El censor en jefe de Israel, brigadier general Kobi Mandelblit, elaboró un instructivo para la prensa con restricciones para dar a conocer ciertos hechos, datos y testimonios de la masacre. El funcionario pertenece a la Dirección de Inteligencia Militar y es designado por el Ministro de Defensa.

El Censor en Jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), brigadier general Kobi Mandelblit, elaboró un documento en el que se prohíbe a la prensa informar sobre determinados aspectos del conflicto en Gaza, según reveló la revista electrónica estadounidense The Intercept.

Esta publicación, con sede en Nueva York, fue creada en 2014 por Glenn Greenwald, Laura Poitras, y Jeremy Scahill. Pertenece a la organización First Look Media y está financiada por Pierre Omidyar. El sitio ofrece a sus “fuentes” anonimato y seguridad, tal como ocurre con WikiLeaks​.

La nota se titula “Exclusive: Israeli Military Censor Bans Reporting on These 8 Subjects” (“Exclusiva: La censura militar israelí prohíbe informar sobre estos ocho temas”) y lleva las firmas de Ken Klippenstein y Daniel Boguslaw (periodistas de investigación con sede en Washington, Estados Unidos).

El informe da cuenta del asombro de los periodistas que hallaron el texto del censor: “Es muy inusual que esta orden en inglés para la guerra de Gaza rompa con la forma secreta e informal en que normalmente funciona la censura de las FDI”.

“Armas utilizadas por las Fuerzas de Defensa de Israel, filtraciones del gabinete de seguridad e historias sobre personas tomadas como rehenes por Hamas: estos son algunos de los ocho temas sobre los que los medios tienen prohibido informar en Israel”, informó The Intercept, a partir de lo que considera una “orden de censura emitida por el ejército israelí a los medios como parte de su guerra contra Hamás”. 

El memorando, insisten los autores de la nota, fue una medida inusual para el censor de las FDI, que ha sido parte del ejército de Israel durante más de siete décadas.

El censor militar israelí pertenece a una dependencia dentro de la Dirección de Inteligencia Militar de las FDI. La unidad está al mando del censor en jefe, un oficial militar designado por el Ministro de Defensa.

Desde que comenzó la guerra de Israel contra Hamás, afirma el medio estadounidense, más de 6.500 artículos fueron censurados total o parcialmente por el gobierno israelí, según dijo a The Intercept el investigador del Instituto de Democracia de Israel con sede en Jerusalén, Guy Lurie.

“La gente se autocensura, ni siquiera intenta informar las historias que sabe que no se difundirán”, señaló el académico.

Para poner la cifra en contexto, Lurie dijo que “era aproximadamente cuatro veces más que antes de que comenzara la guerra”, citando un informe del medio israelí Shakuf basado en solicitudes de libertad de información. 

Sin embargo, aclara la nota, nunca se podrá cuantificar el número real de nuevas historias afectadas por la censura, debido a un sistema de relaciones estrechas entre ciertos periodistas y las autoridades, y también a la autocensura. Los expertos aseguran que es la censura encubierta, no oficial, la que le da más poder para prohibir al gobierno.

“Nunca he visto instrucciones como ésta enviadas por el censor, aparte de avisos generales que instan a los medios a cumplir, e incluso entonces sólo fueron enviadas a ciertas personas”, dijo Michael Omer-Man, ex editor en jefe de la revista Israel’s +972 y hoy director de investigación para Israel-Palestina en Democracy for the Arab World Now (Democracia para el mundo árabe), una organización estadounidense sin fines de lucro fundada en septiembre de 2020 que aboga por la democracia y los derechos humanos en el mundo árabe. Fue fundada por el periodista saudita Jamal Khashoggi antes de su asesinato.

Khashoggi fue un periodista y columnista de opinión de The Washington Post asesinado en el consulado saudita de Estambul.​ Se desempeñó además como redactor jefe y director general del canal de noticias Al-Arab News Channel.

Omer-Man se refirió también a las consecuencias de la censura y la autocensura: “Se nota realmente en este momento en lo poco que los israelíes comunes y corrientes están viendo en la prensa sobre lo que les está sucediendo a los palestinos en Gaza”.

El diario israelí Haaretz, por su parte, revela en un informe publicado el 29 de noviembre, firmado por Michael Hauser Tov, que hasta el propio censor se quejó de las presiones y las amenazas de despido del gobierno para que cumpla con su trabajo con mayor rigor. 

La nota se titula “Israeli Chief Military Censor Complains of Pressure and Threats of Dismissal From Netanyahu” (“El censor en jefe militar israelí se queja de presiones y amenazas de destitución por parte de Netanyahu”) y afirma que el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, habló con el jefe de la censura militar sobre la necesidad de endurecer la política relativa a la prohibición de material de prensa que está sujeto a la aprobación previa de la censura.

La publicación de Haaretz revela asimismo que Mandelblit presentó una queja ante altos oficiales de las FDI alegando que fuentes cercanas a Netanyahu “han ejercido una presión extraordinaria sobre él para impedir la publicación de varios eventos en los medios, sin ninguna justificación de seguridad para hacerlo”. 

The Intercept también hizo referencia a los aprietes contra el jefe de censores: “Las preocupaciones sobre la politización de la censura militar no son meramente hipotéticas. El mes pasado, el censor israelí supuestamente se quejó de que Netanyahu lo estaba presionando para que tomara medidas enérgicas contra ciertos medios de comunicación sin una razón legítima. Netanyahu negó la acusación”.

“Titulada «Operación Espadas de Hierro: Directiva del censor en jefe israelí a los medios de comunicación», la orden no tiene fecha, pero su referencia al nombre de la actual operación militar de Israel en Gaza deja claro que fue emitida algún tiempo después del ataque de Hamás del 7 de octubre a Israel. La orden está firmada por el censor jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel, Brig. General Kobi Mandelblit. (El censor militar israelí no respondió a una solicitud de comentarios sobre el memorando)”, señala la nota basada en un documento que fue proporcionado a The Intercept “por una fuente a quien el ejército israelí le entregó una copia”. 

“A la luz de la actual situación de seguridad y la intensa cobertura mediática, deseamos animarles a presentar a la Censura todos los materiales relacionados con las actividades de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y las fuerzas de seguridad israelíes antes de su transmisión”, señala la directiva del censor, que agrega un consejo para los medios: “Por favor mantenga informado a su personal sobre el contenido de esta carta, con énfasis en la redacción y los reporteros de campo”.

La nota de The Intercept incluye el documento completo en inglés. El medio estadounidense lo subió además a la plataforma DocumentCloud, utilizada por redacciones de todo el mundo para gestionar documentos de fuentes primarias. 

La investigación enumera ocho temas sobre los que los medios tienen prohibido informar sin la aprobación previa del censor militar israelí. Algunos abordan cuestiones políticas candentes en Israel y a nivel internacional, como por ejemplo revelaciones potencialmente vergonzosas sobre armas capturadas por Hamás, discusiones en las reuniones del gabinete de seguridad, y sobre los rehenes israelíes en Gaza, un tema por el cual Netanyahu es duramente criticado y acusado de un mal manejo de la delicada cuestión, que dio lugar a protestas de los familiares de las víctimas. 

El memorando también prohíbe informar sobre detalles de operaciones militares, inteligencia israelí, ataques con cohetes que impacten lugares sensibles en Israel, ataques cibernéticos y visitas de altos oficiales militares al campo de batalla.

El medio estadounidense agrega que, en 2022, un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos sobre los Derechos Humanos en Israel y los territorios palestinos ocupados abordó la censura militar, destacando dos periódicos en lengua árabe en la Jerusalén Oriental ocupada. Si bien señaló que el censor de las FDI no revisó los documentos, el Departamento de Estado dijo: “Sin embargo, los editores y periodistas de esas publicaciones informaron que se autocensuraron por temor a represalias por parte de las autoridades israelíes”.

La investigación agrega que hubo un tiempo en que el censor tenía un comité de editores compuesto por tres miembros: uno de la prensa, otro del ejército y un tercero elegido públicamente que actuaba como presidente. Aunque el Comité de Editores ya no existe oficialmente, un organismo similar, aunque informal, todavía mantiene cierta influencia.

“Si nos fijamos en la ley que rige la censura, es realmente draconiana en términos de las autoridades formales que tiene el censor”, dijo Lurie a The Intercept. “Pero se ve mitigado por acuerdos informales”, matizó el experto.

La nota afirma que “casi todo sucede en secreto” y agrega que las discusiones del comité son confidenciales, al igual que la mayoría de los comunicados entre los medios de comunicación y la censura. “Cuando se le preguntó por qué los procesos son tan secretos y por qué ni siquiera las organizaciones de noticias hablan, un periodista occidental radicado en Israel y Palestina, que pidió permanecer en el anonimato para evitar represalias, tuvo una evaluación contundente: «Porque es vergonzoso»”.

The Intercept asegura que el hecho de que el memorando de directivas estuviera en inglés sugiere que estaba destinado a los medios occidentales. Los periodistas extranjeros que trabajan en Israel deben obtener permiso del gobierno, incluida una declaración de que acatarán la censura. “Para obtener una visa como periodista, tienes que obtener la aprobación de la GPO” (Oficina de Prensa del Gobierno) “y por lo tanto tienes que firmar un documento que dice que cumplirás con la censura”, dijo Omer-Man. “Eso en sí mismo probablemente va en contra de las pautas éticas de varios periódicos”.

Sin embargo, muchos periodistas firman el documento aceptando la censura, señala el medio estadounidense. Si bien The Associated Press, por ejemplo, no respondió a la pregunta de The Intercept sobre si coopera con el censor militar, en el pasado la agencia de noticias abordó el tema y admitió que se atiene a las directivas de la censura: “La Associated Press ha acordado, al igual que otras organizaciones, acatar las reglas de la censura, que es una condición para recibir permiso para operar como una organización de medios en Israel”, escribió la agencia en un artículo de 2006. “Se espera que los periodistas se censuren a sí mismos y no informen sobre el material prohibido”.

Cuando se le preguntó si cumplía con las directrices del censor militar de Israel, y si su cumplimiento había cambiado desde el inicio de las hostilidades, el director de comunicaciones del Washington Post, Azhar AlFadl Miranda, dijo a The Intercept en un correo electrónico: “No podemos compartir cuestiones internas, ni discutimos públicamente nuestras decisiones editoriales”.

Por su parte, el New York Times dijo a The Intercept: “El New York Times informa de forma independiente sobre todo el espectro de este complejo conflicto. No sometemos nuestra cobertura a la censura militar israelí”. Reuters no respondió a las preguntas de The Intercept.

Un tema muy delicado en Israel es el arsenal nuclear encubierto del país, afirma el medio de investigación de Estados Unidos. “En 2004, el periodista de la BBC Simon Wilson entrevistó a Mordechai Vanunu, un denunciante del programa nuclear, que acababa de salir de prisión. Los censores israelíes exigieron copias de la entrevista, pero Wilson no cumplió”, puntualiza la nota. A Wilson se le prohibió el reingreso a Israel y el gobierno de ese país exigió una disculpa. Inicialmente, la BBC se negó a disculparse, pero finalmente el gigante mundial de las noticias capituló. “Confirma que después de la entrevista con Vanunu los censores se pusieron en contacto con él y le pidieron que les entregara las cintas. Él no lo hizo. Lamenta las dificultades que esto causó”, dijo la BBC en la disculpa. “Se compromete a obedecer las normas en el futuro y entiende que cualquier infracción adicional resultará en la revocación de su visa”, agregó el medio de Reino Unido.

La disculpa, como muchas otras cosas del trabajo del censor, debía haber permanecido secreta, según un artículo de The Guardian de 2005, pero la BBC la publicó accidentalmente en su sitio web, antes de eliminarla rápidamente.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 06/01/24

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