El gobierno de Colombia presentó un proyecto de ley para crear el Ministerio de la Igualdad, una de las promesas de campaña del presidente Petro. Será encabezado por la vice Francia Márquez. Es una de las apuestas más importantes de la historia reciente.
En su libro ¿Por qué preferimos la desigualdad? (aunque digamos lo contrario), el sociólogo francés François Dubet analiza una de las características fundamentales de estos tiempos marcados por avances de distintas formas de la derecha y la ultraderecha. En el marco de la batalla cultural, los poderes fácticos intentan convencernos de que pasaron a ser virtudes la inequidad, la crueldad, la simplificación, la anti-política y el desprecio a los fundamentos y la experiencia histórica.
Dubet asegura que la intensificación de las desigualdades procede de una profunda crisis de las solidaridades. Y analiza asimismo el lugar que ocupa el individualismo como “clave del éxito”. El sociólogo se refiere además a la engañosa retórica que indica que hay desigualdades justas y desigualdades injustas. Y está claro que son los grupos concentrados de la economía los que definen y juzgan en este sentido.
El autor insiste en que, aunque muchos afirmen lo contrario, nuestras sociedades eligen la desigualdad. Y esta idea no sólo es una provocación, sino el punto de partida de un estudio que profundiza y enmarca la cuestión en términos políticos y económicos.
Todos los que pueden (los más privilegiados, las clases medias) prefieren vivir en barrios donde sólo se encuentran con personas afines, y con el mismo criterio eligen la escuela a la que mandarán a sus hijos, mientras expresan el hartazgo fiscal de pagar impuestos sin recibir beneficios proporcionales, señala Dubet. Como contrapartida, los barrios de los sectores populares se perciben como zonas peligrosas y amenazantes. Se repite hasta el hartazgo que los desempleados abusan de las ayudas del Estado y que los jóvenes pobres y sin estudios están siempre al borde de delinquir.
Frente a este diagnóstico, que también incluye la situación en América Latina, nos encontramos con que, justamente en esta región, y más precisamente en la Colombia de Gustavo Petro y Francia Márquez, se están dando pasos importantes para combatir la desigualdad.
Otra promesa cumplida
Este martes 18 de octubre, el gobierno de Colombia presentó ante el Congreso un proyecto de ley para la creación del Ministerio de la Igualdad, una de las promesas de campaña del presidente. La nueva cartera será encabezada por la vicepresidenta Francia Márquez. Todo indica que no será un ministerio más, ni que se trata de una mera expresión de deseos con fines propagandísticos: la iniciativa se enmarca en una serie de cambios profundos que el nuevo gobierno está realizando, y el nuevo ministerio es una de las apuestas sociales más importantes en la historia reciente de Colombia.
La iniciativa se presentó formalmente en el Salón de la Constitución y luego se realizó un multitudinario “acto cultural y ancestral”. La creación de este Ministerio ha sido impulsada por la vicepresidenta desde la campaña presidencial.
Entre los objetivos primordiales de la cartera están la igualdad de género, el reconocimiento del tiempo de trabajo en el hogar como válido para recibir una jubilación, así como la creación de un ingreso vital. Asimismo, se encargará de garantizar condiciones de igualdad para grupos históricamente discriminados y para aquellos sujetos que necesiten una especial protección constitucional.
Las prioridades de este programa son eliminar las brechas económicas, políticas y sociales. Se trata de superar las formas de violencia contra las mujeres, la población LGBTIQ+, la infancia, la juventud y la adolescencia mediante un nuevo Sistema Nacional de Cuidado.
Asimismo, Márquez insistió en la necesidad de eliminar las brechas de desigualdad que afectan a los grupos y los territorios golpeados por el conflicto y desfavorecidos por el modelo económico.
El nuevo ministerio sería el coordinador de la apuesta por cerrar brechas entre poblaciones, atender las necesidades prioritarias de territorios segregados, superar la pobreza y, en suma, hacer posible el goce del derecho a la igualdad consignado en el artículo 13 de la Constitución.
“El Ministerio pretendería ir más allá de la simple e incompleta igualdad ante la ley para imponer a la administración el deber de actuar en favor de los grupos en desventaja. El Ministerio de la Igualdad tendría un mandato más amplio que el de sus homólogos en otras latitudes, como el de España o Argentina, pues estos son básicamente un ministerio para la mujer o de equidad de género en sus países”, aseguró el abogado en Derechos Humanos experto en Estudios críticos raciales, Ernesto Guzmán Jr. En una nota publicada en el diario colombiano El Espectador.
Guzmán señaló que el camino que le espera a la iniciativa “es largo” y se deberá recorrer con celeridad y acierto si quieren producir los efectos esperados. “No faltarán obstáculos, aristas y pendientes en su tramitación ante el Congreso y a ello se sumará un trabajo enorme para poner en marcha la nueva institución”, advirtió.
En este sentido, el especialista señaló que este proceso se debe coordinar con la presentación del Plan Nacional de Desarrollo y la ley de presupuesto para éste y los años siguientes. Mucho esfuerzo institucional le queda por delante al gobierno para responder a las expectativas de la gente que más necesita los cambios que propuso.
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