“Estimado Monseñor: No es en las consideraciones teológicas, ni usufructuando frases bíblicas que restableceremos la justicia en el mundo. Pero sí mirando al hombre, objeto de la Redención de Cristo. Al hombre integral. A ese de la opción preferencial por los pobres”. Así comienza Carta a algún obispo (desde la cárcel), escrita por el entonces sacerdote tercermundista y militante social, Santiago Mac Guire, en su libro Personas y conceptos (Nemine discrepante). Desde este viernes, una calle (la ex 513) del barrio Las Flores sur lleva su nombre.

Esa mirada que pedía Mac Guire y planteaba como “punto de partida” para construir un mundo mejor la rescata el concejal Mariano Romero (Bloque Justicia Social) cuando repasa las razones que llevaron a señalizar esta “calle del fondo del barrio, la que toca con el terraplén” con el nombre del ex sacerdote, fallecido en 2001. La iniciativa fue impulsada junto a la concejala Norma López, del mismo espacio político.

El bautismo se hizo este viernes por la tarde, en la intersección de Santiago Mac Guire con Cala. Estaban vecinas y vecinos del barrio, chicas y chicos que se asomaban para saber más de tanto movimiento; las y los alumnos de séptimo grado de la Escuela Nuestra Señora de Itatí, que fundó el padre de la opción por los pobres; compañeras, compañeros, sus hijos Lucas y Federico (que viven en Buenos Aires) y Laura Daoulatli, la maestra que motoriza todo el tiempo la memoria.

“La posibilidad de que muchos compañeros con una historia común de militancia alrededor de Santiago se pudieran reencontrar tiene un valor muy importante y emotivo”, celebra Mariano Romero en charla con Redacción Rosario. Efectivamente en primera fila estaban Ema Lucero, militante, detenida en dictadura; Oscar Lupori y Néstor Ciarniello, ex sacerdotes tercermundistas.

Romero valora la presencia de los hijos de Mac Guire, y la de “referentes del arco político del campo popular”. Entre otras y otros, estaban el diputado nacional Eduardo Toniolli, el diputado provincial Carlos del Frade, la concejala Norma López, representantes de la Escuela Itatí, de los gremios docentes Sadop y Amsafé, de organismos de DDHH y sociales. También Beatriz Silva, quien fuera alumna de Santiago Mac Guire, y más tarde docente y directora de la Escuela Itatí; además de Inés Torres, la primera portera que tuvo esta escuela cuando funcionaba en el Bajo Saladillo.

Un mural en homenaje al sacerdote defensor de los más necesitados. Foto: Ornela Avedikian

“Yo no lo llegué a conocer a Santiago Mac Guire, pero sí fui conociendo su obra y desde hace un tiempo veníamos rescatando su figura. Primero en el Saladillo, donde teníamos una Unidad Básica a la que le pusimos su nombre, a instancia de la directora de la Escuela N° 1.280, Alejandra Geuna. Lamentablemente como está a la vera del arroyo Saladillo se desmoronó ante una crecida”, repasa Romero sobre el vínculo con la historia del ex sacerdote.

En ese recorrido, resalta el intercambio iniciado con la profesora Laura Daoulatli sobre la significancia de Santiago Mac Guire, “de las continuidades en la historia, de las luchas, de la militancia social, de lo que hacían los curas del Movimiento del Tercer Mundo y lo que vienen haciendo también los de Hogares de Cristo, de los Padres Misericordiosos en el territorio”.

El rescate de esas charlas también mira a la Escuela Nuestra Señora de Itatí, emplazada en el corazón del lugar. “Es un legado que tiene un valor fundamental para un barrio popular como de Las Flores, con mucho compromiso social y trabajo en el afuera”, valora Romero.

El concejal enfatiza la figura del ex sacerdote y su compromiso con los derechos humanos. Mac Guire fue perseguido, encarcelado y torturado por el terrorismo de Estado. Es aquí cuando repasa la Carta a algún obispo, en la que deja en claro “su línea de pensamiento”, en la que cuestiona “a la jerarquía eclesiástica que en aquel momento tenía tanta complicidad con la dictadura”.

Ex compañeros de Mac Guire, vecinas, docentes se reencontraron en el acto. Foto: Ornela Avedikian

La calle del fondo

La designación de la calle con el nombre de Santiago Mac Guire también convoca a la reflexión. Por un lado, -dice Romero- “representa la continuidad en el trabajo”, por otro, “ muestra las condiciones en la que viven los vecinos”.

La decisión de que la ex Calle 513, la del fondo del barrio, llevase el nombre de Mac Guire lo conversaron con Lucas, uno de los hijos del ex sacerdote. “Nos dijo que estaba muy contento que hubiésemos elegido esa calle, porque es lo que Santiago hubiera querido”.

La profesora Laura Daoulatli y estudiantes de la Escuela Itatí presentes en el acto. Foto: Ornela Avedikian

Un viernes por la tarde, en la esquina de un barrio con todas las urgencias sociales por atender, y muchas personas reunidas para celebrar la vida de Santiago Mac Guire, para recordarlo, para que se conozca quién fue. Muy cerca, un mural que lo nombra como “el cura de los zapatos gastados”. Lo que pasa es una reivindicación, un tomar fuerzas ante tanto gobierno (municipal, provincial y nacional) que mira exactamente para otro lado.

“Nosotros somos militantes. Vengo de la militancia social, de militar en la zona sur, en algunos lugares por los que también transitaba Santiago. Para nosotros es una forma de vida que va más allá de los climas de época, -defiende Romero- que son totalmente transitorios. La de transformar la realidad para hacer más igualitaria la vida es una pelea que nunca vamos a dejar de dar. Es parte de nuestra militancia cotidiana. Estos hechos son un empujón para sectores que hoy estamos sufriendo una derrota, pero que seguramente nos vamos a reponer como ha pasado en distintas etapas de la historia y construir algo distinto, que rompa con esta lógica del sálvese quien pueda, algo colectivo y solidario”.

El cura gaucho

Santiago Raúl Mac Guire nació el 14 de agosto de 1927 en Rosario y falleció el 5 de julio de 2001. En la ordenanza municipal, por la se establece que una calle de Rosario lleve su nombre, se repasa que fue “un sacerdote, filósofo, teólogo y músico argentino, miembro fundador de movimiento Sacerdotes para el Tercer Mundo (Rosario), secuestrado, torturado y detenido por la última dictadura cívico militar”.

Foto: Ornela Avedikian

Para la colección Maestras Argentinas (y Maestros y Maestres) entre mandatos y transgresiones, el periodista Matías Loja escribió sobre la vida de Mac Guire (El camino de Santiago, Tomo VII). Es un texto indispensable para conocer más sobre quién fue este sacerdote y educador. Loja lo comienza así: “Cuando tiene que hablar de aquel 18 de abril de 1978, Lucas Mac Guire mira levemente hacia arriba, como recuperando una imagen que flota en el aire. Tenía 5 años y hacía poco que había empezado preescolar, pero su recuerdo es presente, como una película que vio una y otra vez. Ese día su papá, Santiago Mac Guire lo había ido a buscar a la salida de la Escuela Juana Manso, de Mitre al 2300, en el barrio Abasto rosarino. Santiago estaba disfrazado. Sabía que estaba marcado por la pata local de la represión. Santiago y Lucas iban en bicicleta por La Paz al 800, apenas se alejaban de la escuela, cuando dos autos les cerraron el paso. Lo que sigue es Santiago encapuchado y arrojado a la fuerza en el piso de uno de esos vehículos. Lo que sigue es Lucas solo, abandonado en medio de la calle, acompañado solo por la bicicleta. Lo que sigue es Santiago secuestrado, torturado y encarcelado durante seis años. Roto físicamente por la dictadura.

Santiago sabía que lo buscaban por su compromiso social y político. Había sido sacerdote tercermundista, docente y fundador de una escuela en el Bajo Saladillo, una barriada popular del sudeste rosarino. Un cura gaucho de zapatos sucios de tanto caminar sobre el barro que supo dar testimonio de aquel precepto de la opción preferencial por los pobres. Aunque en ese camino, como en el poema de Gelman, se jugara la muerte”.

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