Ante el recrudecimiento de los discursos de odio, fortalecidos por las posturas de Milei y Villarruel, la abogada de Hijos Rosario, Nadia Schujman, convoca a seguir levantando las banderas de Memoria, Verdad y Justicia y a conquistar lo que falta.
Los discursos negacionistas del terrorismo de Estado que perpetró los crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura cívico militar eclesiástica, siempre existieron. Era común en los albores de la recuperación de la democracia escuchar aquello de “con los militares estábamos mejor”. Pero generalmente se daba en ámbitos privados o, como mucho, en la cola de un banco o en el almacén de la esquina. Algunos años después surgieron algunos personajes sueltos que lograban colar la teoría de los dos demonios en alguna aparición pública pero no mucho más. En la campaña previa a la llegada de Macri al poder, la cosa comenzó a tomar mucha más fuerza. Que un candidato, o funcionarios allegados, instalaran dudas sobre el número de desaparecidas y desaparecidos y hasta se animaran a hablar de “el curro de los derechos humanos” envalentonó a quienes hasta ese entonces se guardaban el odio para la intimidad. Y la irrupción de un personaje siniestro como Javier Milei y, sobre todo, de su compañera de fórmula Victoria Villarruel, hizo que ya ni siquiera alcance la palabra “negacionismo” y que se empiece a hablar lisa y llanamente de “reivindicación” y “apologismo” del plan sistemático de exterminio que arrasó a la Argentina en los oscuros años que fueron de 1976 a 1983. Nadia Schujman, militante de Hijos Rosario y abogada en causas de lesa humanidad, asegura en ese sentido que “las disputas por la Memoria, las disputas por el sentido, por nuestra historia, siempre estuvieron. Lo que ocurre es que en estos momentos se han habilitado”, y se explaya: “Esos discursos que reivindican el accionar del terrorismo de Estado apuntan, además, a instalar una suerte de reivindicación de las fuerzas de seguridad porque, a 40 años de la recuperación de la democracia, las fuerzas de seguridad en la Argentina siguen estando muy cuestionadas por la sociedad, sigue habiendo mucho resquemor hacia ellos. Entonces, esos discursos que vienen por ejemplo de Victoria Villarruel y Milei, apuntan a relegitimar las fuerzas represivas porque está claro que el modelo económico que se propone desde esos sectores, de la única manera que cierra, es con represión. Y tienen que ver con aquel mismo modelo económico que vino a instalar la dictadura, que vino a instaurar Martínez de Hoz: son los mismos sectores, las mismas recetas y van contra la clase trabajadora, contra el pueblo argentino. Y como nosotros tenemos una historia de lucha, de resistencia, que hace que la gente no vaya a tolerar esto pasivamente, la manera de llevarlo adelante es con represión”.
—¿Influyó en la remontada de Unión por la Patria el hecho de que Milei y Villarruel hayan dejado tan en claro lo que harían en materia de DDHH en caso de llegar al poder?
—Creo que tiene más que ver con una toma de conciencia en el sentido de que iban por los derechos de todas y todos. Y a la vez yo siempre estuve convencida de que ese 30 por ciento que lo había votado a Milei no era un 30 por ciento de la población que reivindicaba el terrorismo de Estado o cuestionaba los juicios de lesa humanidad. Creo que el pueblo argentino ha dado sobradas muestras de que entendió que los juicios y el proceso de Memoria Verdad y Justicia es una conquista, que no tiene que ver exclusivamente con el kirchnerismo sino que es algo que conquistamos como pueblo.
—En medio de tanto odio el amor sigue venciendo y, así como este año se recuperó la identidad del nieto 133, días atrás se identificaron restos de una compañera en el cementerio La Piedad de Rosario.
—Absolutamente. En esa disputa nosotros seguimos teniendo victorias, conquistas, y eso es innegable. Me parece que, tratando de mirar autocríticamente algunas de las cuestiones que hacemos, tenemos que dejar de mirarnos el ombligo, de hablarnos a nosotros mismos, y poder entablar un diálogo con los pibes y pibas que por ahí no vivieron esta historia, y entender que no nos podemos enojar con un pibe o una piba de 17 años que vota a Milei, sino poder ver qué pasa ahí. Y también pensar y militar por todo lo que nos falta, porque está claro que esta democracia tiene un montón de deudas con nuestra patria y con nuestro pueblo y hay que laburar en eso. Creo que el repunte de Massa también tiene que ver con que la militancia salió al territorio a entablar ese diálogo. Porque la verdad es que no ha sido sencillo que siendo el ministro de Economía en esta situación de crisis que vivimos, que es innegable, haya logrado revertir ampliamente el resultado de las Paso. Hay que poner mucho trabajo cotidiano en poder entender cuáles son los modelos de país en disputa y que el enojo y la bronca, que son totalmente entendibles, no nos pueden llevar a suicidarnos políticamente. En la agenda cotidiana de Hijos está claramente esta preocupación y pensamos permanentemente en ver desde nuestro lugar cómo podemos hacer un aporte a la construcción de una patria mejor. Por eso tratamos de ir a todas las escuelas, a todas las charlas, a todos los lugares donde nos invitan haciendo nuestro aporte en esta construcción colectiva.
Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 28/10/23
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