La suspensión de las Paso con inédito apoyo “transversal” en Diputados y las garras del gobierno enfocando en cooperativas y mutuales confirman los intentos por desconocer la voluntad popular.

La media sanción de la suspensión de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (Paso) nacionales y los rumores de vaciamiento y/o intervención del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes) confirman el debilitamiento de la actual democracia como canal de participación y expresión genuina de la voluntad popular.

En el caso de las Paso, más allá de lo debatible y epocal de todo sistema electoral, se reduce la posibilidad de la ciudadanía de definir candidatos y candidatas a ocupar bancas en el Congreso de la Nación de los distintos partidos y frentes, lo que probablemente genere un mapa distinto en las elecciones generales de este año.

El resultado de la votación en la Cámara baja fue instalado como un nuevo “triunfo” del presidente Javier Milei y los suyos, que en principio apuntaban a eliminarlas definitivamente en el marco de una reforma del sistema electoral más amplia de la que debieron desistir, al menos por ahora, por falta del respaldo que sí lograron para la suspensión.

Bajo ese paraguas de “mejor una suspensión”, diputadas y diputados que siempre o casi siempre se opusieron frontalmente a las iniciativas de la Rosada esta vez apoyaron directa o indirectamente no sólo un proyecto puntual: abonaron a la vez los discursos –y hechos– de demonización del “tener que ir” a votar, de reducción del interés y la incidencia en el gobierno y el modelo de país del pensar y sentir de “la gente”, que tanto invocan para justificar contradicciones, especulaciones y sumisiones propias.

“Esto es lo quiere la gente”, se remacha desde “la política”, incluso aunque lo que se decida vaya justamente en contra de las alternativas que tiendan a reflejar lo más cabalmente posible qué joraca es “lo que quiere la gente”, que entonces consume y asimila como una mejora ese tiro en el pie que significa apoyar “la política” basada en la anti política.

Y claro que las tensiones, incertidumbres y temores que impone la actualidad provocan en buena parte la prevalencia de estos cuadros. Las necesidades de al menos lograr la preservación de nombres, espacios y caudales electorales son entendibles y propias de la política. Pero el exceso de priorización de celos y diferencias sectoriales, tacticismos, especulaciones, incoherencias, parece golpear cada vez más duro. Tanto golpe bajo y sacudones internos sin más sustento que disputas de protagonismos personales, tanto reposicionamiento al son de las conveniencias de ocasión, tanto llamado a la unidad y el acuerdo desacreditado a la hora de los bifes, por más bifecitos que sean, no suenan funcionales a una transformación de las estructuras de concentración de recursos y poder en manos de unos pocos y en detrimento de la calidad de vida de muchos.

En cuanto al Inaes, se trata del organismo que regula y promueve cooperativas y mutuales, actores económicos y sociales entre cuyos rasgos distintivos se cuenta la participación de sus asociados y asociadas en la definición de objetivos y en la elección de dirigencias.

Vale aquí resaltar lo de actores económicos. Acordar de modo colectivo, asociativo y solidario el trabajo, la producción, la generación y la distribución de economía y riquezas, implica un cambio del sentido hegemónico. Y seguramente por eso el libertarismo salvaje, en su afán de evitar el déficit fiscal y fortalecer el superávit de cada vez menos corporaciones, enfoque particularmente sus garras en el Inaes. 

El mismo jueves pasado en el que se dio media sanción a la eliminación de las Paso, arreciaron versiones periodísticas respecto de la decisión del gobierno nacional de intervenir y disolver el organismo autárquico de cooperativas y mutuales; a la vez que hacerse de los fondos que sustentan buena parte de su funcionamiento, que son los aportados por las entidades directamente.

En ambos casos, vale insistir, con lo que se insiste es con el combate a “la gente”, que hay que pensarla así en plural, pero no es una sola. “La gente” responde a identidades, situaciones y posturas distintas, contextuales, a veces irreconciliables. Pero nunca prefirió mayoritariamente durante mucho tiempo la guerra a la paz, la muerte a la vida, el aislamiento a la comunidad, el odio al amor, la avaricia a la desigualdad.

El paso santafesino

La Cámara de Diputados aprobó este jueves el proyecto de ley de Reforma para el Fortalecimiento Electoral, que básicamente persigue –y lo conseguirá si se revalida en el Senado– suspender las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias, mucho más conocidas como Paso, que estaban previstas para este año. Tras más de cinco horas de debate, la iniciativa del Gobierno de los hermanos Milei logró la mayoría especial necesaria por tratarse de un tema electoral: 162 votos a favor, 55 en contra y 28 abstenciones.

A los votos –más cantados que Despacito– de La Libertad Avanza, se los del PRO, algunos de la UCR, y otros de bloques que responden a sus respectivos gobernadores. Lo llamativo fue el voto positivo y las abstenciones de una importante porción de legisladores de Unión por la Patria, lo que fue rápidamente aprovechado por los medios hegemónicos para insistir con la ruptura dentro del peronismo o kirchnerismo y espacios afines.

En Santa Fe la cosa no escapó a la media y también se dieron sorpresas varias. Por supuesto que los representantes de la fuerza que gobierna la Argentina desde diciembre de 2023 se encolumnaron y le dieron luz verde al proyecto de cercenar la posibilidad que tenían hasta aquí los partidos de dirimir, en una instancia previa e interna, quiénes serían las y los candidatos en los comicios generales. Así, Rocío Bonacci, Romina Diez y Nicolás Mayoraz de La Libertad Avanza levantaron sus manos sin titubear. Lo mismo hicieron los legisladores santafesinos que responden al PRO: Alejandro Bongiovanni, Gabriel Chumpitaz, Germana Figueroa Casas, Luciano Laspina, José Luis Núñez y Verónica Razzini. Y en esa sintonía se apuntó también Melina Giorgi del espacio Democracia Para Siempre, bloque que armó tras romper con la UCR y tildarlos de “radicales con peluca”. Las grandes sorpresas, si se quiere, fueron el voto afirmativo de Diego Giuliano, de Unión por la Patria, y la abstención del jefe de esa bancada peronista, Germán Martínez. También llamó la atención la ausencia de la ex intendenta rosarina Mónica Fein, de Encuentro Federal. Su par, Esteban Paulón, sí dio el presente y votó en contra, lo mismo que Mario Barletta (Unidos), y los demás representantes de UxP Florencia Carignano, Magalí Mastaler, Roberto Mirabella y Eduardo Toniolli.

Publicado en el semanario El Eslabón del 08/02/25

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