Sin visión estratégica, regulación y coordinación regional y multilateral, las nuevas herramientas pueden generar desempleo, dinamitar la democracia a través de noticias falsas y profundizar las desigualdades.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), organismo dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), elaboró el primer Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA). La investigación fue realizada por el Centro Nacional de Inteligencia Artificial de Chile (CENIA) con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) y la Organización de Estados Americanos (OEA). También contó con el asesoramiento técnico de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y el Human-Centered Artificial Intelligence (Inteligencia artificial centrada en el ser humano) de la Universidad de Stanford (Estados Unidos). El estudio analiza la situación de la IA en doce países de la región: Argentina, Bolivia, Chile, Perú, Colombia, Uruguay, Paraguay, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Brasil y México. El índice tiene 162 páginas y es accesible en línea.
La IA, considera la investigación, puede contribuir enormemente a la transformación de los modelos de desarrollo de América Latina. Pero, al mismo tiempo, advierte que para aprovechar sus oportunidades y minimizar sus potenciales amenazas, se requiere reflexión, visión estratégica, regulación y coordinación regional y multilateral.
Según la Cepal, aprovechar al máximo el potencial de la IA requiere de un entorno habilitante que incluya infraestructura digital, disponibilidad de datos, talentos digitales y capacidades de innovación y emprendimiento digital. Pero sobre este punto también se incluyen cuestiones a resolver: se debe estar muy atentos a las cuestiones éticas respecto a su implementación y se debe profundizar sobre los retos relacionados con la privacidad de los datos, así como con los prejuicios, los discursos de odio y la discriminación en las decisiones basadas en algoritmos inteligentes.
El índice tiene en cuenta el contexto material, social y cultural de la región, y analiza cinco dimensiones: factores habilitantes (elementos que son necesarios para se desarrolle un sistema de IA robusto en el país); investigación, desarrollo y adopción; gobernanza (nivel de desarrollo del entorno institucional); percepción (tópicos dominantes en redes sociales y medios digitales); y futuro (tendencias académicas y visión de los expertos del impacto social).
Los resultados muestran que la realidad de la IA en América Latina es diversa. Coexisten países con niveles de productividad científica muy altos, pero con deficiencias en su transferencia tecnológica. Otros con disponibilidad y variedad de datos, pero con deficiencias tecnológicas para sacar partido de ellos. Ningún país destaca transversalmente en todos los parámetros considerados, por lo que se recomienda habilitar instancias de aprendizaje cruzado entre las experiencias de los países de la región.
Falta colaboración entre países de Latinoamérica
La mayoría de los que migran fuera de la región lo hacen para estudiar y perfeccionarse, pero en muchos casos luego regresan a desarrollar su carrera en sus países de origen. La cantidad de datos disponibles para el desarrollo y entrenamiento de modelos es enorme. Pero todavía no existe en la región una infraestructura capaz de procesar y entrenar los modelos actuales de IA vinculados al arte, los modelos de lenguaje y los sistemas multimodales, entre otras áreas.
El estudio advierte además que las habilidades tecnológicas avanzadas asociadas a la IA es menor en América Latina (2,16 por ciento) que en el resto del mundo (3,59 por ciento). Existen brechas importantes frente a países del norte global. La IA creció en la región en los últimos años, pero a un ritmo más lento que en el resto del mundo.
América Latina es una región tan diversa como sus paisajes, asegura el informe. Hay países con tremendo desarrollo de la inteligencia artificial a nivel relativo, y otros donde no se da la misma situación. Ningún país concentra todos los aspectos que se consideran esenciales en este índice, pero todos tienen algo que aprender del resto y todos tienen algo que enseñarle al otro. Pero falta aceitar los mecanismos de intercambio, cooperación e integración.
Si bien se están dando pasos importantes en la colaboración científica entre países de la región, es mucho lo que falta. Especialmente si se los compara con los vínculos que mantienen con Europa, Estados Unidos o Asia, que son mayores que los que existen entre los países latinoamericanos. En este sentido, el estudio afirma que hay aún mucho margen para colaborar académicamente dentro de nuestro propio continente, lo cual es claramente una tarea pendiente para la generación de políticas públicas e incentivos por parte de los gobiernos e instituciones académicas de la región.
A modo de ejemplo, en los últimos cinco años, la colaboración entre América Latina y Europa, Estados Unidos y Asia representa un 80,6 por ciento del total de intercambios con otras regiones. En cambio, la colaboración dentro de América Latina apenas llega al 7,7 por ciento del total.
En la presentación oficial del documento, los especialistas destacaron que hay una correlación muy estrecha entre los factores habilitantes y los desempeños relativos a nivel regional. Y se hizo especial hincapié en las políticas públicas y la intervención de los organismos de cooperación internacional. En este sentido, se llamó a emprender acciones enfocadas en los factores habilitantes para lograr un desarrollo más rápido, sustentable y justo de los sistemas de IA. Uno de los ejes fundamentales para el desarrollo de esta tecnología tiene que ver con avanzar hacia una visión propia respecto de los beneficios y amenazas, su vínculo con las agendas de transformación digital y su impacto productivo, social e institucional.
Una mirada desde la región y para la región
En la introducción del índice se asegura que el trabajo parte de una mirada centrada en la pertinencia local, teniendo en cuenta, como factores fundamentales, el capital humano y la participación ciudadana. Entre los principales objetivos del informe se destacan la necesidad de compartir experiencias, unir esfuerzos, crecer en forma conjunta y vitalizar un desarrollo armónico y próspero de la IA en la región. Para lograrlo, señala la Cepal, es indispensable describir en forma apropiada los contextos en los cuales se desarrolla la disciplina, así como la identificación de desafíos comunes, brechas particulares de cada país, y nichos donde deberían destinarse los esfuerzos de cooperación y desarrollo internacional.
El ILIA será publicado en forma periódica, mostrando la evolución de sus indicadores a lo largo del tiempo, para así apreciar la evolución de brechas, aprendizajes y avances.
Con respecto a los países que lideran el desarrollo de IA a nivel mundial, la brecha todavía es muy grande. A modo de ejemplo, entre los años 2010 y 2021, solo el 2,7 por ciento de las publicaciones científicas sobre el tema pertenece a América Latina. Para el mismo período, en términos de inversión privada, la inversión conjunta de todos los países de América Latina no alcanza al 1,7 por ciento del monto de la inversión en los Estados Unidos, ni el 5 por ciento que se invierte en China.
“El llamado es a trabajar de manera colaborativa en todos los niveles. Desde la recolección y disponibilidad de datos hasta la formación de capital humano avanzado. Desde la construcción de centros de cómputo con energías renovables hasta la regulación de la IA con pertinencia local. Si bien los desafíos son enormes, las oportunidades son aún más grandes. La IA es una herramienta al servicio de las y los latinoamericanos, y de cada uno de nosotros depende que esto sea así”, afirma el informe.
“Comunidades académicas con intereses e idiomas comunes, desafíos sociales similares, fuentes de datos parecidas, son todos elementos que pueden contribuir a un trabajo mancomunado regional que tiene un impacto potencial enorme para acceder a la orquesta global de la IA. La colaboración es clave para avanzar. A modo de ejemplo, la evidencia indica que hay países en la región con un gran avance en temas de regulación de la IA, los cuales pueden ser referentes para el resto que aún no ha hecho frente a este desafío. Algo similar ocurre en temas como productividad científica, transferencia tecnológica o promoción”, señala el informe bajo el subtítulo “Juntos somos más fuertes”.
Luces y sombras
El índice asegura que las y los expertos consultados sobre el futuro de la IA en América Latina se dividen entre dos posiciones antagónicas: algunos expresan un gran optimismo, otros, en cambio, mucho pesimismo. “El futuro puede ser esplendoroso, poniendo la tecnología a disposición de las personas para mejorar los sistemas de educación, diagnósticos médicos más oportunos, legitimar la democracia, mejorar las condiciones de trabajo, prevenir desastres naturales generados por la crisis climática y aumentar la productividad científica. O, al revés, puede derrumbar la labor docente, aumentar las brechas en salud, dinamitar la democracia a través de las noticias falsas, generar desempleo incontrolable y aumentar drásticamente las emisiones de carbono por el consumo de energía”, asegura el texto publicado por la Cepal.
Sobre lo que sí parece haber consenso, agrega el informe, es que todo dependerá de la manera en que hoy enfrentemos los principales desafíos que se presentan.
“Existe una preocupación transversal por el creciente poder de las corporaciones. Se discutió la necesidad de establecer marcos regulatorios adecuados para proteger los derechos de las personas, evitar sesgos algorítmicos y garantizar la transparencia y rendición de cuentas en el uso de la IA, especialmente por el control ejercido por las corporaciones que desarrollan los sistemas y su preponderancia en el norte global”, señala el texto en la página 80.
Asimismo, se advierte que la IA puede ampliar las brechas de la región si no se atienden las condiciones estructurales que las generan. El estudio comprobó que existen brechas en términos de capacidades, acceso a la tecnología y recursos financieros en Latinoamérica. Las y los expertos expresaron su preocupación por la posibilidad de que la adopción de la IA profundice las desigualdades, tanto a nivel de países (desarrollados versus el resto) como a nivel de los individuos. “Se debe trabajar en una institucionalidad que permita la colaboración de la industria, el sector público y la academia”, recomienda la Cepal, al tiempo que insiste sobre la importancia de la colaboración entre los actores del sector público, privado y académico para impulsar el desarrollo de la IA. “Es fundamental abordar estas cuestiones para fomentar un ambiente propicio que garantice el uso ético y responsable de la IA en Latinoamérica”, agrega.
La democracia en peligro
En el estudio se reflexiona, por un lado, en torno a un escenario optimista en el cual los sistemas de gobierno y políticas públicas se basarían en mayor medida en evidencia, lo que podría impulsar una ciudadanía más informada y comprometida con la toma de decisiones. Pero, por otro lado, también se plantearon las consecuencias de automatizar las decisiones a través de la IA, en lugar de depender únicamente de decisiones humanas.
Según los expertos, esto podría significar el fin de la democracia representativa tal como se la conoce, dando paso a estructuras basadas en datos generados por los ciudadanos. Esta posibilidad presenta el potencial de distribuir el poder entre los ciudadanos y acercarse a modelos más directos, pero también plantea el desafío de asegurar que los sistemas de IA no sustituyan la voluntad humana y que no se utilicen datos de comportamiento de manera manipulativa.
Por otro lado, se expresó preocupación sobre el dominio de grandes corporaciones y una filosofía data-céntrica. Esto podría poner en entredicho a individuos o grupos que no generen los datos esperados y resultar en mecanismos de control y exclusión disfrazados de objetividad técnica y matemática.
Sobre este punto, el informe plantea la necesidad de avanzar en regulaciones tanto para los sistemas de IA como para la protección de datos personales, la ciberseguridad y las compras públicas, entre otras áreas relevantes. Se insistió, asimismo, sobre el poder que tienen las grandes empresas tecnológicas y la influencia de las regulaciones provenientes de países desarrollados.
Esta forma de dependencia podría ejercer presión para que Latinoamérica adopte marcos normativos que no se ajusten a sus características socioculturales. Para contrarrestar este riesgo de excesivo colonialismo tecnológico y regulatorio, se destacó la importancia de una mayor colaboración regional y el fortalecimiento de los marcos institucionales.
Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 09/09/23
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