¿Qué es el cooperativismo escolar? ¿Cómo lo llevaron a la práctica Olga y Leticia Cossettini? ¿Qué herramientas ofrece para pensar una escuela más participativa? Un Taller de cooperativismo escolar se propone profundizar en estas preguntas, está destinado a equipos directivos, docentes y estudiantes de la formación docente. Lo organiza la Red Cossettini y comienza el próximo 10 de agosto. Lo dicta la magíster en economía social Alejandra Melina Ferrer.
Cuando Ferrer –es también trabajadora social y diplomada en inteligencia emocional– cursaba la maestría en economía social, eligió investigar para su trabajo de tesis sobre el cooperativismo escolar. En ese camino se encontró con la experiencia de la cooperativa escolar impulsada por las hermanas Olga y Leticia Cossettini, entre 1935 y 1950, en la Escuela Carrasco de Rosario.
En esa búsqueda de más datos, se contactó con una ex alumna de la Escuela Serena –como se conoce también a aquella experiencia pedagógica–, y quien es la actual presidenta de la Red Cossettini, Amanda Paccotti. De ahí en más, el vínculo con la Red y la historia pedagógica de las Cossettini, creció y se fortaleció en proyectos.
Al cumplirse los 20 años de la Red, en 2022, se ofrece el primer Taller de cooperativismo escolar. En ese espacio “vuelco toda mi investigación y mis conocimientos sobre el cooperativismo escolar en la provincia de Santa Fe, pero desde la mirada de Olga y Leticia Cossettini”, amplía Ferrer.
¿Por qué desde la perspectiva Cossettini? “Me pareció muy importante, sobre todo en un punto que es trascendental: el de la formación ciudadana. Es una herramienta pedagógica que permite que los chicos, desde la escuela, pongan en práctica el ejercicio cívico; es decir, ejercer la ciudadanía, aprender a participar, a tomar decisiones. Siempre desde los valores del cooperativismo que son la democracia, la igualdad, la cooperación y la solidaridad, y esto a futuro implica tener otro tipo de sociedad”, asegura la magíster en economía social y educadora.
Este es el tercer año que la Red Cossettini organiza este Taller de cooperativismo escolar. Trabajan junto a Ferrer, las profesoras Amanda Paccotti y Teresa Fornes. “Es una herramienta pedagógica que no se conoce y tiene todo un marco legal a través del artículo 90 de la ley de educación nacional (26.206/06) y del decreto provincial 3888” que habilita a poner en práctica estas experiencias en las escuelas, señala Ferrer.
El artículo 90 de la ley de educación nacional establece que el Ministerio de Educación “promoverá la incorporación de los principios y valores del cooperativismo y del mutualismo en los procesos de enseñanza-aprendizaje y la capacitación docente correspondiente, en concordancia con losprincipios y valores establecidos en la ley N° 16.583 (que declara de interés nacional los valores del cooperativismo) y sus reglamentaciones. Asimismo, se promoverá el cooperativismo y el mutualismo escolar”.
Y el decreto provincial 3.888/03 que “crea la unidad de gestión de cooperativismo, mutualismo y microemprendimientos escolares y establece que se profundice la enseñanza de los mismos”.
El taller que arranca el próximo 10 de agosto comprende tres encuentros –arancelados, a un costo más que accesible–. Busca que se conozca la experiencia del cooperativismo escolar –detalla Ferrer– desde el legado Cossettini y aggiornado a la actualidad de las escuelas. En ese espacio, se comparten además experiencias educativas a las que se decidieron sumar esta herramienta pedagógica.
Así pensado, en el primer encuentro se ofrecen “conocimientos teóricos sobre cómo funciona una cooperativa, cómo están organizadas, cómo funcionan las cooperativas escolares y distintas formas de implementarlas”. Luego, hay una propuesta de trabajo sobre un capítulo escrito por Olga Cossettini sobre cooperativismo escolar en su libro La escuela viva. El último encuentro es una invitación a pensar qué propuesta hacer con todas esas herramientas conocidas sobre cooperativismo escolar, siempre en la mirada Cossettini.
Los talleres serán los sábados 10 y 31 de agosto, y 28 de septiembre, de 9 a 12, en la Escuela Normal N°3, de Entre Ríos 2366. La formación otorga puntaje según el decreto 3029/12. Para más informes se puede escribir al correo: tallerdecooperativismoescolar@gmail.com Para anotarse hay que ingresar este enlace: Formulario de inscripción.
Experiencia educativa
A diferencia de las cooperadoras que funcionan en las escuelas, las cooperativas escolares están a cargo de las y los alumnos. La educadora Ferrer explica que se registran en el Ministerio de Educación, que les otorga un número de personería para poder funcionar. “La cooperativa la manejan los mismos alumnos, son los dueños y eligen qué hacer. Así hay cooperativas de kioscos saludables, de bolsas ecológicas, por ejemplo, depende de la necesidad que tenga la escuela”, agrega.
Desde el inicio de estas cooperativas, son los propios estudiantes quienes “se asocian de manera voluntaria para hacer algún tipo de actividad económica, donde el docente va a ser guía de esa cooperativa”, explica Ferrer y destaca que “el principal objetivo no es ganar dinero sino que es un fin educativo”.
La educadora asegura que los resultados del cooperativismo escolar son “excelentes” para toda la comunidad educativa. Ferrer ha participado de encuentros nacionales, conocidos por su sigla Encace (Encuentro Nacional de Consejos de Administración de Cooperativas Escolares), de experiencias en escuelas primarias y secundarias, en los que se resalta el valor de estos aprendizajes.
La mayoría de las y los docentes destaca –dice Ferrer– “una mejoría en la oratoria, en el vínculo con los chicos, afirma que aprenden a autogestionarse, inclusive asegura que hay alumnos que mejoran su rendimiento escolar porque encuentran habilidades a través de la práctica que creían que no tenían”. Y también destaca que “hay más participación” de parte de las y los estudiantes, en especial en potenciar las propuestas que se les ofrecen, en hacerlas más creativas.
Y en cuanto a las y los alumnos –sigue Ferrer– sobresale “el orgullo que sienten ellos de hacer las cosas por sí mismos, de disfrutar los logros en conjunto, en aprender que el esfuerzo y el trabajo en equipo permiten lograr mejores resultados, y que si trabajan todos juntos se puede disfrutar mucho más que si es por separado”.
Llevar a la práctica el cooperativismo escolar requiere de trabajo organizado y seguir ciertos pasos. Uno es la formación docente. Otro es pensar en esta estrategia como un proyecto para toda la escuela. Ferrer dice que los problemas más comunes son los que tienen que ver “con la lógica de funcionamiento de la escuela: los horarios, las materias, los cortes (entre clase y clase), los recreos… Y por eso la mejor manera de abordar una cooperativa escolar es transversal, a través del Proyecto Educativo Institucional”.
Una decisión que permite –continúa la especialista– “que la cooperativa escolar sea el centro, y de ahí en más todas las materias la tomen para dar los conocimientos que establece el Ministerio, pero de manera práctica”. Así todas las áreas, desde matemática, ciencia o lengua, por ejemplo, se integran en la enseñanza y en los aprendizajes.
Esa manera de pensar el cooperativismo escolar es también herencia de la experiencia Cossettini.
Ferrer dice que cuando investigaba para su tesis y conoció la educación que impartían Olga y Leticia Cossettini lo que más le llamó la atención es la mirada que tenían de las infancias: “Ponían en el eje a los alumnos, decían que había que llenar de alegría el alma infantil, porque no concebían que un alumno estuviera triste y pudiera aprender. Lo primordial era que la persona se sintiera cómoda, que el niño fuera feliz y descubriera qué le interesaba”. A partir de reconocer cuáles eran esos intereses, tenían un camino abierto para sumar los contenidos que demandaba la enseñanza oficial.
Las emociones –dice la educadora– resultan un aspecto primordial en esta perspectiva educativa. En su análisis, el cooperativismo escolar potencia la posibilidad de que emociones y conocimientos vayan juntos, generen aprendizajes que perduren. “Permite que los chicos puedan poner sus habilidades en práctica, de diferente manera, trabajando en conjunto”, como una oportunidad valiosa de entender el trabajo en relación con otro, y qué mejor que aprenderlo desde la escuela primaria.
Una forma también de contrarrestar las ideas del individualismo y la meritocracia. Las experiencias del cooperativismo escolar se sostienen “sobre la solidaridad, la democracia, la equidad, que son valores universales que siempre van a buscar sacar lo mejor de cada uno”.
¿Qué tiene que saber una docente o estudiante que quiere anotarse en estos talleres? “Lo fundamental es saber que son herramientas, porque si bien no siempre se va a poder poner en práctica una cooperativa escolar, sí se van a poder llevar recursos sobre cómo trabajar en el aula o espacio del que se trate, los valores del cooperativismo escolar”, dice la educadora y resalta que se trata de una formación para apropiarse de “las herramientas que les son útiles de acuerdo a cada realidad de las escuelas”.
Más sobre la Red
Olga Cossettini sostiene en su libro La escuela viva –que se utiliza en el taller– que el cooperativismo escolar posibilita “iniciar a los niños en la actuación de una sociedad constituida con fines de cooperación, ayuda mutua… encaminándolos en la comprensión de los deberes del futuro ciudadano desde la escuela”.
La Red Cossettini –que organiza estos encuentros– está dedicada a difundir la experiencia pedagógica de Olga y Leticia Cossettini, llevada adelante en Rafaela (1930-1935) y en Rosario (1935-1950). La conformación de la Red constituye –señalan desde el espacio– “acompañamiento, posibilidad de compartir experiencias, saber que tenemos un medio para nutrir el entusiasmo y levantarnos de las frustraciones o los desánimos. Reafirmar que somos muchos los movilizados y comprometidos con la educación”.
Publicado en el semanario El Eslabón del 03/08/24
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