Una denuncia por ruidos molestos le ahogó la fiesta del sábado 21 por la noche, madrugada del domingo, al Club Atlético Estrella Azul, que armó bailongo con fin recaudatorio para construir un baño para personas con discapacidad. Parte de esos fondos, sin embargo, fueron a parar a la multa (unos 450 mil pesos, a pagar en 10 cuotas). Y lo peor: una faja de clausura en el frente que impidió abrir las puertas entre el domingo y el martes.
Para realizar ese tipo de eventos, les explicó tipo 1.30 de la mañana el presidente Matías Godoy a los agentes de Control Urbano que se presentaron en Cullen 757 para exigir habilitación y permiso de parlantes, “todavía no podemos tener la habilitación porque recién salen los papeles de Inspección de Personería Jurídica”, y les aclaró que “estamos trabajando en eso”. El personal municipal exhibió dos actas labradas –por el mismo motivo– que no fueron contestadas. “Pero nosotros no fuimos notificados”, asegura Godoy.
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“Fue raro lo del sábado. Nos sorprendió y nos dolió mucho”, dice el referente de esta institución de barrio Belgrano recuperada años atrás por un grupo de amigos que hoy integran la Comisión Directiva. Y tras admitir el error y la falta de papeles, opina: “Creemos que pagamos demasiado caro un error, por ser un club chico, de barrio y no tener ninguna alianza política. La forma era hacernos un acta, pagábamos la multa y punto”.
La Red de Clubes de Rosario, en la que participa el Estrella Azul, se sumó al repudio: “Clausurar un club es clausurar un pulmón comunitario a partir del cual respiran la cultura y el deporte”.
El barrio, unido
Si cada uno tiene alguna vez su propio 17 de Octubre (fecha que se ganó, con el tiempo, el Día de la Lealtad), el del Club Atlético Estrella Azul fue el pasado martes 24 de septiembre, cuando vecinas y vecinos autoconvocados rodearon la entidad y la abrazaron. “Donde ayer había silencio y tranquilidad, hoy hay familias disfrutando. Donde ayer había olvido, hoy hay anécdotas y encuentros. No vamos a parar, nos empuja un barrio, y porque somos la vanguardia del oeste vamos a seguir luchando por este club”, se lee en el comunicado que celebra el acontecimiento. “Hubo unas 300 personas, como mínimo”, destaca el apoyo Godoy y agradece también la solidaridad de la vecinal Barrio Belgrano y de la escuela pública 528 Carlos J. Omnes, que usa esas instalaciones, gratis y en doble turno, para las clases de gimnasia.
“Si el barco se hunde, esta comisión lo vuelve submarino”, resalta un comentario en Instagram tras lograr la habilitación “sólo para las actividades del día, pero no eventos nocturnos”, explica el dirigente, y lamenta: “Eso, a la vez, es lo que nos permite mejorar las instalaciones del club, pero bueno…”.
Domingo, lunes y martes. Tres días en la vida social de un club, es mucho. Así lo vieron unas nenas que en esa convocatoria sostenían un modesto cartel escrito a mano, con la frase: “El club es de todos. Abranlo”.
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Publicado en el semanario El Eslabón del 28/09/24
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