Daniel Scioli fue designado secretario de Deportes (y de Ambiente y Turismo) por el gobierno libertario. De piloto a Pichichi, de refundador del Prode al coqueteo con las SAD, del PJ a LLA.
Con una amplia cobertura televisiva a la altura de los grandes acontecimientos, el noticiero de Canal 9 –el más visto hacia fines de los 80– celebró con bombos y platillos el título nacional de motonáutica obtenido por Daniel Scioli, y se lo elevó a la altura de los conseguidos por Juan Manuel Fangio. A sus “competidores” aún les faltaban varios kilómetros para llegar a la meta. “Si es que los hay”, aclaró sobre los supuestos rivales el periodista Ezequiel Fernández Moores en una nota de Página 12 publicada en diciembre de 1988. Explicó también que la dimensión periodística en el canal de Alejandro Romay sobre un deporte que no le interesaba a casi nadie era producto de la sociedad que existía con Scioli padre, y que el acompañante del piloto, Leandro Larrosa, era el hijo de Horacio Larrosa, productor de Nuevediario.
Daniel Scioli también comentaba y celebraba sus victorias en notas con su firma en el diario Clarín, La Nación y en la revista El Gráfico. “Aplaudan carajo, y no paren de aplaudir. Messi es de fierro”, escribe un usuario de Youtube, no se sabe si en serio o de manera irónica, sobre unas imágenes de la lancha A-32 “La Super Argentina”, cuando en 1997 Scioli ganó el Mundial por séptima vez en Estados Unidos. “Es como participar en un torneo de fútbol y que los rivales, fecha a fecha, no se presenten… Salís campeón seguro”, le baja el precio otro comentario.
Key West era una competencia off-shore, es decir, no reconocida por la Unión Internacional de Motonáutica. “Es como la NBA en su momento” respecto a la Fiba, exageró Oscar Miranda, su jefe de prensa entre 1990 y 1997, quien además lo “defendió” –en una entrevista en el diario Perfil– de los mitos y leyendas que decían que competía sin rivales: “Jamás corrió por fuera del reglamento”, dijo, a la vez que admitió que en alguna ocasión calificó solo. “Si la categoría te deja correr con un motor de 6 litros, y otro corredor lleva uno de 4.2, esa ventaja no es culpa de Daniel”, justificó el ex agente de prensa, y le subió el precio a los logros: “El agua es movimiento. No es un autódromo. Tenés que lidiar con maremotos, tormentas. Corrés contra vos mismo”.
Una apuesta fuerte
En diciembre de 1989, un año después de haber conquistado ese Campeonato Argentino de Motonáutica off-shore, Daniel Scioli corrió los mil kilómetros del Delta del Paraná. El primer tramo lo piloteó Carlos Menen, que llevaba pocos meses como Presidente. Después, ya con Scioli al volante, llegó la tragedia: un fuerte vuelco provocó que el cuerpo del piloto saliera despedido, pero no su brazo derecho.
El padre le compraba la lancha, corría solo en línea recta y se autoproclamaba campeón mundial, Daniel Scioli. pic.twitter.com/Rs0T1TkCBa
— Winston (@Winston_Dunhill) July 31, 2015
Como para compensar esa mutilación, llegaron los mayores éxitos deportivos. Y tras el retiro, comenzó su carrera política. Seducido por Menem, fue diputado nacional del PJ por la Ciudad de Buenos Aires desde 1997 a 2002. En ese tramo, a través de un proyecto de su autoría reflotó el Prode, que incluía a todo el deporte profesional y hasta algunos amateurs como el rugby. Las federaciones de los distintos deportes celebraron el ingreso de dinero de las apuestas, pero tildaron la iniciativa de inconsulta. “Sólo hablaron con la gente de AFA, al resto ni lo consultaron”, se quejó “un importante dirigente del básquet” en la nota de Carlos Stroker para El Gráfico.
Scioli, por su parte, aprovechaba para subirse a la ola privatizadora de los 90. “El proyecto debe aprobarse, pero no sólo esto. También hay que acompañarlo con otra ley que incluya el gerenciamiento del fútbol. Creemos que esto es una buena ayuda para los clubes de fútbol y para el deporte en general. Esto lo que hará es ayudar al crecimiento de cada disciplina. Con esto fomentamos la práctica del deporte”. Días atrás, el gerenciador argentino y dueño del Elche de España, Cristian Bragarnik, desmintió las ventajas de las sociedades anónimas deportivas en el país. “Hay clubes con colegios y un montón de disciplinas que seguramente cualquier SAD que pudiera incorporarse van a querer sacarlas. Ahí ya entrás en un choque cultural muy grande porque son, capaz, disciplinas que no dan rédito y el que compra un club quiere ganar plata”, dijo en TyC Sports.
El subsecretario de Deportes entre 1989 y 1992 y actual referente del Movimiento Social del Deporte, Víctor Lupo, sostiene en diálogo con El Eslabón que ese del Prode “debe ser el único proyecto, siendo diputado, presentado por él y que se aprobó. Esa ley abría la posibilidad a lo que venía, que eran las otras formas de juego, que no era el Prode, sino lo que hoy es el juego online, las apuestas deportivas” por las que tantas polémicas y denuncias hay en el ascenso argentino y en el fútbol brasileño, entre otros.
Por su pasado deportivo y su presente político, Daniel desembarcó en la Secretaría de Deportes y Turismo en las presidencias interinas de Adolfo Rodríguez Saá y Eduardo Duhalde entre los convulsionados años 2001 y 2003. Después fue vicepresidente de Néstor Kichner hasta 2007 y luego fue 8 años gobernador de Buenos Aires. “En ninguna de las veces que estuvo impulsó el cumplimiento de la Ley del Deporte”, asegura Lupo, que evalúa las gestiones en esa área “si actúan o no dentro de la Ley”. La norma busca federalizar la gestión a través del Consejo Nacional del Deporte, al que quisieron voltear en su momento dos deportistas como Carlos Reutemann y Daniel Scioli. “Todos han estado fuera de la Ley. El primer discurso que tenía un funcionario, que llegaba y no tenía ni idea lo que era el deporte por más que eran todos ex deportistas, era que la ley era vieja. En 2015 se actualizó, con el voto de las cámaras, y tampoco la cumplieron. Entonces era una mentira que la ley era vieja”, lamenta el autor de El deporte en la cultura del encuentro.
En 2015 le llegó su gran oportunidad: fue el candidato oficialista a la presidencia. En la campaña electoral recibió el apoyo de deportistas y prometió mantener el programa estatal Fútbol Para Todos. En rigor de verdad, Mauricio Macri, su oponente, también había prometido mantener esa política de televisación gratuita. En la previa al balotaje, el conductor televisivo Marcelo Tinelli invitó a su programa a ambos candidatos y se hizo prometer en vivo que lo nombraran al frente de la AFA. Macri ganó y tampoco le cumplió. Igual, el Cabezón estuvo cerca, después de una votación de 38 a 38 sobre 75 asambleístas que votaron.
“Haber perdido la Presidencia fue peor que perder el brazo”, reconoció Scioli en 2016.
El Pichichi
El fútbol le llegó tarde. Se autodenominó El Pichichi cuando intentaba gambetas y erraba goles cantados en el Club Sporting Villa La Ñata, a pasos de su mansión, en Benavídez (Tigre). Allí tiene lo que él llama su “biblioteca”. No hay libros ni espacio de lectura, y sí aparatos y fierros. “En la biblioteca Scioli no lee, hace gimnasia”, revelaron Pablo Ibáñez y Walter Schmidt, autores de Scioli Secreto.
“Scioli entra dentro de lo que los griegos llamaban personas eclécticas”, lo define Lupo, y explica: “Tienen una perspectiva o enfoque respecto a cualquier materia que evita siempre elegir un bando o un camino, prefiriendo más bien tomar elementos de todos y armar algo distinto de acuerdo a su antojo”. Pero agrega: “Ellos se llaman a sí mismos «pragmáticos», que es una forma estúpida de presentarse”.
El arribo de Scioli a la secretaría de Deportes (y de Ambiente y Turismo) produjo la baja del periodista rosarino Ricardo Schlieper, representante de jugadores y (aunque suene incompatible) subsecretario del área por menos de dos meses. “Estuvo en la presentación de la Copa Davis pero no habló, no le conocimos la voz”, me dice un colega que participó de la conferencia. Horas después, el breve funcionario tuiteó: “Ante la designación de Daniel Scioli en un cargo del cual iba a depender, tomé la decisión personal de alejarme para darle la libertad de elegir su gente”.
En 2018, como diputado nacional, el ex motonauta rosqueó para presidir la Comisión de Deportes. Un proyecto lo unía con el entonces presidente Macri: la habilitación de las SAD. En los 90 también lucharon juntos por ese objetivo, él desde la banca en el Congreso y Macri desde Boca. Contradicciones políticas al margen, su arribo al equipo de Javier Milei –que habilitó las SAD desde un DNU, ahora suspendido por una cautelar– no desentona. El Pichichi es polifuncional, no tiene problemas de adaptación.
Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 03/02/24
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