La docente e investigadora colombiana, Martha Nubia Bello, analizó las protestas en su país desatadas por un intento de reforma tributaria en plena crisis. “Esta es una manifestación de hastío de injusticias acumuladas”, aclaró.
En plena crisis económica, agravada por la pandemia, el gobierno del derechista Iván Duque llevó al Congreso una reforma tributaria, luego retirada ante las multitudinarias protestas registradas a lo largo y ancho de Colombia. “No podemos atribuir todo esto a la respuesta contra una reforma tributaria, creo que la manifestación que hay hoy en las calles es una manifestación de hastío, de cansancio, de angustia, que hoy experimentamos cientos de miles de colombianos, por muchas razones de injusticias acumuladas en este país”, explicó la docente universitaria en diálogo con el programa radial Poné la Pava.
La defensora de derechos humanos, activista e investigadora indicó en Radio Rebelde Rosario (FM 99.3) que “es muy doloroso lo que estamos viendo en Colombia hoy”, y analizó el inicio del estallido: “Esto se inicia con una protesta muy fuerte en respuesta a una reforma tributaria que se estaba tramitando en el Congreso de la República, una reforma a todas luces regresiva, impertinente en un momento de pandemia, cuando se ha agudizado de manera impresionante la pobreza en colombia”.
Nubia Bello resaltó el carácter nacional de la protesta, que “no ha sido sólo en las ciudades, ha sido un verdadero paro nacional, que ha comprometido a grandes y pequeñas ciudades, a los pueblos”, como respuesta masiva a “la reacción violenta, al uso de la violencia desmesurada” por parte de las fuerzas de seguridad, el pasado 28 de abril. “Los reportes marcan –aunque tal vez son más– 31 personas asesinadas. Tenemos más de 300 heridos, miles de detenidos, 80 personas desaparecidas. A un joven activista que gritaba «paren de matarnos» lo asesinaron anoche, y esto son eventos cotidianos”, lamentó.
De todas maneras, expresó que “en medio de todo hay signos de esperanza”, y amplió: “Esa rabia acumulada también se está convirtiendo en indignación, y necesitábamos como colombianos indignarnos, reaccionar a la muerte, que no nos está acompañando sólo en estos días de protesta, nos acompaña en los últimos años”.
“En Colombia, el pequeño espacio que conquistamos de paz se fue al traste. Estos últimos años hemos asistido a masacres, asesinatos de líderes sociales, de quienes se movilizan para hacer política. La muerte está siendo el pan de cada día estos dos últimos años. Esta es la manifestación de una indignación que rompe el acostumbramiento, el silencio, la indiferencia, y eso es bastante esperanzador”, añadió.
“Democracia” colombiana
Esta docente universitaria, que lleva décadas estudiando la problemática del conflicto armado en Colombia y al lado de la población en situación de desplazamiento por el conflicto armado, aseguró que “es compatible una democracia estable como se ha calificado a la «democracia colombiana» con estos hechos de los últimos 50 años, no sólo los actuales”.
La ex directora del Centro de Memoria Histórica (entidad independiente) repasó un informe de ese organismo “en el que documentamos la desaparición forzada de más de 82 mil personas en Colombia, y la cifra ya van por los 120 mil. En las dictaduras militares de Chile, Argentina, Uruguay, que fueron horrorosas, las desapariciones forzadas no se acercan siquiera a las de la democracia de Colombia”.
“Después vino un partido político que se opuso a los acuerdos de paz, que haría trizas esos acuerdos como lo ha hecho”,remarcó en referencia al actual oficialismo nacional. “Y no sólo eso, hay un partido político en el poder que además afecta la base fundamental de una democracia, que es la independencia de los poderes en este país. Este partido que está en el Gobierno toma la fiscalía, la contraloría, la procuraduría, es decir, que se toma los organismos de control. Cómo puede haber una democracia donde no hay independencia en los órganos de control político en el país”.
“Venimos en un franco desmantelamiento de aquellas estrategias y mecanismos que se contemplan para que en verdad pueda existir democracia. No somos dictadura militar, pero no somos democracia”, afirmó la especialista.
EEUU, drogas y otras yerbas
La experta aclaró que la Casa Blanca no es ajena a este conflicto ni a la crisis que atraviesa su país. “Nosotros no podríamos explicar ni entender nuestro conflicto aislado de las relaciones estratégicas que han tenido los gobiernos con Estados Unidos. Eso es indiscutible”, admitió.
“Son muchos los temas, pero en particular yo le apuntaría al de la política antidrogas en Colombia. El manejo de las drogas en Colombia ha sido absolutamente nefasto. Aquí, toda la «ayuda» y asesoría militar que se ha recibido de EEUU ha sido fundamentalmente para atacar al eslabón más débil de la cadena, al campesino cocalero que en últimas, por falta de oportunidades y presiones de los distintos actores armados, se ve obligado a usar la coca para sobrevivir. Aca se dice que mientras no haya un cambio en la política antidrogas y EEUU no asuma un compromiso distinto, seguirá esta violencia desmesurada”, concluyó.
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