Según lo establece la ley de salud mental, cualquier persona que necesite una hospitalización, esta debe realizarse en un hospital general, garantizándose su debida atención. Más allá de esta reglamentación, la pregunta que surge es cuál es la preparación y predisposición que tiene el hospital para alojar este tipo de situaciones y producir una clínica eficaz.

En el marco de la pandemia, el sistema sanitario de Rosario se preparó para afrontar una mayor demanda. Como consecuencia de esta organización se designa al Hospital Alberdi como efector destinado a recibir situaciones de padecimiento subjetivo para internaciones. En este contexto se crea el dispositivo de acompañante terapéutico de sala (ATDS) que se propone acompañar la internación de estos pacientes interviniendo de acuerdo a las estrategias terapéuticas diseñadas por el equipo de psicólogos del hospital. Esto permite brindar un acompañamiento adaptado a las singularidades de cada situación, posibilitando una atención intensiva en momento de crisis.

Concebir el hospital como un lugar que se predispone para el cuidado y la atención integral de la salud en momento de crisis subjetiva, obliga a pensar modificaciones necesarias que operen terapéuticamente. Esta predisposición puede generar en el paciente una experiencia de confianza fundamental para el vínculo terapéutico, fundante para la subjetividad y el restablecimiento de la salud mental, según desarrollos de Winnicott.

Winnicott al elaborar el concepto de Setting alude a la materialidad ambiental necesaria para la acción, para que una experiencia tenga lugar. Al leer palabras como setting, debemos inferir que se refiere a: posición y condición. Entonces, set es algo construido, provisto por otros, para que puedan realizarse determinadas acciones, se desplieguen actos, desde muy complejos hasta muy elementales.

Pensar el hospital como un setting, es decir un ambiente (lugar y otro/s disponible/s) que posibilita una experiencia de cuidado, permite trabajar algunas situaciones de crisis guiados por un tramado conceptual que ordena este tipo de clínica. La particularidad del dispositivo de ATDS es que permite transformar el ambiente de acuerdo a las necesidades de cada situación. Así podrá ser un ambiente más de escucha, de elaboración, de juego, o de presencia física silenciosa y paciente, según se evalúe lo que ese sujeto necesite y/o no haya experienciado. Será una predisposición ambiental que contrarresta la lógica hospitalaria, fragmentaria e impersonal.

En Inhibición, síntoma y angustia Freud habla de situaciones de desamparo, de peligro, traumáticas, de satisfacción, de insatisfacción; así pasa del objeto (de la pulsión) a la situación (objeto auxiliar). ¿Qué significa situación y por qué no se la conserva como concepto, tan importante como el que sustituye: objeto?

En el texto no dice objeto del desamparo, sino situación de desamparo, ¿por qué? Está estudiando un estado de dos que hacen uno y no aquel donde uno es uno y el otro, otro. Se trata de la unidad de dos. Pensar ciertas situaciones de vulnerabilidad desde estas coordenadas, posibilita llevar adelante una clínica en situaciones de crisis que contribuye al restablecimiento de la persona, a partir de poder modificar una institución de acuerdo a las necesidades de un sujeto.

Situación implica la necesidad de otro, objeto llamado auxiliar, colaborador, alguien que cuida, provee y protege al atender necesidades y evitar el dolor. Setting alude a todo aquello, humano y no-humano, que se dispone para cuidar y proteger. Estas coordenadas permiten pensar y adaptar el hospital para su función de setting. Humanizar el hospital. Desde esta perspectiva se pueden resignificar tres palabras que definen la función de los acompañantes y del dispositivo: disponibilidad, cercanía y plasticidad. Disponibilidad no sólo temporal, sino también en el sentido de predisposición al encuentro con los pacientes desde una lógica que no se inscribe en la hegemónica del hospital. Esto crea una cercanía que permite transformar modos institucionalizados de intervenir adaptándolos a las necesidades de cada situación.

Los desarrollos que Winnicott hace sobre lo que denomina experiencia cultural pueden resultarnos provechosos para pensar estas intervenciones. Este autor dice que la experiencia cultural es con otro. La define como el espacio potencial que existe entre el individuo y el ambiente. La invitación a la palabra pero acompañada por otro permite algo de esa generación de la experiencia cultural. Ésta comienza con el vivir creador. En cada individuo la utilización de dicho espacio la determinan las experiencias vitales que surgen en las primeras etapas de su existencia.

¿Puede un hospital brindar cuidados durante internaciones de extrema vulnerabilidad psíquica al modo de lo que Winnicott nombra como ambiente facilitador o madre suficientemente buena? Este tipo de casos requieren ser alojados por instituciones que alojen y cuiden, funciones vinculadas a lo maternante en el sentido en que él lo plantea. Generar condiciones de confiabilidad para producir una experiencia de confianza, y que eso sea incorporado como parte de una experiencia cultural, puede ser sanador, posibilitando otros modos de lazos e instaurando un trabajo psicoterapéutico. Lo sanador y esperanzador, en el sentido de pensar otros modos posibles, es la generación de confianza en una sociedad donde el otro es rival y objeto de desconfianza.

En 1960, Winnicott escribe “a veces el analista tiene que esperar mucho, y es probable que la confiabilidad del analista sea el factor más importante (o más importante que la interpretaciones), porque el paciente no la experimentó en el cuidado materno de la infancia, y para poder hacer uso de ella necesitará encontrarla por vez primera en la conducta del analista”.

Las internaciones en hospitales generales en momentos de crisis subjetivas permiten realizar una atención integral de la persona, desplegándose con los distintos actores institucionales múltiples transferencias. Los ATDS nos inscribimos entre estos actores al propiciar una escucha que, por la disponibilidad y por una modalidad de trabajo no invasiva, y en algunos casos, no interpretativa, permite que los pacientes experiencien cuidado, contención, respeto.

Parte del trabajo de este dispositivo fue construir junto a los enfermeros las formas más pertinentes de responder a las demandas de estos pacientes. Poder anticipar a estos trabajadores probables situaciones ansiógenas, facilitó que éstos estén dispuestos para responder a estas eventualidades. Este trabajo con ellos permitió reducir temores frente a lo inentendible, disminuyendo la distancia o el rechazo que generan los cuadros de padecimiento subjetivo. Esclarecer y entender permitió que escenas disruptivas no desembocaran en distancias que obturaran la experiencia de confianza.

Rodulfo distingue esperanza de futuro. La esperanza es un concepto clave en la constitución subjetiva: de ella depende el establecimiento de una dimensión de porvenir abierta al acontecer, en contraste con lo que Derrida deslinda como mero futuro, continuidad de lo mismo de hoy, previsibilidad con escasas fisuras. Esperanza como concepto nada tiene que ver con la idea de un estado pasivo. Supone trabajo y articulación con apertura al otro para que advenga un sentido. La esperanza es esperanza de que haya sentido. Restituir esta dimensión en momentos de crisis, propiciarla durante hospitalizaciones guiados desde estas coordenadas teórico-clínicas, permite intervenciones eficaces por lo humanizante.

 

*Psicólogo, psicoanalista.
Miembro de PRISMA Cooperativa de trabajo en Salud Mental.

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