Se fue el primer año de gobierno de Milei y de Pullaro. De Javkin ya van cinco. Después de una gestión de desidia, el oficialismo intenta ponerse al día con la ciudad, pero arranca muy de atrás. En las calles, en el día a día, se nota. El transporte público ya no es solución para nadie que quiera llegar a tiempo a trabajar; transitar las calles es una odisea por las veredas rotas y los baches, y pese a las promesas, muchos rosarinos todavía viven entre árboles caídos, basura amontonada y sin servicios básicos. 

Desde el Concejo trabajé los temas de la gente, los que tienen impacto directo en la vida de las familias rosarinas. En un contexto legislativo donde el oficialismo tiene mayoría automática para avanzar con su agenda, apoyé las ideas que apuntan al crecimiento y desarrollo de la ciudad y marqué las diferencias que tengo con este gobierno. 

Temas como el trabajo y la producción, la movilidad, el tránsito, las cocheras, la ciberludopatía y la regularización de aplicaciones como Uber son una prioridad para mí.

Sé que tendremos la posibilidad de gobernar Rosario. Por eso, el desafío es construir un programa que transforme la ciudad. 

Tenemos que pensar más allá de los partidos y los sellos políticos, aunar todas las experiencias de los que quieren una ciudad con trabajo y producción, con seguridad y más humana. No es bueno para la política en general ni para el peronismo en particular la permanente centralidad de la interna.

Esta ciudad necesita que hablemos de los problemas locales y trabajemos para tener en claro qué hacer y cómo hacerlo. Queremos ser la voz de todos los que quieren vivir bien.

Los próximos años pueden ser decisivos para determinar cómo se va a desarrollar Rosario en el medio siglo que sigue. Con la reforma de la constitución provincial y los alcances de la autonomía municipal, por primera vez en la historia vamos a discutir una carta orgánica, una constitución municipal. 

La autonomía debe plasmarse con una perspectiva de integración metropolitana y, al mismo tiempo, tiene que servir para darle al gobierno municipal mayores habilidades y destrezas. Porque son los gobiernos locales el primer mostrador del Estado, viven la realidad que gobiernan, y para hacer frente a esa realidad, se necesitan herramientas. 

Es una responsabilidad de quienes estamos en lugares de representatividad lograr que la autonomía no se discuta solamente entre la política, aunque algunos así lo quieran. 

Mi vocación es la de abrir todos los espacios de participación, opinión y construcción posibles para que en las líneas de la carta orgánica sentemos las bases para avanzar hacia una Rosario productiva, humana y segura.

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