Entre tanto ajuste y destrucción del Estado, el cierre de la agencia Télam y el corte de distribución de pauta oficial nacional pasan casi desapercibidos pese al enorme daño que generan a la población, y en particular a quienes no están de acuerdo con la actual gestión de gobierno nacional. Además de sumar a la recesión económica y la pérdida de empleo generalizadas, significan un abrupto retroceso en la pluralidad de voces necesaria para el cumplimiento del derecho a la comunicación, vital para una democracia verdaderamente representativa. En paralelo, el presidente Javier Milei insiste en seducir a los dueños de las grandes plataformas comunicacionales ofreciéndoles la Argentina como “paraíso digital” ante el avance de regulaciones de su actividad.

El corte del acceso a los contenidos y los servicios de la agencia oficial de noticias y a los ingresos vía pauta golpean muy duro a los medios más pequeños y genuinos en tanto fruto de intereses claros, vinculados a realidades locales, identidades comunitarias y expresiones culturales con poco y nada de difusión en los circuitos comunicacionales masivos, monopolizados por poderosos conglomerados empresarios cada vez más concentrados en nuevas pocas manos.

A esas pocas nuevas manos Milei les terminó de besar los anillos en estos últimos días, tras su anterior flirteo explícito con Elon Musk, titular de X. “Argentina tiene la oportunidad de posicionarse como un líder global en tecnología avanzada, aprovechando un entorno favorable a la innovación y libre de regulaciones restrictivas”, blanqueó el titular del Ejecutivo nacional a poco de iniciar su nueva gira y antes de las reuniones que mantuvo con Tim Cook, de Apple; Sundar Pichai, de Google; Marc Andreessen, de Netscape Communications Corporation; Sam Altman de OpenAI y responsable de ChatGPT y Mark Zuckerberg, dueño de Meta, que reúne a Facebook, Instagram, WhatsApp y Threads.

Las “regulaciones restrictivas” aludidas por Milei se extienden más allá de territorios “socialistas”. Desde el año pasado, la Unión Europea avanzó en un marco normativo basado en la llamada Ley de Servicios Digitales y hace unos días inició un procedimiento formal para evaluar si esa norma fue incumplida por Meta en lo que a protección de menores de edad se refiere.

“No sólo se investigan posibles prácticas desleales en el uso de datos y publicidad en línea, sino que la Comisión Europea acusa directamente a la compañía que dirige Mark Zuckerberg de fomentar la adicción entre los jóvenes”, se informa en un artículo publicado por Tiempo Argentino este último jueves. 

Según informa oficialmente la Unión Europea, las regulaciones “tienen dos objetivos principales: crear un espacio digital más seguro en el que se protejan los derechos fundamentales de todos los usuarios de servicios digitales y establecer condiciones de competencia equitativas para fomentar la innovación, el crecimiento y la competitividad, tanto en el mercado único europeo como a escala mundial”.

Por estos lares, en tanto, el gobierno nacional invita a esquivar ambas intenciones y promueve una vuelta de tuerca cipaya a la monopolización de las comunicaciones en el ámbito nacional.

La apertura a Musk, Zuckerberg y acólitos va en línea con la prédica de Milei en favor de monopolios y mafias, y también con su pretensión de obtener nuevos triunfos en las pujas electorales, en las que la influencia de la manipulación de la información y la libertad de expresión a través de las redes sociales es evidente y tiene varios antecedentes.

Es en este marco que el oficio del periodismo puja por sostenerse. Un marco que interpela cada vez más a los supuestos que sostienen a “la prensa” como “cuarto poder” basado en su capacidad de búsqueda y transmisión de información desde una posición neutral, objetiva.

El de CEO de Clarín ahora también tiene gusto a “puesto menor”. Y a desafío cada vez mayor suena la realidad que afrontan trabajadoras y trabajadores de prensa que no se resignan a las injusticias que sufren y registran cotidianamente. Los nuevos patrones de las nuevas tecnologías obligan a nuevos modos de lucha por condiciones laborales y salarios dignos; y también a ampliar los objetivos de la organización sindical. Ya no se trata sólo de defender puestos de trabajo; también hay que crearlos. Y para eso hay que fortalecer el desarrollo de redes que, aunque deban aggiornarse a la era digital, unan expresiones que se nutren de la humanidad que todavía existe.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 01/06/24

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