El reclamo es de la Asociación de Pescadores “Carlos Bocacha Orellano”. Su presidente, Edgardo Orellano, exige la paralización de las obras y solicita la realización de estudios de impacto ambiental. Asegura que de lo contrario “el daño será irreparable”. 

¿Cuál fue la ubicación histórica de los pescadores y cómo empieza el proceso de desplazamiento?

A los pescadores nos fueron sacando de las zonas que teníamos previamente. En un momento teníamos un acceso al río por el camino que estaba al lado de lo que hoy es la guardería Botar, donde estaba la parrilla El Dorado. Nos trasladan a la desembocadura del arroyo Ludueña, unos cien metros hacia adentro, ahí había un espacio para la venta de pescado, donde nos llevaron a todos los pescadores del Espinillo y de La Florida. En ese momento se estaba construyendo el puente del parque Alem. Esa zona era de cañaverales, toda tierra colorada, todavía no existía la avenida de la Costa. No existía todavía una cooperativa de pescadores en la zona, no había ningún proyecto de ocupación de la costa para guarderías como las que hay ahora. El arroyo además estaba limpio en ese momento. Hasta el 2010 nosotros estábamos en ese espacio que es el que utilizamos para bajar el pescado. Había una bajada pavimentada donde hacíamos nuestro trabajo, en ese momento el arroyo estaba en su estado natural, no había sido intervenido como ahora. En la actualidad, en 17 kilómetros de costa rosarina los pescadores no tenemos ni un metro que sea nuestro.

¿Cómo empieza el conflicto por el acceso del Ludueña?

En principio, en 2009 sale una ordenanza municipal en la que se destinaba ese predio de la costa del Ludueña para hacer un Parque Náutico Recreativo, de carácter público. Esto incluía actividades lúdicas, náuticas, gastronómicas, de liberación de espacios verdes y recorridos por la costa del Paraná. En el 2010 llaman a licitación pública. El conflicto empieza en 2011, cuando la empresa Obring S.A. queda como adjudicataria de la licitación y toma posesión. En la licitación se prevé la construcción de un camino de sirga que rodee todo el predio y la vera del arroyo Ludueña para que sea de acceso público. El conflicto empieza cuando pedimos el predio para hacer el puerto de pescadores en la zona que va desde Avellaneda hasta el río, siendo que Obring S.A. ese predio jamás lo utilizó. Ahora pretende utilizarlo para estacionar yates en seco sobre el predio del parque Alem.

En las antípodas, ellos empezaron a armar estos terraplenes –o espigones de tierra– en 2021, que van desde la boca del arroyo hasta el eje del arroyo. Ellos tenían que hacer caleta en la costa, pero armaron estos terraplenes para ganar hondura porque se quedaron cortos. Además, ahora están haciendo un elevador para subir yates de 25 toneladas para lo cual están agujereando toda la barranca para hacer el galpón de la guardería. Desde el municipio y provincia hacían propaganda hablando del ensanchamiento del arroyo Ludueña para que escurran mejor las aguas y no se inunden más los barrios. Lo que se hizo para ensanchar la boca, la empresa lo aprovechó y obtuvo la mitad del arroyo. Lo que se está haciendo en la zona del Ludueña en términos ambientales es un desastre.

¿Qué están haciendo la empresa Obring S.A. ahora?

La empresa está trabajando totalmente fuera del plazo, en primer lugar. La adjudicación les daba 18 meses para empezar la primera etapa de las tareas y una segunda etapa para la cual tenían otros 18 meses. Como mucho, la obra tendría que estar totalmente terminada para el año 2015. La única obra que hicieron fue una enorme guardería privada. Desde la asociación civil que yo presido solicitamos un pedido de informe en enero de 2020 sobre el estado de las obras y las licitaciones. Ahí saltó que la empresa está ahora pagando un canon que ronda los 100.000 pesos. Te sale más barato esta concesión que alquilar un quiosco por avenida Avellaneda. Por todo esto, la empresa tiene un montón de sanciones pendientes que no se hacen efectivas.

Desde nuestra asociación civil, que tiene como objeto a la pesca y el respeto a las prácticas tradicionales de los pescadores, hicimos un pedido de suspensión de la obra a la Municipalidad de Rosario –sumado al agravante del incumplimiento del contrato– y al Ministerio de Medio Ambiente de la provincia, hasta que haya un informe de impacto ambiental, ya que esta situación afecta tanto a los pescadores como a los cursos de agua. Desde nuestra mirada están destruyendo la vera del arroyo con estos terraplenes, están clavando pilotes en el medio del curso de agua. Además están obstruyendo el libre curso del agua en el caso de una crecida y destruyendo ese desagüe natural que es Ludueña. Sería muy importante que se suspendan las obras hasta que se pueda constatar el impacto ambiental de lo que se está haciendo. Si no se suspenden las obras el daño ambiental será irreparable.

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