De su paso por los Cebollitas con Diego a reflexiones sobre el General. Del Loco Houseman al Muñeco Gallardo. Así resume el multifacético Ariel Prat su nuevo libro de cuentos La pelota me busca.
Ariel Prat es en verdad Roberto Ariel Martorelli. Y como se diría en un extinto programa televisivo de humor, es licenciado en casi todo: canta y toca en distintas bandas, escribe canciones y escribe cuentos y poesías, es hincha de River y hasta fue barra, y también es docente. Su flamante libro La pelota me busca (Ediciones Al Arco) continúa la zaga que comenzó en 2016 con Batata negra, publicado por el mismo sello en 2016. “Éste –dice sobre el nuevo trabajo que cuenta con 14 relatos y el prólogo del periodista y relator Leonardo Gentili– es una especie de sucesor” de aquella obra primeriza.
En una suerte de calentamiento antes de meterse en los cuentos, el autor adelanta: “Aquí dispongo en el campo de la lectura varios relatos supuestamente no conectados, aunque la pelota sea como el huevo de la tortilla”. Y ahonda: “Un puesto de diarios, un barrio de monoblocks y una barra curiosa que lo habitaba, Pippo y postres impensados más allá del queso y dulce, el Hueso René, las fotos carné, el Muñeco Gallardo, Peronismo, Messi y mundial”.
De Cebollita soñaba jugar
Ariel Prat vio crecer el germen futbolístico de Diego Armando Maradona. Y lo vio de primera mano, no detrás del tejido que separa la cancha de la tribuna. Con el Pelusa –cuando Diego aún conservaba ese apodo– jugó en el famoso equipo juvenil de Argentinos Juniors: los Cebollitas, dirigidos por Francis Cornejo y que se destacaron en los populares Juegos Evita. Si parte de su infancia está reflejada en lo que Prat escribe, esa etapa junto a D10S no puede faltar.
“De Diego tengo muchos recuerdos”, apunta el cantautor. Varios de esos le volvieron a la mente el pasado 22 de junio, en el Palacio Victorial de San Telmo (CABA), donde se realizó la Peña Maradoniana, en conmemoración al día en que Diego le hizo los goles a Inglaterra en el 86, por lo que en argentina se conmemora el Día del Futbolista. “Estuve cantando, fue una cosa de locos. Había mucha gente”.
Este hombre que musicalmente se mueve entre el tango, la murga, el candombe y el rock, y que colaboró –entre otras bandas– con Bersuit Vergarabat, reflexiona sobre el genio del fútbol mundial: “Hay un sacrificio de Diego que cedió a su propio cuerpo y a su propia manera de sentir, que es habernos interpretado. En lugar de traicionarlo, interpretó al pueblo. Y se hizo carne. En todo su sufrimiento, el sufrimiento de los dioses, estuvo encarnado sus últimos días”, hasta «morir» el 25 de noviembre de 2020.
Ariel revela que en el libro hay, además, algunas fotos de esos tiempos en Cebollitas, y trae un recuerdo de aquellos años felices: “Éramos muy chiquitos y las rodillas de Diego estaban peor que las mías. Había tratamientos hormonales y todo eso que intentaron usar con nosotros, recuerdo que mi viejo no permitió que me den eso”.
“Además de mi paso por los Cebollitas –dice el escritor en el programa Poné la pava (Radio Rebelde Rosario)– dentro del libro hay otros relatos de recuerdos, está el Loco Houseman, también está el Muñeco Gallardo, Perón. Es una sucesión de reflexiones y anécdotas y en algunos casos con un toque de ficción”. En ese sentido, abunda: “Es una serie de relatos y pensamientos, anécdotas relacionadas conmigo, el fútbol, el barrio, los viajes”, y da algunos detalles sobre el cuento que le da el nombre al libro: “Es una anécdota que tengo con mi hija en una calle de Zaragoza. Ella vive allá, que es mi primera ciudad en el mundo”, señala este hombre criado en Soldati, y se ríe: “Lamento decirles que no es ni Buenos Aires ni Rosario. Cuento cosas que a uno le pasan de manera recurrente y que tienen un costado de anécdota por tal o cual cosa”.
En la movida en el Victorial del porteñísimo barrio porteño “hicimos una gran fiesta”, dice el cantante, “y terminamos cantando la Marcha Peronista”. Este murguero de pura cepa que formó parte de grupos de arte alternativos a finales de la dictadura cívico militar, y que fue invitado por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner a los festejos del Bicentenario, destaca la figura de Juan Domingo Perón. “Hoy –cuenta sobre el pasado lunes 1º de julio, cuando se cumplieron 50 años de la muerte del General– publiqué una reflexión respecto a Perón: «No me lloren ni me den por muerto». Es el gran representante del pensamiento nacional, está su performance como estadista, más allá del sentimiento que uno puede tener. Se hace cada día más visible su lucidez en todos los aspectos de la vida cotidiana, hasta en lo ecológico” en referencia a su Mensaje Ambiental a los Pueblos y Gobiernos del Mundo lanzado desde el exilio en 1972.
La más maravillosa música
Este cantante popular que usa un pañuelo en la cabeza, a lo Leonardo Favio, expresa un gran orgullo de que canciones que creó o popularizó, lleguen a los tablones, reconvertidas en cantito de hinchadas. “Es una maravilla de nuestra cultura popular que canciones de la murga pasen a la hinchada. Nuestra rítmica viene de la comparsa negra, de los toques negros nuestros. Viene de las rumbas, de la zemba, que es un toque afro. Es una cadena, una repetición maravillosa”, resalta y subraya: “Muchas veces miramos para Europa en la música, pero acá hacemos cosas muy lindas”.
De todas maneras, sobre algunas de sus canciones, Prat guarda reparos: “Fueron cosas que quedaron con los años en las tribunas, algunas se siguen cantando hoy, pero de algunas prefiero olvidarme porque son exégetas de algunos tipos de violencia y una especie de invitación al consumo y algunas cosas”. Y contextualiza: “Fueron muchos años y en esos momentos era todo muy revulsivo, hacer cosas anticareta, y hoy a veces no significa que determinadas cuestiones de gustos personales y vicios sean de personas que no son caretas. Eran otras épocas”.
También aclara que muchas letras que le son atribuidas a él, no son propias: “Lo que he hecho es un hilo transmisor de canciones populares. La gente cree que el Viejo de arriba es mía. Y así pasa con otras canciones. Negra murguera tampoco es mía”.
Cuando en 2006 a Lionel Messi le faltaban unos años para convertirse en el mejor jugador del mundo –legado que conservó por más de una década– Ariel Prat y su compañero de Bersuit, Juan Subirá, le compusieron el tema El zurdito. Como el fútbol está muy presente en su música –con River y demás como protagonistas– la murga también está presente en el libro: “La pelota me busca y el bombo también”.
Pensando en vos siempre
Ariel Prat reconoce que extraña a Maradona, sobre todo en el actual contexto político. En su cabeza retumba todo el tiempo el “¿Qué diría Diego” ante tal o cual situación. De ese pensamiento escribió : “Comprendí que ese Maradona, creciendo no hizo más que defender y a su modo pelear por el Diego propio, como por millones de Diegos. Fue un acto de sacrificio vital y doloroso. A veces me pasa que pienso «qué va a decir el Diego ahora». Y ahí caigo en que no puede ser. Ocurrió hace poco que en una callecita de Zaragoza, mientras unos pibes jugaban a la pelota, escuché gritar a uno con agrande y asombro: «Mirad, hice una de Maradona». Y así su parte mística. Un santo en deidad justificada”. El autor de La pelota me busca –que se puede conseguir en la web de Ediciones Al Arco, con envíos a todo el país y el exterior– define el escribir en estos tiempos como “un acto de resistencia y de supervivencia”.
Con la pluma y el papel, cuenta, “uno insiste, como los viejos wines del fútbol” que perseveraban sobre la raya. “Siempre hay gente dispuesta a leer un libro. Pienso que eso no se acaba. El Tik Tok llegó para quedarse, pero la literatura tiene cuántos años, y todavía está vivita y coleando. “Yo necesito siempre escribir”.
Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 06/07/24
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