El mismo día que cumplieron el rol de oficial de justicia para notificar imputaciones por el supuesto espionaje ilegal que los abogados de los acusados no habían recibido aún, los medios que imponen agenda rosarina tuvieron que reincidir en lo de bajar el perfil a hechos que antes de diciembre del 23 hubieran destacado con peroratas de molde y chirriantes admoniciones tipo “la gente no aguanta más vivir encerrada y aterrorizada” por culpa de “los políticos que no hacen nada para combatir la inseguridad”, realzadas con dramáticos gestos de indignación y oscuras melodías mortuorias como fondo. Pero no. La que va en estos meses es ponderar la saturación de patrullaros y uniformados varios, empoderados para distinguir entre rasgos faciales inocentes y pasibles de por lo menos comerse seis horas de calabozo; y recordar que eso es posible gracias al Plan Bandera, providencial partero del “renacer de Rosario”.
Y ni hablar ahora que los protectores de la gente buena acceden a probar otros métodos de pacificación y aunque sea de vez en cuando les tiran un hueso a los hasta hace poco blancos de desprecio corte “son todos villeros que no quieren laburar” y “mejor que se maten entre ellos”. Como muestra más reciente de la efectividad de sus mandamientos, la santísima trinidad Nación-provincia-municipio festejó el resultado de “La noche de Empalme” del viernes 29 de noviembre, que en rigor arrancó a la hora del té y se empezó a diluirse casi sin que oscurezca del todo, tipo 21, al filo del fin del horario de protección al vecino.
Y si al otro día y al siguiente también pasaron cosas como balaceras a barras de Central en la previa del partido del Canaya ante Racing al que se animaron a asistir solo la mitad de los habitués del Gigante de Arroyito, la consigna es aislarlas de contextos abortistas. Y si una molotov explota en las puertas de la parroquia del Rucci, nada de sermones editoriales, arengas condenatorias, testimonios de vecinos conmovidos y funcionarios solidarizándose con el Padre Ignacio.
Pero al tercer día, el diablo metió la cola y con disfraces onda Ku Kux Klan hizo tropezar tanta pax mediática con la vuelta del narcoterrorismo, amplificada por las ansias de protagonismo del Javo y la Pato y sus fuerzas del cielo X, que viralizaron una nueva amenaza que dejó en orsai a la Casa Gris y el Palacio de los Leones.
Que después la “clara amenaza terrorista que pretende infundir terror en la población y en las autoridades electas democráticamente” denunciada por la Oficina de la Presidencia haya sido releía por un funcionario del mismo gobierno nacional como obra de “extras de La casa de papel”, es parte de la religión esta tan en boga, con su credo santificador de mano dura y gatillo fácil que hace cada vez más difícil la supervivencia de quienes sigan teniendo fe en la posibilidad de vivir sin matar ni desear la muerte a nadie.
Terrorismo Narc & Pop en la mira
Entre tanto “mandá fruta” y cartón posteado en torno a las videoamenazas al Maxi, la Pato y los Fiscales, un vocero de las Fuerzas del Cielo pela info que “pone blanco sobre negro”, según enfatiza: “Son los mutantes de mierda de siempre, pero se les está infiltrando el discursito colectivista del zurdaje”, revela el garganta profunda contactado por este medio, que enseguida dispara otro de sus datacentros justo al punto del penal de máxima seguridad: “Aunque quieran hacerse los pillines, son todos bicho que galopa directo al matadero; y las pocas neuronas que les quedaban ya se las están quemando los kukas y los de la agenda woke con eso de pedir que se haga algo por los chicos para que no sean delincuentes”.
Publicado en el semanario El Eslabón del 07/12/24
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