Mientras el presidente Javier Milei desata un ataque constante con discursos misóginos sobre las agrupaciones de minorías, desde el feminismo le hacen frente exigiendo una sociedad de iguales, y destacan los efectos que tienen sobre las mujeres las políticas actuales.

A las mujeres no nos faltaron motivos para convocar a parar el pasado 24 de enero. Fuimos no sólo por estar en contra el DNU y la Ley Ómnibus, que implica un golpe a los derechos conseguidos como la interrupción voluntaria del embarazo (Ley de Aborto), la Ley de los mil días, o la Ley Micaela; sino también porque estamos afectadas en cada una de las reformas que involucran el derecho a la vivienda, el acceso a la tierra, los derechos laborales, los alimentos, la salud, la cultura y la educación pública.

Aún en ese contexto, tal vez hay sectores de la población que necesiten entender específicamente cómo esto nos afecta directamente. En ese sentido surge el interrogante: ¿Cómo explicamos que ser mujeres y disidencias bajo el gobierno de Milei sería aún más peligroso y desigual?

“Es más peligroso porque sus concepciones son extremadamente machistas y agresivas con nuestras luchas”, dice a El Eslabón Mabel Gabarra, abogada y militante feminista. Y añade: “El Poder Ejecutivo Nacional, por decreto 55 publicado el lunes 22, declaró al 2024 como el «Año de la Defensa de la Vida, la Libertad y la Propiedad». Los documentos oficiales de la Administración llevarán esa leyenda. Sugiere precisamente que tiene como propósito también derogar la ley de aborto, una de las mayores conquistas de los movimientos de mujeres, de los feminismos y de las mujeres y disidencias de este país”.

En ese sentido es sumamente relevante tener en cuenta que una de cada diez familias en Argentina son monoparentales y que la mayoría es con mujeres a cargo; el empobrecimiento de las mismas sería aún peor a partir de la derogación de leyes como la ley de alquiler o de la Ley de Góndolas que impone el DNU. “Dos cuestiones, casa y comida, que aumentan sin ningún tipo de freno, deberán ser solventadas con salarios que permanecen con los mismos montos. Creo que las mujeres y disidencias jefas de familia, serán las principales víctimas del gobierno de Milei”, afirmó Gabarra.

Foto: Jorge Contrera | El Eslabón/Redacción Rosario

Mientras el presidente niega la violencia de género y despreció abiertamente al colectivo feminista en su reciente discurso en el Foro de Davos, se conoció que en 2023 hubo 307 femicidios, 4 trans/travesticidios y 23 femicidios vinculados de varones en Argentina, según un informe de la ONG La Casa del Encuentro. 

“Nunca he tenido tanto rechazo a un líder político, por su violencia, por su falta de empatía con el pueblo que lo votó y lo sigue bancando y sobre todo por su ataque sistemático a las mujeres y disidencias de todas las edades y sectores sociales que hemos venido luchando y tomando las calles de nuestro país durante muchos años para lograr que no haya más muertas por abortos clandestinos, por violencias callejeras, en el hogar y en el trabajo”, sostuvo Gabarra; y en ese sentido agregó: “Seguramente, a pesar de Milei y sus funcionarios, lo seguiremos haciendo, desde las más grandes como yo y la multitud de jóvenes que han aprendido que los derechos se defienden en la calle”.

Es evidente que estamos ante la presencia de una corriente ideológica global que vino a ofrecer una alternativa a la crisis del sistema político que se venía dando, un fenómeno a nivel internacional: la extrema derecha. “Milei fue elegido, entonces no podemos calificarlo como dictador sino como un extremista capaz de eliminar todos nuestros derechos sexuales y reproductivos sin ningún problema», advirtió la abogada. 

Existe un fenómeno que ha reingresado al sistema político mediante un proceso de transformación interna que ha interpelado exitosamente a una porción significativa de sectores populares. En este contexto Mabel Gabarra indicó: “creo que el gobierno de Alberto Fernández no estuvo a la altura de lo que debería haber hecho para aliviar las situaciones de los sectores más vulnerables, que salvo su actuación durante la pandemia, que fue muy eficaz y comprometida, luego no tomó las decisiones que hubieran sido necesarias para hacer que la mayoría de nuestro pueblo estuviera mejor y no sufriera necesidades económicamente. Pero no podemos soslayar que la ultraderecha ha crecido en el mundo, sobre todo en Europa, cuna del Estado de bienestar. La ultraderecha nos usurpó dos consignas, cambio y libertad, que son nuestras y no tienen nada que ver con las políticas que ahora llevan adelante sino exactamente lo contrario. En el gobierno de Milei esas palabras significan retroceso, violencia, autoritarismo, hambre y miseria para nuestro pueblo y el enriquecimiento todavía mayor de quienes siempre fueron los dueños de la Argentina”.

El desborde de violencia que el Poder Ejecutivo descarga sobre las mujeres y demás minorías emerge en un contexto donde se pretende gobernar sin Congreso ni pluralidad de voces. Las frases de Milei de “no se dejen amedrentar por los parásitos que viven del Estado” y “dicen que el capitalismo es malo porque es individualista y que el colectivismo es bueno porque es altruista, con (plata) ajena, y en consecuencia bregan por la «justicia social»”, no son más que construcciones dialécticas para desestimar el trabajo de los diferentes colectivos y torcer la mirada que juzga a trabajadores y defiende empresarios, banqueros y terratenientes. Justamente la respuesta del pueblo debe ser radical y aunar las voces para exigir que se gobierne en democracia y con políticas públicas que den cuenta de los derechos ganados sin retrocesos. 

Foto: Jorge Contrera | El Eslabón/Redacción Rosario

Con respecto a ello la proclama de la Asamblea Lesbotransfeminista rosarina es clara y pide a diputados y senadores no votar a favor del DNU, no votar a favor de la Ley ómnibus y rechazar el protocolo anti-piquetes ya que ello “viola los derechos conseguidos con la lucha colectiva, desde las condiciones básicas y materiales de existencia: vivienda, acceso a la tierra, soberanía alimentaria, educación y salud públicas, educación sexual integral y con perspectiva de género”.

“Los feminismos somos un movimiento plural, diverso, pluricultural, plurirracial, no pretendemos la toma del poder, nuestros objetivos son cambiar la sociedad construyendo rizomas que van por abajo, silenciosamente. Las guerras, las armas, los poderes, no son motivo de nuestras luchas. Queremos una sociedad de iguales y libres. Pareciera un objetivo inalcanzable, pero es lo que nos guía y nos da fuerzas para seguir adelante”, concluyó Mabel Gabarra.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 27/01/24

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