El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, formuló este martes sus primeras declaraciones públicas desde su salida en junio de una prisión del Reino Unido.Hizo un alegato en favor de la libertad de expresión y adviritió que existe cada vez “más impunidad, más secretismo, más represalias” contra quienes dicen la verdad y que hay “más autocensura”.
Assange, aseguró que está libre porque se declaró “culpable de periodismo”, a la vez que dijo que espera que su testimonio pueda “ayudar a aquellos cuyos casos son menos visibles, pero que son igual de vulnerables”.
“Quiero ser totalmente claro: hoy no estoy libre porque el sistema haya funcionado, hoy estoy libre tras años de encarcelamiento porque me declaré culpable de periodismo”, expresó Assange ante el Consejo de Europa.
Assange estuvo acompañado de su esposa Stella y del redactor jefe de WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson, se mostró tranquilo y relajado durante su declaración de este martes, de unos 20 minutos de duración.
Assange viajó a la ciudad francesa de Estrasburgo para comparecer ante la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (APCE) y aportar pruebas sobre su detención y condena y sobre sus efectos en los derechos humanos.
La puesta en libertad de Assange fue posible tras un acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos, según el cual, se declaró culpable de violar dicha ley de espionaje, lo que suponía una condena de 62 meses de cárcel, que quedó anulada por el tiempo ya cumplido en Belmarsh, a cambio de poder regresar a Australia, recordó la agencia EFE.
Assange dijo esperar que su testimonio pueda “ayudar a aquellos cuyos casos son menos visibles, pero que son igual de vulnerables”, mientras que dijo que existe cada vez “más impunidad, más secretismo, más represalias contra quienes dicen la verdad” y que hay “más autocensura”.
En junio pasado, Assange fue puesto en libertad tras aceptar declararse culpable de un único cargo de delito grave a cambio de tiempo cumplido y el acuerdo se cerró en un remoto tribunal estadounidense del Pacífico antes de que volara a su Australia natal.
Estuvo cinco años encerrado en la prisión londinense de alta seguridad de Belmarsh y casi siete años refugiado en la embajada de Ecuador, a instancias del entonces presidente Rafael Correa, en la capital británica, en un intento de evitar pasar el resto de su vida entre rejas.