En el primer año del gobierno de Milei aumentó el desempleo y bajó el poder adquisitivo del salario y las jubilaciones. La guerra contra el mundo laboral afectó más al sector privado que al público. Devaluación y distribución regresiva desde el trabajo al capital.

La reducción del gasto público que prometió en campaña y llevó adelante en el gobierno el presidente Javier Milei no estuvo centrada en lo que denomina “la casta”, que es parte de su proyecto político real, ni tampoco fue principalmente el “topo del Estado” si se observan los datos de empleo durante el primer año de gestión. “Entre noviembre de 2023 y octubre de 2024, el número de asalariados registrados se redujo en casi 187.000”, señala un informe de coyuntura de Cifra, el centro de estudios de la CTA de los Trabajadores. Pero, explica, “la pérdida estuvo especialmente concentrada en el sector privado, donde la reducción fue prácticamente de 124.000 trabajadores (-1,9 por ciento).

En cambio, en el sector público durante el mismo período se destruyeron 43.000 puestos laborales registrados. Es decir que, por cada despido en la administración pública, las políticas “libertarias” produjeron tres en el mercado de trabajo privado. La guerra no es contra “los privilegiados”, sino que el enemigo son las y los trabajadores activos y pasivos.

El último informe del Centro de Economía Política Argentina (Cepa) sobre la ejecución del presupuesto nacional 2024 muestra que mientras el Gobierno recortó fuertemente las partidas vinculadas a lo social (-17 por ciento Ansés; -62 Niñez, Adolescencia y Familia; -85 el programa de comedores y merenderos), aumentó las de las Fuerzas Armadas y la Side, mientras que “se verificó un gran peso de los servicios de deuda pública dentro de la estructura de gastos, de tal forma que dicha función representó nada menos que el 11 por ciento del total de gastos”. Plata hay, pero según para quién.

En caída

La actividad económica terminó el año con una caída de 3 puntos, como consecuencia de la devaluación, recesión y caída de ingresos reales del inicio del gobierno de Milei, que provocó una enorme transferencia de ingresos desde el sector del trabajo al del capital. Esa tendencia comenzó a revertirse en el segundo semestre del año, pero de un modo heterogéneo en cuanto a las actividades que comenzaron a levantar y las que continúan en la lona –para decirlo en términos pugilísticos–, lo cual es demostrativo del “proyecto” que La Libertad Avanza (LLA) tiene para el país: reprimarización de la economía basada en exportaciones del agro, la energía y la minería, más el sector financiero, y destrucción de sectores industriales y de la construcción que son, justamente, los que más mano de obra demandan. En síntesis, un modelo al que le sobran argentinos.

“En línea con este desempeño económico negativo, el empleo mostró una retracción significativa. La importante caída que sufrieron las actividades con más mano de obra intensivas, como la construcción y ciertos sectores industriales, fueron determinantes para este resultado”, sostiene el informe de la CTA publicado esta semana.

En este marco, “se produjo un incremento de la desocupación tras varios años de trayectoria descendente. Esta tasa se elevó de 5,7 por ciento en el 3° trimestre de 2023 a 6,9 en el mismo trimestre de 2024. Con este aumento, el número de personas desocupadas puede estimarse en 1,6 millones”.

En contraste con los años previos, el empleo registrado en relación de dependencia fue fuertemente afectado, como se dijo al comienzo de esta nota. Así, entre noviembre de 2023 y octubre de 2024, el número de asalariados registrados se redujo en casi 187.000. “La pérdida estuvo especialmente concentrada en el sector privado, donde la reducción fue prácticamente de 124.000 trabajadores (-1,9). Tras 11 meses de caídas sucesivas, entre julio y octubre se verificó un mínimo aumento de 0,3 por ciento”.

En el sector público se registró una baja de más de 43.000 asalariados registrados entre noviembre de 2023 y octubre de 2024, “que se explica principalmente por los despidos y finalizaciones de contratos en la Administración Pública Nacional, así como por los efectos del ajuste presupuestario”, señala el estudio de Cifra-CTA.

Baja y sube

La política oficial sobre el salario –el gran enemigo “libertario”– estuvo signada, al comienzo del gobierno, por la devaluación del 118 por ciento que Milei y Luis Caputo llevaron adelante apenas asumieron, en diciembre de 2023. Eso repercutió en los precios y en el alza de la inflación, que subieron para luego bajar.

“Tras la fuerte devaluación de diciembre y su efecto en el nivel general de precios, los salarios registrados se derrumbaron y llegaron a un nivel mínimo en enero de 2024, con una caída de 15,5 por ciento respecto de noviembre de 2023. Desde ese piso, en el marco de una paulatina reducción de la inflación, los aumentos nominales de salarios negociados superaron las subas de precios, lo que permitió una recuperación gradual de poder adquisitivo”, sostiene el trabajo de Cifra.

Pero la suba de un escalón no equipara a los dos que se bajaron antes. “En el mes de octubre de 2024 el salario promedio registrado real quedó 5,5 por ciento por debajo del disminuido valor de noviembre de 2023”, abunda el informe.

Foto: Prensa ATE Rosario

Por eso, el planteo de Milei acerca de que el salario le gana a la inflación en los últimos meses sólo es real si se mira la foto y no la película. “La recuperación de los salarios registrados es sólo relativa, ya que implica volver a niveles similares a los del fin del gobierno anterior, que ya habían sufrido importantes retracciones. A su vez, esta recuperación relativa obedece fundamentalmente a la dinámica de los salarios del sector privado, ya que en el caso del sector público no se advierte el mismo desempeño”.

Ese es otro aspecto que, sin ser novedoso, profundizó el gobierno de los hermanos Karina y Javier Milei: la fragmentación del universo laboral en categorías muy disímiles.

“En octubre de 2024 el salario real del sector privado según el Índice de salarios del INDEC se situó prácticamente al mismo nivel que en noviembre de 2023; mientras que de acuerdo con datos del SIPA publicados por la Secretaría de Trabajo lo superó por 1 por ciento y continuó creciendo 1,6 adicional en noviembre. Más allá de la evolución promedio se advierte una fuerte heterogeneidad en la evolución según rama de actividad”, detalla el documento de la central obrera.

En cambio, “el salario del sector público en octubre era 14,8 por ciento inferior al de ese mismo mes de comparación. Si bien viene creciendo desde julio, los aumentos son limitados frente a la fuerte caída inicial”.

¿Qué compro con esto?

Como el valor relativo de la verdad no para de cotizar a la baja, el vocero presidencial, Manuel Adorni, dijo a fines de diciembre que “el salario real promedio de la economía hoy está en 1.100 dólares”. Es decir, algo más de un millón de pesos mensuales.

Unos días después, el 6 de enero pasado, al profundizar su pelea con la vicepresidenta Victoria Villarruel, Milei sostuvo en cambio que “el salario promedio de la economía es 400 mil y pico” de pesos. O sea, digamos, menos de 400 dólares.

Tomar el salario en dólares sin vincularlo con su poder de compra, es como adquirir un automóvil para guardar en el garaje. No sirve de nada.

Dice el informe de Cifra-CTA: “El poder adquisitivo del salario privado de octubre de 2024 resulta 23 por ciento inferior al de noviembre de 2015 y el del sector público es 38,2 menor al de ese mismo mes”, el último del segundo gobierno de la zurda empobrecedora, Cristina Fernández de Kirchner.

“A su vez, la comparación entre salarios registrados y no registrados permite advertir una trayectoria más desfavorable para los últimos, que muestran en promedio una reducción interanual mayor al 10 por ciento en su poder adquisitivo en el 3° trimestre de 2024”, explica el trabajo sobre las diferencias al interior del mundo laboral.

Agrega que “la evolución de los ingresos provenientes del trabajo fue muy desigual para quienes más y menos ganan. El ingreso laboral real promedio del estrato más alto se destaca por haber sido menos afectado al inicio de 2024 así como por haber logrado superar en el 3° trimestre de ese año el poder adquisitivo que tenía un año antes”.

Pero no todo es igual. “Por el contrario, el estrato bajo ha sido el que menos se recuperó luego de la caída inicial, de modo que en el 3° trimestre de 2024 muestra una reducción interanual superior al 10 por ciento. El ingreso de este estrato bajo ya había tenido una caída más fuerte que el resto en 2018-2019, de modo que acumula un retroceso del 36,9 por ciento en relación con el 3° trimestre de 2017, mientras que para el estrato alto la reducción es del 17”.

Nada de esto es ingenuo ni no querido. Es la política central del Gobierno: la redistribución –regresiva– del ingreso. “La conjunción de un escenario recesivo con pérdidas importantes de salario real y menor empleo signó una pérdida de la participación de la masa salarial en la riqueza económica generada: en el 1° semestre de 2024 las remuneraciones representaron el 44,0 por ciento del Valor Agregado total, cuando esa proporción había sido de 46,6 un año antes”, precisa el trabajo, acerca de cómo se reparte la torta y quién tiene el cuchillo que corta las porciones.

AUH y jubilaciones

Mientras avanzó en la destrucción del empleo, el salario y las jubilaciones, el Gobierno incrementó el poder adquisitivo de la Asignación Universal por Hijo (AUH).

“Los instrumentos de política con incidencia directa sobre ingresos han buscado su desvalorización. En el caso del salario mínimo, vital y móvil, los aumentos definidos por la Secretaría de Trabajo han implicado una pérdida real superior al 30 por ciento respecto de noviembre de 2023 que determina un poder adquisitivo más bajo que durante la década del noventa”, precisa el estudio de Cifra-CTA.

En esa línea, señala que “respecto de los haberes previsionales, se convirtieron en la principal variable de ajuste fiscal al tiempo que el cambio de fórmula de movilidad jubilatoria implica consolidar y perpetuar un nivel más bajo para las jubilaciones. En 2024 el poder de compra del haber mínimo fue la mitad que en 2015 y similar al nivel del año 2001”.

Pero, “la Asignación Universal por Hijo se destaca por ser una excepción entre las políticas que implicaron caídas de ingresos. La actualización que tuvo en 2024 fue significativa, representando un aumento anual real de 47,4 por ciento y una duplicación de poder adquisitivo si se compara diciembre de 2024 con noviembre de 2023”. Como para que no se venga el estallido.

Publicado en el semanario El Eslabón del 18/01/25

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