El duelo que cerró la fecha 24 entre Newell’s y Banfield no tuvo emociones en los arcos, pero sí afuera: a pura lágrima, Maxi Rodríguez le dijo adiós al fútbol. Fue tras el 0 a 0 (penal errado por Belluschi en el último minuto), en su casa.
Cuando un futbolista juega su último partido luego de anunciar su retiro, generalmente su incursión en el equipo es una especie de premio, de reconocimiento, de darle el derecho, aunque sea un par de minutos, a jugar ante su público. Eso no ocurrió con Maxi Rodríguez, quien en la cuenta regresiva de su carrera fue el jugador más peligroso de la primera parte.
De entrada nomás, Mariano Bíttolo envió un envenenado centro al área que Juan Garro, de manera increíble, no pudo empujar al arco, que ya no tenía la custodia del arquero. En el rebote lo tuvo la Fiera, de una posición más incómoda, pero tampoco pudo.
Otro gol abajo del arco se erró Alexis Sosa, a mediados de la primera parte. En una jugada de pelota parada, el defensor quedó en una posición inmejorable y solamente tenía que soplarla sobre la línea, pero le dio con el hombro en vez de con la cabeza, y de manera insólita se fue por arriba del travesaño.
La Lepra manejaba bien la pelota cuando pasaba por los pies de Pablo Pérez y el desequilibrio de Francisco González. Y por Maxi, que volvió a tener otra chance: inició una buena jugada con un gran pase a Panchito, Jerónimo Cacciabue lo habilitó, pero Facundo Cambeses le ganó en el mano a mano, en el que tuvo que definir con la zurda, la menos hábil, pero con la que le hizo el recordado gol a México.
El segundo tiempo comenzó con una clara para el Taladro, que no pasó a mayores porque Juan Cruz no pudo conectar bien el tacazo. La pelota recorrió las inmediaciones de la línea, sin que ninguno de los jugadores visitantes pudieran darle el golpe de gracia.
A los simbólicos 11 minutos se realizó el primer cambio: entre muchas lágrimas y una tremenda ovación, Maximiliano Rodríguez besó el verde césped y dejó a paso lento el campo de juego, como si no quisiera salir nunca de ahí. El joven Nazareno Funez ingresó en su lugar.
Cuando todas las miradas aún seguían a la Fiera, el rojinegro tuvo una muy clara posibilidad de ponerse en ventaja, pero el defensor Franco Quinteros se interpuso en el remate de Garro con destino de arco, y con Cambeses ya vencido.
La principal emoción llegó sobre el final, ya en tiempo de descuento, cuando Sosa le cometió una falta dentro del área a Fernando Belluschi, en cancha desde hacía minutos. Pero el experimentado volante no le pudo regalar la victoria a su equipo y a la Fiera, en una noche especial, porque Cambeses le adivinó la intención y se erigió en figura de la noche.
De todas maneras, ni un penal fallado en el último minuto, ni el 0 a 0 final empañó la noche que vivió el Coloso y el mundo rojinegro al despedir a su ídolo. La fiesta no pudo ser completa, pero fue una gran fiesta al fin. Hasta siempre, Fiera.
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