El presidente de la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe), Juan Manuel Rossi, ponderó el lugar del movimiento en el contexto actual y advirtió sobre la importancia de sus acciones en materia de política económica y ambiental.
Este sábado 2 de julio se celebró los 100 años del Día Internacional de las Cooperativas. El lema propuesto por la Asociación Internacional de Cooperativas es “Las Cooperativas construyen un mundo mejor”.
Con qué herramientas, de qué manera lo hacen y bajo cuáles obstáculos, son algunas de las preguntas que Juan Manuel Rossi, presidente de la Federación de Cooperativas Federadas, intenta responder en esta nota. Con un extenso trayecto en el sector, es el máximo dirigente de esta “cooperativa de cooperativas”, agrícolas y ganaderas tradicionales, además de algunas productoras de alimentos. En la entrevista, valora el recorrido de la institución, explica los desafíos, las oportunidades, los rumbos posibles del modelo y resume la importancia de apoyar la propuesta del “otro campo”.
—¿Qué acciones se realizan desde Fecofe para promover el cooperativismo?
—La Federación tiene entre sus principales objetivos y líneas de trabajo diarias la formación del cooperativismo en tanto practica los principios del movimiento. Fundamentalmente buscamos afianzar la relación con cooperativas, pero también vincularnos con las demás federaciones y confederaciones. Por eso decimos que la Federación es un puente que tiene como objetivo enlazar y unificar a las cooperativas existentes.
A partir de esto, nos dedicamos a promover y consolidar el sistema cooperativo nacional. Trabajamos en el fortalecimiento de nuestras asociadas en tanto apoyamos y reforzamos la producción, el agregado de valor, la industrialización y comercialización, desarrollando así el cooperativismo en cada una de esas ramas.
Siguiendo el principio de cooperación entre cooperativas, Fecofe propicia la integración entre las mismas. Por eso, a partir de reforzar el movimiento estamos alentando un modelo de gestión económica y social que es el que creemos mejor para la sociedad.
—¿Cómo colabora Fecofe con el sostenimiento de sus cooperativas asociadas?
—Además de trabajar con el conjunto del sistema cooperativo, nos esforzamos en la defensa gremial de nuestras cooperativas asociadas.
Nos dedicamos a visualizar y valorar el rol de cada cooperativa en su lugar, en su localidad, en la región donde se encuentra. También luchamos para hacer que las autoridades locales, provinciales y nacionales pongan atención en ellas y promuevan políticas estatales dirigidas a las cooperativas y a sus productores asociados.
Igualmente contamos con acciones concretas como la búsqueda de financiamiento, la mejora de las condiciones comerciales de los productos de cada cooperativa, la generación de canales de comercialización tanto para el mercado interno y externo, el asesoramiento técnico para la elaboración de proyectos y la construcción de alianzas estratégicas entre nuestras asociadas y con organismos públicos y privados.
También contribuimos a la reflexión y el debate de temas coyunturales referenciados al sector y nos sumamos a deliberaciones sobre el rol que ocupa el cooperativismo en las discusiones mundiales, como la ecología o las luchas de género. Por eso, Fecofe integra a mujeres dentro del Consejo de Administración, y recomienda a las cooperativas promover su participación en la toma de decisiones. A su vez estamos presentes en encuentros y simposios realizados a escalas nacionales e internacionales, con el fin de conseguir herramientas y materiales que puedan ser trasladados a nuestras asociadas.
—¿Qué dificultades/desafíos presenta el cooperativismo agropecuario?
—Las reglas del mercado y el sistema de valores hegemónicos van claramente en contra del cooperativismo agropecuario. La concentración económica provoca la desaparición de los pequeños productores y el debilitamiento de las cooperativas a través de debilitar a sus asociados. Además, es el mismo poder concentrado el que se resiste a cambios que consideramos necesarios como lo son las leyes de arrendamiento y de acceso a la tierra.
Otro de los problemas que atraviesa el cooperativismo es el avance del sistema financiero en la producción. Mientras la producción se despersonaliza, las cooperativas como sociedades de personas se debilitan. Si las personas son atacadas por una estructura económico financiera en donde las mega empresas y las grandes corporaciones internacionales reemplazan al productor tradicional, las cooperativas y los pequeños y medianos productores se ven desafiados y acorralados.
—Ante este panorama, ¿qué oportunidades aparecen?
—Además de dificultades también existen oportunidades. En un contexto en el que el medio ambiente está amenazado y la gente queda fuera del mercado, la situación se vuelve dramática, y es ahí donde el cooperativismo aparece como un modelo sostenible que ocupa mayor cantidad de gente, que ofrece mayor inclusión, mayor cuidado del medio ambiente en los modos de producción y una visión distinta de sociedad y de la ocupación del territorio.
En la medida en que los gobiernos se pongan en marcha y haya leyes que acompañen, que puedan poner un freno al sistema de concentración, el cooperativismo es el modelo que va a construir un mundo mejor.
En la creación de ese mundo mejor y de oportunidades nuevas, la Federación ocupa un lugar importante en tanto pone a las personas en el centro y busca, más allá de generar buenos negocios como empresa económica, fomentar la educación cooperativa para construir comunidad.
El rol que procuramos ocupar desde Fecofe es el de mejorar la condición de vida de los pueblos, que cada una de las cooperativas sea un agente de desarrollo en su localidad, no solamente en lo económico sino también en lo cultural y lo social.
—¿Qué significa para vos ser presidente de Fecofe?
—Primero un orgullo y una responsabilidad enorme, en el sentido de que es una de las principales federaciones que tiene nuestro país, con amplio desarrollo territorial y presencia en 9 provincias.
También es un compromiso porque la Federación posee una fuerte identidad que, si bien es joven, trae consigo toda la historia de la Federación Agraria a partir del Grito de Alcorta.
Es un compromiso en sí mismo. Y una satisfacción el poder ser una entidad moderna que logra adecuarse a estos tiempos sin olvidar los valores e ideales de aquellos viejos de Alcorta que lucharon por la tierra y por asociarse. Hoy, en Fecofe, los reivindicamos en nuestra pelea por el agregado de valor, por el arraigo.
—Somos “el campo que alimenta” dicen en sus posteos. ¿Por qué? ¿Cómo está conformado ese campo? ¿Cuál es el “otro campo” que existe?
—El otro campo que existe es el campo de las grandes empresas multinacionales o incluso nacionales, subordinadas a oligopolios que se llevan puesto todo: el medio ambiente dañado, la gente expulsada, los pueblos que tienden a desaparecer. La renta y la riqueza se va a otros países centrales donde tienen sus casas matrices las grandes corporaciones y donde el sistema financiero multiplica sus cuentas y sus dividendos, dejando tierra arrasada.
En cambio, el campo que alimenta representa el plato de los argentinos. La comida saludable y balanceada como un derecho, al cual todos tienen que poder acceder.
Nuestra forma cooperativa de construir tiene su base en productores genuinos, en familias enteras que trabajan cuidando la tierra y los recursos naturales para dejar un planeta más vivible y desarrollado para las próximas generaciones. Entonces el campo que alimenta es un campo naturalmente cooperativo, asociativo, erigido sobre los principios y los valores que llevamos adelante.
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