En un acto cargado de emotividad, familiares de estudiantes de la Escuela Superior de Comercio General San Martín de Rosario, víctimas del terrorismo de Estado de la última dictadura cívico militar, recibieron el pasado jueves 4 de abril, los legajos restituídos de su paso por la institución.
Se trata de 22 jóvenes cuyas vidas fueron arrancadas por la persecución política de un plan sistemático perverso ejecutado en todo el país. Las víctimas en esos años oscuros que fueron registradas en un trabajo de reconstrucción e investigación son: Analía Minetti, Eduardo Pérez, Marcelo Acoroni, Orlando Finsterwald, Alberto Pisani, Horacio Ferraza, Eduardo Laus, Mirian Moro, Cristina Constanzo, Roberto de Vicenzo, Oscar Manzur, Carlos Blassetti, Ana María Gurmendi, Graciela Koatz, Rubén Aizcorbe, Héctor Rimada, Adriana Angel, Ricardo Mazza, Hugo Mattion, Raúl Bustos, Juan Carlos Vicario y Odorico Humberto Montorfano.
“Como nunca antes, desde la recuperación democrática, se están poniendo en duda y en discusión los fundamentos mismos del pacto que la sociedad argentina pudo y supo construir en el 83 para poder salir del horror”
Una desición politica inclaudicable
El rector de la UNR Franco Bartolacci destacó el acto como “la manifestación de la decisión política contundente e inclaudicable de la comunidad de la Universidad Nacional de Rosario en la defensa de la memoria, la construcción de la verdad y de la justicia”. Y valoró el rol histórico del Centro de Estudiantes del Superior, “el de hoy y el de siempre”, como así también el legado de los organismos de DDHH. “Sin su lucha, difícilmente la Argentina haya podido construir la salida de la dictadura que construyó, que es única, inédita en el mundo”, consideró Bartolacci quien agradeció “que podamos plantarnos con el amor y la firmeza necesaria para sostener las banderas de siempre cuando se las quiere negar como pocas veces antes”, dijo, en referencia a las posturas públicas negacionistas que bajan desde el gobierno mileísta.
“Estamos viviendo un momento muy particular. Yo creo que como nunca antes desde la recuperación democrática se están poniendo en duda y en discusión los fundamentos mismos del pacto que la sociedad argentina pudo y supo construir en el 83 para poder salir del horror”, advirtió.
“Paradójicamente, cuatro décadas después cuando tendríamos que estar celebrando que nuestra nación haya tenido la capacidad de construir ese recorrido, estamos volviendo a discutir cosas que pensábamos que ya estaban saldadas en el debate público nacional”, se lamentó el rector. “La memoria sirve para que los errores y las tragedias no se repitan, pero sirve también para que nunca más la brutalidad le gane al amor”, expresó Bartolacci.
Un trabajo de paciencia y amor
En tanto, el director de la Escuela Superior de Comercio, Pablo Alesandroni, subrayó el rol del área de Alumnado por “el trabajo metódico y sistemático” sobre la restauración de los legajos, y del área de Extensión que ubicó a cada familiar. “Lo han hecho con una paciencia, con un amor, con una dedicación que es importante destacar. Ustedes saben que estos legajos no son sólo una ficha académica, podemos rastrear la historia de materias o de números, también hay fotos, hay registros que nos sirven para recomponer una historia, para dar de nombre, para dar visibilidad a alguien que fue injustamente desaparecido por un gobierno militar. Digo desaparecido porque en realidad fueron detenidos o asesinados”, aclaró Alesandroni.
“Se fue pasando una posta entre nuestros estudiantes que han mantenido vivo hasta hoy la memoria y que son parte fundamental de este reconocimiento”
“Están muy presentes, y eso se lo quiero decir a los familiares de absoluto corazón y de absoluta convicción. Están muy presentes en esta escuela desde antes que fuera feriado el 24 de marzo, a través de actos conmemorativos organizados por el Centro de Estudiantes, siempre se leyeron los nombres de cada una de estas 22 personas”, recordó. “Obviamente, fue el Centro de Estudiantes el que motorizó a lo largo de estos años, desde allá por la década del 80, y comenzó con un trabajo sistemático de recolección de datos. Se fueron agregando y se fue pasando una posta entre nuestros estudiantes que han mantenido vivo hasta hoy la memoria y que son parte fundamental de este reconocimiento”, destacó.
Personas que nos faltan
Paula Contino, secretaria del Área de Derechos Humanos de la UNR, destacó la “amorosidad impresionante de volver a restituir, recomponer este rompecabezas que nos dejaron aquellos genocidas en el 1976 y que todavía seguimos armando”. También recordó que el año pasado se realizó una restitución de legajos a estudiantes víctimas de la dictadura en otra de las escuelas universitarias secundarias, el Politécnico, en un trabajo articulado. “Esta política institucional de la universidad recoge el trabajo enorme que ha habido de (además de los organismos de DDHH) cátedras, escuelas, facultades, a partir del compromiso y de las grandes banderas de memoria, verdad y justicia”. En este sentido cabe destacar que la tarea de investigación requirió el respaldo de las instituciones y personal nodocente para seguir los recorridos académicos de las víctimas, en donde se sumaron en este caso, la facultad de Ciencias Económicas, la facultad de Derecho y la facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura.
“No solamente es una responsabilidad como Estado, sino es un deseo consciente, de justicia, un deseo consciente de no olvidar, de memoria contra el olvido y sobre todo en estos tiempos donde vienen a hablar de «memoria completa»”, subrayó Contino.
“Estas 22 personas que no están desde hace muchísimos años entre nosotros, que les faltan a sus familias, que les faltan a la comunidad universitaria de la UNR, nos faltan a todos y a todas, porque esas personas no es que un día dejaron de venir a nuestras instituciones, no es que se murieron, no es que interrumpieron sus estudios, fueron arrancados de sus vidas, de sus jóvenes vidas por un plan sistemático llevado adelante por el terrorismo de Estado”, resaltó.
La reparación continúa
A su turno, el decano de Derecho, Hernán Botta recordó que en el ámbito de la abogacía se suele decir que «si la justicia llega tarde, no es justicia». Pero replicó: “Permitámonos sentir que hay algunas excepciones, porque a más de 48 años no puedo dejar de sentir que estamos haciendo algo justo, que estamos reparando con justicia algo que se debía. Esto nos hace mejores a cada uno de nosotros, pero especialmente como comunidad. Por eso quiero que sepan cada uno de los familiares, amigos, compañeros y compañeras de vida y de militancia, a las personas, que mucho más que sus legajos, sus historias de vida, que hoy intentamos reparar con profunda emoción y con respeto, les agradecemos poder sentirnos mejores junto a ustedes”.
En tanto, el decano de la facultad de Ciencias Económicas Javier Ganem recalcó la labor de investigación sobre los legajos que “no ha sido una tarea sencilla porque efectivamente habían sido destruidos”. “Tenemos la evidencia que habían sido sacados de sus lugares correspondientes y se tuvo que restituir con un trabajo metódico, tomando acta por acta para ver cuál había sido la trayectoria académica de nuestros estudiantes desaparecidos o asesinados durante la dictadura militar, así que nuestro reconocimiento para todo ese trabajo realizado”, añadió.
Por su parte, la vicedecana de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura, Yolanda Galassi, expresó: “Es nuestra responsabilidad, como miembros de esta comunidad educativa tan importante, mantener viva la llama de la memoria para que las generaciones presentes y futuras conozcan la verdad y puedan construir un futuro mucho mejor sobre los cimientos de la justicia, la empatía y la solidaridad”.
Luego de la entrega de legajos se proyectó un trabajo en video realizado en la escuela sobre el rol de la memoria.