El primer año de gestión de Milei (como cara visible, al menos) deja un saldo amargo. Caída de salarios, empleos y actividad económica montada sobre un proyecto de país para otros son algunos de los ingredientes de un cóctel fatal para las mayorías populares.
Sin sequía ni pandemia, el gobierno de Milei logró una caída del 3,1 por ciento de la actividad económica, en la comparación acumulada interanual, según el informe del CEPA (Centro de Economía Política Argentina) titulado “El primer año de la gestión de Milei en datos”. Los sectores que crecieron, además, son los que menor valor agregado producen y que menor mano de obra emplean. Con eso, que viene de la mano del cambio estructural que significa el RIGI –tema de varias notas que ya han salido en este medio–, lo que se consolida es el modelo de una Argentina dulce para las potencias, y amarga para quienes habitan su suelo.
“En términos generales, el gobierno aplicó un muy fuerte ajuste ortodoxo para ordenar algunas variables macroeconómicas con un costo social elevado. La suba del tipo de cambio, de 118 por ciento, conjuntamente con la desregulación de vastos sectores de la economía y el incremento significativo de las tarifas de servicios públicos (luz, agua, gas, transporte), tuvieron un sensible impacto en precios (la inflación alcanzó 25,5 por ciento en diciembre, 20,6 en enero y 13,2 en febrero) que, sin ningún tipo de compensación de ingresos ni acuerdo de precios implicó una reducción sensible de los ingresos en términos reales. Por su parte, las principales variables macro parecen haber mejorado. Sin embargo, presentan «pies de barro» en su evolución. Así entonces, las dudas se vinculan con el nivel de apreciación cambiario, los dólares acumulados, el impacto en materia económica sobre sectores industriales, entre otras cuestiones”, introduce el informe, adelantando un panorama pantanoso.
Actividad, empleo e ingresos: tres en línea
Según el informe del CEPA, “a septiembre de 2024, la actividad económica cayó 3,1 por ciento en la comparación acumulada interanual”; sin embargo, excluyendo al factor agro de esta comparación –factor que en 2023 se vio afectada por la sequía–, la caída llega hasta el 5,5 por ciento acumulado en septiembre, lo que incrementa la gravedad de los números.
Esta caída no fue, sin embargo, un hecho homogéneo ni estrictamente lineal. A principios de año, la actividad económica sufrió fuertemente, y se recuperó parcialmente con el transcurrir de los meses. Sin embargo, esa “recuperación” tiene un aspecto cualitativo que no es desestimable: “Mientras que sectores como Agricultura, ganadería, caza y silvicultura (+38,9), Explotación de minas y canteras (+7,1) y Pesca (+8,2) crecieron en la comparación interanual acumulada, Construcción (-19,5), Industria (-12,4) y Comercio (-10,8) registraron las bajas más pronunciadas”. ¿Qué nos están sugiriendo estos números? Que los sectores que crecieron y pudieron ordenar la –ya bastante pobre– ecuación porcentual tienen la particularidad de extraer recursos no procesados o poco procesados, y que, por ende, se venden en el mercado internacional a precios bajos, con los que luego se fabrican otros con mayor valor agregado, que terminamos por comprar a precios –lógicamente– mayores. En esos números están expresados los signos de la redesindustrialización que lleva adelante el gobierno actual. Así, reeditamos la dependencia y precariedad de una economía como la de 1880 alabada por Milei.
Esta caída heterogénea de la actividad económica afectó también a la situación salarial, así como a la cantidad de empleos registrados en unidades productivas. Desde noviembre de 2023 hasta agosto de 2024 se perdieron más de 261 mil puestos, según los datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT), y señala el CEPA: “El efecto ha sido heterogéneo. Desde que asumió Milei hasta agosto, los únicos sectores de la economía que generaron puestos de trabajo son el agro (+9.918), la minería (+754) y la pesca (+586). Pero estuvieron muy lejos de compensar lo sucedido en el resto de los sectores: construcción perdió 66.000 puestos y la industria manufacturera 29.600 puestos”.
Según señala el CEPA, “los sectores más beneficiados desde la asunción de Milei han sido la «Intermediación financiera», que multiplicó su facturación por 7, Explotación de minas y canteras que la multiplicó por 4,1 y Electricidad, gas y agua por 5”. Por el contrario, los más perjudicados han sido la construcción, la industria manufacturera y el comercio mayorista, minorista y reparaciones. Es central mencionar que los tres sectores ganadores explican sólo el 4 por ciento de los puestos de trabajo registrado privado, mientras que los que quedaron por debajo del promedio explican el 44,5 por ciento del empleo registrado privado.
Asimismo, desde noviembre del 2023 a agosto del 2024, el informe del CEPA reportó que, usando la inflación medida con la ENGHo 2017/2018 (Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares), la pérdida real del salario da como resultado un “-9,1 por ciento el sector privado registrado, -22,5 el público, -27,2 el no registrado, consolidando un índice ponderado de -16,7 respecto a noviembre de 2023”. Esta caída del salario real se ve reflejada en una caída del consumo de carne vacuna, yerba mate y lácteos, que ronda el 10 por ciento respecto del año pasado.
Por el lado de las jubilaciones, el informe del CEPA es tajante: “La política previsional adoptada, desde diciembre de 2023, tuvo distintos aspectos, todos con carácter regresivo”. Por un lado, el cambio de la ley al atarla al IPC (Índice de Precios al Consumidor) arrojará, según el CEPA, haberes inferiores que los que hubiera arrojado la fórmula anterior. “La fórmula anterior, atada a salarios y recaudación, hubiera arrojado haberes 21 por ciento superiores a diciembre de 2024 respecto de los que efectivamente serán con la fórmula de Milei”, señala el informe. A esto se suma la eliminación de los medicamentos gratis a aquellos afiliados del Pami que cobren más de un haber mínimo o tengan un auto de menos de 10 años de antigüedad o dos propiedades inmuebles. Sumado a la desregulación del precio de los medicamentos y de las cuotas de las prepagas, la situación jubilatoria se sirve como un cóctel mortal.
Estas son algunas de las líneas por las que el gobierno de Milei incursionó en su primer año, en materia sobre todo económica. Constituyen el elemento interno de una política que tiene entramado mundial, con intereses específicos y preponderancias –al menos por el momento– de algunos individuos y grupos empresarios por sobre otros. Su daño colateral es la vida cotidiana de las mayorías populares, que se ve cada vez más degradada en nombre de algunos números del fantasma omnipresente –pero invisible– de las variables macroeconómicas.
Publicado en el semanario El Eslabón del 28/12/24
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