Y que contar con información preocupante en alguna de las acciones judiciales no define un cuadro de situación completo.
Estos párrafos no implican un hostigamiento a ninguna figura de la vida nacional, apenas contienen la narración de sucesos públicos que, en medio de un ambiente enrarecido por la pandemia, se encuentran difuminados. Y son parte, en todos los casos, de nuestro decurso como país. Este texto amerita relectura de cuidado; y pensamiento despojado.
* Director La Señal Medios / Área Periodística Radio Gráfica / Sindical Federal