Claudia Sheinbaum obtuvo un contundente triunfo proponiendo justicia social y un estado presente para luchar contra la desigualdad, la pobreza y el patriarcado. La educación, la investigación científica y el cuidado del medio ambiente son otros puntales de la plataforma ganadora.
Para la mayoría del pueblo mexicano, la justicia social no es “aberrante”. Por el contrario, la presidenta electa Claudia Sheinbaum, que ganó las elecciones del 3 de junio con más del 59 por ciento de los votos, plantea profundizar ese concepto y lograr una justicia social “en sus múltiples dimensiones”, incluyendo género, edad, etnia y medio ambiente. “Por el bien de México, primero las mujeres pobres” es una de las consignas que guían su pensamiento. El eje es el “humanismo mexicano”, que se define como un impulso de lo colectivo, la colectividad, el común y lo público, para reemplazar el individualismo neoliberal.
La candidata de Sigamos haciendo historia (frente formado por Morena, el Partido del Trabajo y el Partido Verde) le sacó más de treinta puntos de diferencia a Xóchitl Gálvez (27,92), la candidata de Fuerza y Corazón por México, una coalición formada por el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), además de partidos políticos locales. El tercer lugar fue para Jorge Álvarez Máynez (10,47 por ciento), del Movimiento Ciudadano.
Sheinbaum obtuvo una victoria contundente en 31 de los 32 estados, incluso en las regiones menos afines a Morena. México tiene una población de 129.477.554 y estaban habilitados para votar 98.329.591. La participación alcanzó el 61 por ciento. En 2018, cuando ganó Andrés Manuel López Obrador (con el 53,19 por ciento), fue del 63 por ciento.
Otra lógica para ejercer el poder
El humanismo mexicano se define como otra lógica para ejercer el poder, basada en las necesidades del pueblo, y con vistas a construir una democracia efectiva y transformadora, para así vencer la desigualdad, la pobreza y el patriarcado.
En el plano económico, plantea la reindustrialización y la responsabilidad social del estado en un sistema mixto, que combine lo público con lo privado. La educación, la investigación, científica y el cuidado del medio ambiente son otros de los puntales de la propuesta ganadora. Lejos, muy lejos de los negacionistas del cambio climático.
La plataforma de Sigamos haciendo historia incluye seguir avanzando en la soberanía energética. Y propone reconocer, visibilizar y fomentar el pluriculturalismo y el multilingüismo. La libre determinación y la autonomía de los distintos pueblos y etnias están entre los objetivos del Estado, así como las políticas públicas a favor de los derechos de los colectivos LGTBIQ+.
Otro camino es posible
“El modelo posneoliberal mexicano es una respuesta a quienes, para justificar al neoliberalismo, esgrimían que no había otro camino posible, como si se tratara de un destino manifiesto o una fatalidad” escribió Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en el último capítulo de su libro de 2024, titulado Gracias.
Los resultados de las elecciones de México implican un freno para el avance de los discursos de la derecha y la ultraderecha regional y global, porque desmienten muchas de las falacias que los medios a su servicio repiten en forma incesante. “La contundente victoria de la candidata oficialista en México, Claudia Sheinbaum, en las elecciones presidenciales del último domingo debería ser leída con atención por la izquierda latinoamericana, en estos tiempos donde parece campar a sus anchas la neo derecha disolvente y fascistoide”, aseguró el periodista argentino y analista del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la), Marcos Salgado.
“Hasta la prensa conservadora del continente admite que con la nueva correlación de fuerzas que dejan estas elecciones a nivel del congreso, Sheinbaum podría avanzar incluso en las reformas constitucionales que impulsa AMLO, conocidas como el Plan C, aunque el actual presidente aclaró que eso deberá decidirlo la nueva gobernante”, agrega Salgado en su nota, titulada “La victoria de Sheinbaum en México es una lección para las izquierdas latinoamericanas”.
“La rotunda victoria de Sheinbaum deja varios elementos interesantes. El primero es que no alcanza con el accionar de las derechas políticas asociadas a los medios de comunicación, por más hegemónicos que parezcan, junto a las descontroladas redes sociales, para definir agenda y voluntades electorales. En México, claramente, no ocurrió”, considera el analista de CLAE, que sostiene además que la “victoria de la izquierda en México muestra que, lejos de la monserga ultraderechista, las mayorías están dispuestas a apoyar al progresismo si verifican en su vida diaria que las cosas están mejor, y pueden estar aún mejor”.
En un artículo publicado en 2023 en la revista estadounidense Jacobin titulado “Seis hipótesis sobre el crecimiento de las derechas autoritarias”, el ex vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, señaló: “La gente apoya a las izquierdas y los progresismos porque ha experimentado en carne propia el maltrato y el empobrecimiento neoliberal. Pero si el progresismo que llega al gobierno prometiendo bienestar y protección no cumple lo que prometió, o empeora las condiciones de vida de las clases populares, lo que se produce inicialmente es un colapso cognitivo de las adhesiones y las esperanzas”, escribió el ex vicepresidente, que considera que “el colapso cognitivo puede llevar al desánimo e inundarlo todo en forma de enojo colectivo”.
Los resultados de las elecciones demuestran que la bronca, el resentimiento y el odio, que constituyen lo que se denomina “el giro emotivo” (la preponderancia de ciertas pasiones a la hora de elegir), encontraron un límite.
La derecha siempre al ataque
A poco de conocerse los resultados, el poder real, los mercados, “emitieron su voto” de la manera en que siempre lo hacen, por fuera de los mecanismos democráticos e intentando propalar miedo. “El pánico en los mercados sigue. Antes del mediodía de este lunes, 3 de junio, el desplome del IPC (Índice de Precios y Valores) de la Bolsa Mexicana de Valores, el principal índice bursátil en México, cae alrededor de un 6,5 por ciento al ubicarse en las 51.571 unidades. Esta es su peor caída desde la registrada el 9 de marzo de 2020, al inicio de la pandemia por Covid 19, cuando retrocedió 6,42 por ciento”, señaló el sitio Investing en la nota titulada “¡PÁNICO! Crash en mercados tras Elecciones 2024 en México: ¿peso subirá de 18?”, que se publicó el lunes posterior a las elecciones.
“En algún momento se van a tener que estabilizar los mercados, la cosa es dónde, sobre todo porque ahorita ya pasamos de la fase de miedo a lo que parece que se está dando pánico sobre la economía mexicana. Entonces esta caída de la BMV que ya supera el 6 por ciento, algo que casi no se ve, pues ya es considerado un poco de pánico”, dijo Gabriela Siller Pagaza, directora de Análisis Económico y Financiero en Grupo Financiero Base en declaraciones a Investing.
Un día después, el mismo sitio para inversionistas tituló “¡LEVANTÓ!… pero no tanto: BMV recupera mitad de lo perdido el lunes, ¿hay miedo?”
“El pánico que inundó el lunes a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), tras darse a conocer los resultados de las elecciones del 2 de junio, parece haber cedido aunque no del todo. Al cierre de la sesión de este martes, 4 de junio, el índice de referencia logró anotar un avance de 3,24 por ciento al ubicarse en 53.485 unidades, aunque aún se encuentra en niveles no vistos desde noviembre del año pasado”, señala la nota, que advierte que, sin embargo, el alza representa casi la mitad de lo que perdió en la jornada previa, cuando cayó 6,11 por ciento y terminó en 51.807 puntos. El miedo es el mensaje.
La derrota de las operaciones mediáticas
El escritor, dramaturgo y periodista independiente nacido en Estados Unidos, Kurt Hackbarth, pone el foco en los dispositivos de la derecha (local, regional y global) para atacar a los candidatos y las candidatas que no responden a sus intereses: “A lo largo de la campaña y en el transcurso de tres debates, Sheinbaum se negó a dejarse intimidar por la serie de ataques dispersos de la candidata de la oposición, que cada vez eran más desagradables. Gálvez, jugando a fondo una estrategia de campaña negativa, atacó todo, desde su carácter hasta su familia, pasando por su historial como alcaldesa de Ciudad de México, y terminó con una serie de insinuaciones sobre la ascendencia judía de Sheinbaum”, señala el autor en su artículo “La victoria de Claudia Sheinbaum es un triunfo para México”
“Sheinbaum también se negó a ser acosada por los que repetían que iba a ser una marioneta del presidente saliente AMLO: cada vez que alguien intentaba insistir en la necesidad de crear una imagen más individualista –como si estuviera comercializando una nueva marca de cereales o detergente– Sheinbaum explicaba tranquilamente que ella representa un movimiento social y que su administración será orgullosamente el segundo piso de la Cuarta Transformación de México. Y lo hizo con la cara de póquer que le sirvió como alcaldesa de la Ciudad de México, una cara que, evitando el intento de forzar un estilo oratorio elevado, afirmaba su autoridad con discreta coherencia tanto en las entrevistas como en la tribuna. Los votantes la aprobaron”, analiza Hackbarth, que también se refiere al carácter internacional de las operaciones de prensa de la derecha.
“La victoria de Sheinbaum también se produjo a pesar de una campaña internacional coordinada de medios de comunicación y bots que intentaron pintar a AMLO y Morena como en connivencia con los cárteles de la droga. Este es sólo un capítulo de una embestida mediática incesante que sembró de mofas y calumnias su paso por la administración de AMLO sin dignarse a aprender nada de lo que estaba sucediendo por debajo de su muy limitado radar”, señala el periodista estadounidense.
Hackbarth cuenta que el día de la elección, un grupo de periodistas extranjeros aterrizó en Ciudad de México, maravillados de que un país tan “machista” pudiera elegir a una mujer presidente, “y tan cómodamente”. Y señala que, una vez más, salieron a relucir los lugares comunes y los estereotipos más gastados de la mirada de los países centrales hacia América Latina: “votantes comprados por los programas sociales, un pueblo religioso esclavizado, y una sucesora elegido a dedo por un líder mesiánico”, entre otros.
“Cualquier cosa para evitar otorgar legitimidad a los votantes mexicanos, o ver lo que estaba sucediendo sobre el terreno: un proceso impulsado por la política de realineación partidaria en el que los votantes de clase trabajadora, dispersos entre los partidos en las elecciones de 2018, se concentró en Morena, manteniendo en gran parte intacta la coalición de clases del partido”, señala el escritor estadounidense.
La presidenta y los femicidios
Sheinbaum es la primera presidenta de un país en el que cada día mueren entre nueve y diez mujeres. En 2022 se produjeron 976 femicidios, en 2023, 848. En lo que va de 2024, hasta mayo, asesinaron a 264 mujeres. Es el segundo país de América Latina por cantidad de femicidios, detrás de Brasil, según los registros más recientes (de 2022). Este año, se registraron además 6.955 violaciones denunciadas. Y 22.227 mujeres fueron agredidas y terminaron con graves lesiones.
“Más allá de la ausencia de temas como la legalización del aborto entre sus propuestas, hay un tema que no puede ser eludido: Sheinbaum prometió reformar la ley para que todas las muertes violentas de mujeres sean investigadas como tentativas de femicidios”, señala una nota publicada antes de las elecciones en el sitio La letra P, en la que se analiza la relación, a veces “tirante”, de la presidenta electa y los feminismos.
Cuando ejerció el cargo de jefa de Gobierno de Ciudad de México (entre el 5 de diciembre de 2018 y el 16 de junio de 2023), se creó una fiscalía especial para este tipo de delito. Viene proponiendo dar rango constitucional al derecho a la vida libre de violencia, e impulsa la ley contra la llamada “violencia vicaria”, que castiga el uso de las hijas o los hijos para dañar a la pareja. El proyecto ya fue votado en la Cámara de Diputados en noviembre de 2023, pero necesita aprobación en el Senado.
Los votos obtenidos por la alianza ganadora podrían ser suficientes para obtener la mayoría calificada en el Senado (86 escaños de los 128 que componen esa cámara), y también en Diputados (334 de un total de 500 bancas). Estos números le permitirían encarar reformas profundas, incluso del texto de la Constitución, con votos propios.
Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 08/06/24
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