La película rosarina Vera y el placer de los otros, que bajo la dirección de Romina Tamburello y Federico Actis aborda el despertar sexual de una adolescente, fue premiada en el Festival Internacional de Mar del Plata.
La comedia cuenta la historia de Vera, una adolescente de 17 años que reparte su tiempo entre el voley y un pasatiempo secreto. Como la madre administra una inmobiliaria, Vera le roba las llaves de un departamento, “un 3° B que no se alquila”, y se lo subalquila ese departamento a otros adolescentes para que vayan a tener sexo. “Al principio lo hace por el dinero y después se empieza a dar cuenta de que le gusta escuchar el placer ajeno. Es una historia acerca del descubrimiento sexual, marcada en el género cinematográfico coming of age y trata sobre las relaciones madre-hija, de algunos temas tabúes como la masturbación femenina, el voyeurismo, todo desde la óptica de una adolescente”, cuenta Romina Tamburello en diálogo con el programa de radio Poné la Pava.
El proyecto comenzó en 2016 pero recién se pudo filmar en 2021. “En el medio pasó Macri, pasó la pandemia. Realmente, con todo lo que hubo que esperar y seguir laburando, tenés que enamorarte tanto de una historia como para tener ganas de contarla seis años después, y seguir pensando lo mismo”, comparte Romina.
“Hay un capital humano hermoso que tenemos en Argentina y sobre todo en las provincias, y termina siendo muy cercano hacer cine. Si bien estamos luchando para que sea una industria, hay algo que no se tiene que perder que es la familiaridad de los equipos de producción. En Rosario, por ejemplo, cuando terminamos un rodaje nos vamos todos a tomar algo, y eso en el caso de Vera era todos los fines de semana. Hacíamos una fiesta como para agradecer que estábamos pudiendo hacerlo. Creo que eso también tiene que ver con la carencia y con el hambre que tenemos de contar nuestras historias”.
Si bien el proceso de la película fue “súper positivo”, la directora reconoce que lucharon mucho contra la ansiedad. “Es una peli súper chica, con un equipo de no más de 25 personas que para el nivel de cine es nada. Entonces eso también la hizo muy familiar, pero también eso lo hace muy duro. Laburábamos todos en cinco cosas a la vez, era muy demandante y muy gratificante a la vez. En mi caso particular, la conducción fue un proceso muy feliz, porque la dirección puede ser un proceso solitario si uno no abre la película a otres. Y la verdad es que nosotros con Fede (Actis) y con Santi King, que es nuestro productor, estuvimos desde el principio los tres juntos y cuando la peli empezó a funcionar abrimos el equipo y fue como sentirse realmente muy acompañados”.
“La película fue filmada en Rosario con un equipo federal, gente de Mendoza, de Entre Ríos, de Corrientes, de Buenos Aires. Si bien las dos protagonistas, Inés Estévez y Lu Grasso, son de Buenos Aires, el resto del elenco es todo de Rosario”, remarca la también escritora, y agrega: “Fue hermoso. Inés y Lu se vinieron acá, a Rosario y no se fueron, no se volvieron ni los fines de semana, se quedaron y para ellas era un paraíso. Les organizábamos cosas, era verano también entonces había como una alegría extra”.
Inés Estévez se comprometió mucho con la historia porque le interesaba que se hable de estos temas y apuesta fuertemente a las óperas primas, ya que las ve como “algo mucho más ingenuo y no contaminado por alguna parte de la industria”.
Más allá de las dificultades y los tiempos que llevaron a que la película se esté estrenando a más de seis años de su concepción, Romina está feliz de haber podido hacerla y “estrenarla en dos festivales clase A”, que son festivales de carácter competitivo que cumplen los estándares de la Federación Internacional de Asociaciones de Productores Cinematográficos.
La película ya tuvo sus primeros dos encuentros con el público. El primero fue en el Festival Tallinn Black Nights, en Estonia. Sobre la recepción en aquel lejano país, Romina indica que el público destacó el valor del filme para abordar el tema de la sexualidad y el placer. “Se me acercaron varias mujeres llorando, diciéndome que ellas se habían comenzado a masturbar recién a los 30 años, que les parecía una película necesaria. Los varones se nos acercaban y nos hablaban de la incomunicación en cuestiones de educación sexual entre padres e hijos. Era todo un flash, porque uno hace una película y se enamora de la historia, no del mensaje que vas a dar”.
Apenas dos días más tarde estrenaron en Mar del Plata, donde pudo estar presente casi todo el equipo técnico. “Estrenamos el 10 y el 11 nos premiaron. A la mañana se entregaron los premios independientes de los cuales ganamos dos: el Premio al Mejor Largometraje de la Cámara de Productores de Córdoba y el Premio al Mejor Tratamiento de Color de la Asociación de Coloristas Argentinos. Ya estábamos felices con esos premios y a la noche fuimos sin saber nada, porque no es que te avisan antes si estás premiado. Y fue una gran y hermosa sorpresa porque ganamos el premio a Mejor Dirección en la competencia argentina”.
“En Mar del Plata las mujeres estaban mucho más conmovidas por la relación entre la mamá y la hija que por el tema del derecho al goce. Yo lo atribuyo a que en Argentina hay algunas luchas feministas que ya las tenemos ganadas en algún punto, hay temas de los que sí se habla, que en otros países que, dentro de la ignorancia que uno puede llegar a tener con las costumbres de esos países y puede llegar a creer que como es primer mundo son más progres, están súper atrasados en algunas cuestiones feministas. Me dio mucho orgullo por las luchas feministas de las mujeres de mi país”, destaca Tamburello, y concluye sentenciando: “Hay un sector que se presenta para las próximas elecciones cuyos planteos no son muy afines a apoyar la cultura, ni los derechos humanos y ni hablar de los derechos de mujeres y diversidades. Creo que ahí perdemos todos y todas”.
El estreno de Vera y el placer de los otros para el público en general está programado para la primera mitad de 2024.
Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 18/11/23
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